No se ha “sobrerreaccionado” con subida de tasas, revira Carstens

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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, aseguró que la institución a su cargo no sobrerreaccionó al intervenir en el mercado cambiario, ni al aumentar la tasa de interés a lo largo de 2016 y en lo que va de este año.

Al participar en la inauguración de la 80 Convención Bancaria con el tema “El dilema global: liberalismo vs populismo”, el encargado de la política monetaria señaló:

“No podría decirse que el Banco de México haya sobrerreaccionado a lo largo de 2016 y 2017, por el contrario, dado que la política monetaria opera con ciertos rezagos sobre la economía, el banco ha actuado de manera preventiva, de manera que el ajuste sea ordenado y las expectativas se mantengan ancladas”.

Ante el presidente Enrique Peña Nieto, el gobernador guerrerense Héctor Astudillo Flores; de banqueros y del gabinete económico, Carstens se apuró a defender la confianza en el banco central, institución que dejará a finales de este año para ocupar la gerencia general del Banco de Pagos Internacionales (BPI).

“Es por demás importante que el público tenga plena confianza en que el Banco de México hará su trabajo sin titubeos, aportándonos sólo el discernimiento para distinguir la naturaleza y efectos posibles de las variaciones en los precios, sino extremando su atención para reaccionar oportunamente y mantener ancladas las expectativas de inflación”.

Luego precisó que a partir de diciembre de 2015, el Banxico ha venido incrementando sus tasas de referencia en 325 puntos base hasta la fecha, “lo que sin duda ha suavizado el traspaso de la depreciación a la evolución del nivel general de precios y ha incrementado la credibilidad del instituto central”.

También aprovechó para repartir responsabilidades en la conducción económica del país y lanzó el mensaje al secretario de Hacienda, José Antonio Meade.

“Me permito hacer una reflexión final, es relevante destacar que la política monetaria no opera en el vacío, sino que es parte de la política económica del Estado en su conjunto, el que las decisiones relacionadas con la política monetaria estén en manos del Banco Central, no implica que no se deba buscar una complementariedad con otras políticas económicas”.

De hecho, reprochó que de existir mayor sinergia entre las distintas políticas de Estado, el Banxico podría lograr su objetivo de una manera más eficiente, es decir, a un menor costo para la sociedad.

Entonces aprovechó para puntualizar que “en la medida en que contemos con una política fiscal sana y que ayude a contener el trabajo en el traspaso de los movimientos del tipo de cambio nominal a los precios, habrá menores presiones sobre las tasas de interés, es por ello que ante un entorno externo adverso se debe encontrar el balance adecuado entre el ajuste en el tipo de cambio real y las tasas de intereses reales”.

En otras palabras, consideró que este balance debe ser resultado de una combinación idónea entre la política fiscal, responsabilidad de la SHCP, y la monetaria del Banxico, con el fin de obtener el mejor resultado de ese punto de vista macroeconómico.

Ante el inminente ajuste a la baja de la calificación crediticia del país, así como la salida de inversiones luego de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos, para Carstens “resulta indispensable fortalecer el estado de derecho y garantizar la seguridad jurídica, con el fin de propiciar un entorno más favorable para el crecimiento, el robustecimiento, tanto del funcionamiento microeconómico en la economía como de la solidez macroeconómica, lo que permitirá al país convertirse en un destino más atractivo para la inversión”.

Sólo de esa manera, señaló, México logrará un mayor crecimiento potencial de la economía “que nos permitirá alcanzar un mayor y más sostenible ritmo de actividad económica sin generar presiones sobre la inflación”.

Pero Meade, en su intervención, no puso sobre la mesa la responsabilidad de la política fiscal. El titular de la SHCP se limitó a ensalzar las reformas estructurales implementadas por la actual administración.

“Sus beneficios ya han comenzado a sentirse, a pesar del complejo entorno exterior, nuestra economía sigue creciendo. Desde diciembre de 2012, se han creado más de 2 millones 600 mil empleos”, festinó.

Sin tapujos comparó que “en los últimos cuatro años, en toda la Unión Europea se han creado cuatro millones de empleos; en México se han creado 2 millones 600 mil, el mayor número para un periodo similar en nuestra historia; más aún, los salarios reales han tenido también su mayor incremento en décadas”.

Lo que no dijo es que la mayoría de los empleos en el país son precarios, inmersos en la informalidad, sin seguridad ni prestaciones sociales. Mucho menos señaló que el aumento del salario mínimo, de ocho pesos, apenas alcanza para una canasta alimentaria.

José Antonio Meade aprovechó para agradecer al Poder Legislativo en la aprobación de las reformas:

“En futuras convenciones bancarias, un futuro secretario de Hacienda que haga un recuento de lo que México ha avanzado, habrá de reconocer que las reformas estructurales aprobadas en la primera mitad de este gobierno, representaron una profunda transformación y sentaron las bases para el desarrollo en años por venir”.

                                                         
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