Por qué no es buena idea que un niño pase tiempo frente a una pantalla

El consumo de estos dispositivos puede afectar la motricidad gruesa y la resolución de problemas

infobae.com

Una investigación publicada en la revista médica JAMA Network Open dio a conocer los efectos del consumo de pantallas en niños menores de cinco años de edad.

El estudio, liderado por el doctor Taku Obara de la Universidad de Tohoku en Japón, revela hallazgos que destacan la necesidad de una mayor conciencia sobre el uso de dispositivos electrónicos en la crianza de los menores de edad y la importancia de saber escoger el tipo de contenidos a los que ellos acceden.

Para la investigación se tomó un grupo de 7.097 de madres e hijos para examinar el tiempo que pasan en pantallas y cómo eso afecta aspectos del desarrollo infantil como la comunicación, las habilidades motoras finas y gruesas, la resolución de problemas y las habilidades personales y sociales.

“Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional de un niño. En este estudio, nos propusimos analizar cómo el tiempo frente a las pantallas podría influir en estas áreas críticas del desarrollo”, aseguró Obara.

Los menores de edad pueden ver afectado su aprendizaje y desarrollo lingüístico por el consumo en pantallas. (Freepik)Los menores de edad pueden ver afectado su aprendizaje y desarrollo lingüístico por el consumo en pantallas. (Freepik)

Qué tanto afectan las pantallas a los niños

El cuestionario aplicado a las madres participantes abordó la cantidad de tiempo que los niños, de entre 1 y 5 años, pasaban frente a diferentes tipos de pantallas, desde televisores, videojuegos, celulares y tabletas.

Los resultados demostraron una correlación significativa entre el tiempo de pantalla y el desarrollo en niños de uno y dos años. Algo que no sucedió en los menores de cuatro años.

“Observamos que el tiempo frente a la pantalla en niños de un año se asoció con los dominios de motricidad fina y habilidades personales y sociales a los dos años. Sin embargo, esta asociación no fue confirmada a los cuatro años”, señala el estudio.

En los menores de dos años los principales aspectos afectados fueron el desarrollo de la comunicación y la motricidad gruesa. Mientras que en los de cuatro años los efectos negativos estuvieron en la motricidad fina y las habilidades personales y sociales.

Uno de los hallazgos más notables es el impacto en las habilidades lingüísticas de los niños. El análisis reveló que un mayor uso de la pantalla se correlaciona con una disminución de las habilidades lingüísticas.

No obstante, la investigación también sugiere que hay un aspecto importante a tener en cuenta: el tiempo dedicado a programas educativos en pantallas electrónicas se relaciona con un mejor desarrollo de las habilidades lingüísticas.

Los menores de edad pueden ver afectado su aprendizaje y desarrollo lingüístico por el consumo en pantallas. (Freepik)Los menores de edad pueden ver afectado su aprendizaje y desarrollo lingüístico por el consumo en pantallas. (Freepik)

La importancia de elegir los contenidos

Estos resultados han llevado a la Academia Estadounidense de Pediatría a emitir recomendaciones para los padres. La organización pide a los tutores identificar y seleccionar cuidadosamente programas de calidad con enfoque educativo si desean introducir medios digitales a niños de 18 a 24 meses.

Aunque el estudio establece una correlación entre el tiempo de pantalla y un retraso en el desarrollo, se reconoce la dificultad de limitar el tiempo de pantalla en un mundo cada vez más conectado a estos dispositivos. Por ese motivo, la academia sugiere considerar los diferentes aspectos del desarrollo por separado en las discusiones sobre el tiempo de pantalla y el desarrollo infantil.

Estos hallazgos también plantean la cuestión de la calidad del contenido al que los niños están expuestos. La investigación enfatiza que no todos los contenidos son iguales en términos de impacto en el desarrollo. Mientras que el tiempo de pantalla en general puede tener efectos adversos, los programas educativos han demostrado tener un potencial positivo en el desarrollo lingüístico.

“Es importante comprender que no todas las pantallas son iguales. No se trata simplemente de limitar el tiempo de pantalla, sino de elegir sabiamente el tipo de contenido al que los niños están expuestos”, concluyó el doctor Obara.

                                                         
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