Aquí se comenzarán a probar en humanos vacunas contra COVID-19

En caso de que algún proyecto obtenga datos favorables en su tercera fase, la fabricación comenzaría en el 2021

infobae.com.mx

La emergencia sanitaria ocasionada por COVID-19 ha hecho que investigadores de diferentes partes del mundo trabajen en la búsqueda de una vacuna.

Algunos proyectos ya están por iniciar la fase III, lo cual implica aplicar las dosis en seres humanos, uno es un grupo de investigadores de Tailandia y otro de China.

En el caso de los científicos tailandeses será en el mes de noviembre que empezarán a realizar pruebas en humanos de la vacuna, después de los resultados positivos que registraron en la aplicación de vacunas en simios en el mes de mayo, informó la agencia de noticias EFE.

Kiat Ruxrungtham, director del centro de investigación de vacunas la Universidad de Chulalongkorn, en Bangkok, indicó en una conferencia de prensa que serán dos tipos de vacunas que serán enviadas a San Diego, Estados Unidos, y Vancouver, Canadá, con el fin de que se produzcan 10,000 dosis para noviembre. El proyecto se ha desarrollado entre la Universidad de Chulalongkorn y la de Pennsylvania.

Las dosis en una primera fase se aplicarán en 100 personas que estarán dividiendo en dos grupos: el primero estará conformado con personas de 18 y 60 años y el segundo grupo serán individuos de entre 60 y 80 años.

En caso de obtener resultados positivos, la segunda fase se aplicaría a un grupo de entre 500 y 1,000 individuos. Si las fases de prueba resultan positivas, la empresa BioNet Asia produciría la vacuna de forma masiva en el tercer o cuatro trimestres del 2021.

En tanto la farmacéutica china CanSino Biologics mantiene pláticas con naciones como Rusia, Brasil, Chile y Arabia Saudita, con el fin de comenzar la tercera fase de su vacuna experimental contra el coronavirus.

La compañía contempla reclutar a 40,000 participantes, de acuerdo con información de la agencia de noticias Reuters. Qiu Dongxu, presidente ejecutivo y cofundador de CanSino, explicó que su ensayo fase II, en el que participaron 508 personas obtuvieron mejores resultados, que en la fase previa en relación con la seguridad de las vacunas y la capacidad de desencadenar una respuesta inmunológica, pero no reveló pruebas específicas.

En una fábrica que ahora está en construcción de la firma, le permitirá producir hasta 200 millones de vacunas contra el coronavirus anuales, lo cual podría suceder a principios del 2021.

En tanto, La vacuna experimental contra el coronavirus de AstraZeneca, desarrollada por la Universidad de Oxford, probablemente proporcionará protección contra el contagio de COVID-19 durante un año, según adelantó Pascal Soriot, ejecutivo de la compañía.

El fabricante británico lleva adelante uno de los estudios más avanzados en la carrera mundial contra el coronavirus: ya ha comenzado los ensayos en humanos de la vacuna, con un ensayo de fase I en Reino Unido que terminará pronto y un ensayo de fase III ya iniciado, dijo Pascal Soriot a la emisora belga Bel RTL.

“Creemos que protegerá durante aproximadamente un año”, dijo Soriot. De esta forma, sería una inmunización similar a la de la gripe estacional, cuya fórmula de vacuna se renueva anualmente.

En el mes de junio, la biotecnológica Moderna comenzó la tercera fase, y final, de su vacuna contra el COVID-19 en la que participarán unas 30,000 personas y con la que espera evitar casos sintomáticos del virus, prevenir la aparición de pacientes severos con la enfermedad para que no tengan que acudir al hospital y prevenir la infección.

A través de un comunicado, Moderna, con sede en Cambridge (Massachusetts) aseveró que podrían manufacturar entre 500 millones y 1.000 millones de dosis al año a partir de 2021 tras llegar a un acuerdo de colaboración con la farmacéutica suiza Lonza a la par que han garantizado la distribución de las dosis necesarias para completar el estudio.

La biotecnológica finalizó el mes pasado su fase dos del estudio con 300 adultos que habían recibido al menos una inyección y se prepara ahora, de la mano de la Administración de Medicamentos y Alimentación (FDA) de Estados Unidos y del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por su sigla en inglés).

                                                         
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