México y EU deben trabajar juntos para controlar el tema de las armas y el tráfico de drogas: Larry Rubin

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El inicio de la administración del presidente Joe Biden en Estados Unidos es un buen momento para impulsar acciones contra el tráfico de armas, relacionado éste con el aumento de la violencia en México.

Así lo señalaron este miércoles panelistas que participaron en el foro “Tráfico de Armas Estados Unidos-México”, organizado por Causa en Común.

Larry Rubin, presidente de la Sociedad Americana en México y representante del Partido Republicano en el país, destacó que el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México va a continuar si el narcotráfico no se ve disminuido.

La solución es que ambos países trabajen de forma conjunta para controlar el tema de armas y de tráfico de drogas, ya que son problemas compartidos, sostuvo.

Eugenio Weigend, director de Investigación en Center for American Progress, consideró que Estados Unidos debe reformar su legislación para prohibir armas de asalto, reforzar la revisión de antecedentes en los puntos de venta y fortalecer las medidas de seguridad y control de inventarios en las armerías federales, de donde fueron robadas o se perdieron cerca de 139 mil armas de 2012 a 2019.

Además, dijo, debe reportar la venta de armas largas fuera de su frontera, considerando que 83% de las 66 mil armerías federales no fueron inspeccionadas por las autoridades en 2019.

Y a México, abundó, le toca diseñar mejores protocolos sobre la distribución de armas en sus corporaciones policiacas e investigar las que entran legalmente y se pierden, como las 20 mil reportadas como perdidas en las corporaciones entre 2006 y 2017.

De acuerdo con Weigend, deben explorarse las posibilidades de descentralizar el control armamentista del gobierno federal, crear coaliciones con otros países de la región donde se exportan armas estadunidenses, así como mantener el uso de tecnología en sus fronteras y aduanas.

La liberación en la venta de armas de asalto en Estados Unidos en 2004 provocó un incremento en la violencia y en los asesinatos en México, ya que, al dejar la regulación a nivel estatal, el número de armerías en estados fronterizos como Arizona y Texas creció de forma exponencial, precisó.

Isidoro Cohen, representante de la Asociación Mexicana de Usuarios de Armas de Fuego, manifestó que no se puede mantener una legislación prohibicionista ante un mercado con una alta demanda, como el de las armas. “México debe reformar la Ley de Armas de Fuego que actualmente es obsoleta”, subrayó.

Debe iniciarse un registro nacional de armas real, y el Ejército tendría que mantener sus funciones de seguridad en las fronteras para controlar el tráfico y no sólo hacer verificaciones a los portadores, apuntó.

Como propuestas de solución, los panelistas coincidieron en que se requiere de una mayor vigilancia en ambas fronteras y una colaboración conjunta.

Así, Eric Olson, miembro del Instituto México del Woodrow Wilson Center, señaló que la dinámica en la oferta y demanda de armas no ha cambiado desde hace décadas, por lo que los esfuerzos binacionales han sido poco redituables.

Advirtió que existe una responsabilidad prioritaria en el gobierno estadunidense que debería “perseguir los casos de compras fantasmas”, mecanismo a través del cual las armas llegan a México de manera ilegal.

La cooperación binacional, apuntó, debe concentrarse en el control fronterizo, integrando el tema de tráfico de armas al de trasiego de drogas; ambos problemas se deben abordar de manera conjunta.

“Parte de la solución está en una mejor vigilancia de las fronteras. Sabemos lo entrelazado que está el tráfico de armas con el narcotráfico, y esto no va a parar a menos que los grupos criminales se vean mermados”, recalcó Olson.

                                                         
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