Por Mauricio Lira Camacho
Fotos: Rogelio Quintero Garibay
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En Puerto Vallarta es un verdadero riesgo manejar en estado de ebriedad, ser un menor de edad, o peor aún si es con un auto robado.
Esta madrugada, vecinos de la calle Emiliano Zapata, despertaron asustados pues escucharon en la vía pública demasiados golpes.
Uno de los vecinos, despertó y salió para asomarse desde su balcón, para observar que estaba pasando.
De lo que se percató, cuenta a este medio de comunicación, es de haber observado una camioneta en color rojo, que había dañado con más de un golpe una de las jardineras.
En el momento del segundo impacto, se abrió la puerta de la unidad del lado del conductor, como pudo salió el chofer y según el testigo, se trataba de un menor de edad.
Pantalón pants deportivo color negro, una especie de sudadera en color azul con vivos en rojo, el sujeto tez morena, delgada, pelo a casquete corto.
Venía bajando con teléfono celular en mano, al momento del descenso quien refiere los hechos, no alcanzó a distinguir si esta persona estaba bajo los influjos del alcohol.
Lo que si, «era menor de edad, no se supo si el motivo del accidente obedeció a que la unidad fuera aparentemente robada».
No hubo detención alguna, pues el joven, según algunos testigos huyó a pesar de que varias personas le gritaron y le hicieron ver el daño que estaba ocasionando en una de las jardineras y sobre todo para evitar más problemas a los demás autos estacionados».
A estas alturas, nadie supo a ciencia cierta que fue lo que pasó, si el menor de edad que chocó estaba en estado de ebriedad o habría robado la unidad.
Hubo un daño y fue a una jardinera en calle Emiliano Zapata.
Los primeros reportes indicaron a este medio de comunicación, «en calle Emiliano Zapata afuera de las instalaciones de la comisión federal de electricidad, CFE, se acaba de estampar y se dió a la fuga, era un morro como de 18 o 17 años de edad»
«Desperté esta madrugada luego del primero de los golpes de la unidad en contra de la jardinera».
«Se echó para atrás de nuevo pero aceleró de nuevo y se estampó donde mismo pero ahora sí destruyendo la jardinera y estampándose en la pared, yo creo más bien que era menor de edad o era robada porque cuando yo le grité y le chiflé el morro corrió más rápido que nada, pero huyó».
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