De ‘mujercitos’ a familia incluyente: así cambió en la prensa mexicana el retrato de la homosexualidad

México es el segundo país de Latinoamérica más peligroso para gays, lesbianas y transexuales, después de Brasil

verne.elpais.com

‘¡Asco!’ y ‘Familia’. Entre las dos imágenes han pasado casi 50 años y un largo camino en la defensa de los derechos de la comunidad LGBT.

A través de un tuit Irene Valdivia, coordinadora de la Red Michoacana de Personas Trans, compartió una publicación del diario Alarma! en los años 70, con un fuerte mensaje homófobo, junto a la reciente portada de la revista de sociales Quién, en la que aparecen la cantante Joy con su mujer y su hija. “México 1971 – México 2020”, la reflexión durante el mes del orgullo LGBTIQ sobre lo que ha cambiado la sociedad en materia de igualdad alcanzó en un día más de ‘18.000’ retuits y superó los 100.000 ‘Me gusta’.

“Hasta hace 10 años, las personas LGBT protagonizaban historias trágicas en los medios: asesinatos, ataques… No había forma de que los jóvenes relacionaran a las personas LGBT con historias de esperanza”, dice Valdivia en entrevista telefónica con Verne. “Lo positivo para los medios era mofarse de la diversidad con una mirada exotizante, ahora se la nombra con una familia y se reconoce a estas personas como sujetos de derechos”, comenta a favor de la publicación de Quién.

Durante los 60, 70 y 80, era habitual que el diario de nota roja Alarma! recogiera entre sus páginas redadas policiales contra hombres homosexuales y transexuales, que eran exhibidos a través de mensajes de odio y rechazo. Los comúnmente conocidos como “mujercitos”, eran hombres de bajos recursos y origen humilde que acababan detenidos y encarcelados por faltas a la moral y prostitución.

En más de 2.000 ejemplares del Alarma!, Susana Vargas, autora del libro Mujercitos (Ed. RM), no solo encontró un rechazo hacia esas personas por identidad de género u orientación sexual, descubrió que existía discriminación por el color de piel (pigmentocracia) y por origen social de todos ellos. “La transgresión de género en México en los años 70 estaba relacionada con personas de clase trabajadora. Hasta ahora ha empezado a haber más inclusión de personas trans y transgénero en la clase media y media alta”, explica Vargas.

La discriminación hacia las diversidades sexuales y de género en el país no ha cambiado en ese sentido, en un estudio reciente, el 60% de las personas LGBT entrevistadas aseguró haber sufrido discriminación, y de ellos, el 53% sufrió agresiones físicas o expresiones de odio, según la Comisión de Derechos Humanos y el Conapred.

El término “mujercitos” fue utilizado como algo denigrante, sin embargo, Susana Vargas cree que la forma digna y performática que muchos de ellos adoptaron en los diarios de la época sirvió para “apropiarse de los espacios de subjetividad femenina y desestabilizar las dinámicas de poder entre el opresor y el oprimido”, explica la especialista. “Fueron pioneros en dar visibilidad de diversidad de género y sexual que tanto ha costado”, subraya.

Con un enfoque totalmente opuesto, décadas después, dos mujeres ponen cara a la diversidad sexual en México, algo que la ilustradora Ana Karenina Camacho considera “un pasito más” en la visibilidad lésbica y menciona que es importante «no olvidar» otras cuestiones que atraviesan la portada de Quién.

“Joy y su mujer son blancas, ricas y siempre va a ser mucho más fácil salir del clóset como mujer privilegiada que como una mujer racializada y de clase baja. Los estereotipos y las violencias que vivimos son distintos”, comenta Camacho. “No solo basta con la visibilización, es un primer paso pero falta camino por recorrer. Es importante hacer un cambio sistémico desde su posición”, agrega Susana Vargas.

“Por supuesto el verdadero enemigo de todo esto no es que sean blancas, ricas y homonormadas. El principal enemigo es la homofobia”, señala Ana Karenina Camacho. México es el segundo país de Latinoamérica más peligroso para gays, lesbianas y transexuales, después de Brasil. En el último sexenio 473 personas fueron asesinadas por motivos relacionados con la orientación sexual o la identidad y expresión de género, de acuerdo con la organización Letra Ese.

                                                         
Compartir