El tratamiento experimental cuesta unos 2 millones de reales (406 mil dólares), pero pacientes como Paulo Peregrino no pagaron nada porque el programa es público.
CIUDAD DE MÉXICO (apro).– El brasileño Paulo Peregrino, de 61 años, mostró con orgullo dos resonancias magnéticas de su torso, tomadas con un mes de diferencia.
La primer estaba plagada de manchas oscuras de un linfoma en etapa avanzada y la segunda, limpia de células cancerígenas. Había superado la leucemia.
Se sometió a un tratamiento experimental en el servicio público de Brasil que consiste en modificar en el laboratorio las células de defensa del paciente, los linfocitos, para que aprendan a eliminar la enfermedad y, después, se inyecta el cóctel de linfocitos en el organismo mediante una transfusión.
El director de Hemocentro, Dimas Covas, aseguró a EFE que el tratamiento se ha desarrollado en Brasil, sin vínculos con patentes ni procesos comerciales en otros países, pues el objetivo es hacer que el tratamiento sea más accesible y ofrecerse a través de la sanidad pública.
Covas explicó que el CAR-T puede ser posiblemente el nuevo tratamiento para el cáncer y en el futuro no solo detendrá el linfoma, sino que se podría aplicar a otros tipos de cánceres, como el de mama o de intestino, lo que representaría una gran revolución.
Dijo que Brasil avanza en el estudio de las terapias celulares contra las leucemias (CAR-T), al lograr la remisión completa de un paciente con linfoma realizado en el servicio de sanidad público.
Entrevistado por EFE, en su departamento de Sao Paulo, donde Peregrino vive de forma temporal mientras sigue en observación médica, confesó haber aceptado este tratamiento experimental en Brasil porque sintió que “ya no tenía opción”.
Durante 10 años estuvo en hospitales, primero por cáncer de próstata, en 2013, después el linfoma en 2018. Resistió las quimioterapias y un trasplante de médula ósea.
Paulo es parte de un grupo de 14 pacientes que se trataron desde 2019 en estudios experimentales con CAR-T, que realiza La Fundación Hemocentro de la Universidad de Sao Paulo y otras instituciones públicas.
De los 14 pacientes, la mayoría presentó una remisión de los tumores completa o muy importante y solo dos fallecieron. Números similares a los de otros pacientes que recurren a este tratamiento en Estados Unidos y en Europa, de acuerdo con el doctor Vanderson Rocha, quien trató a Peregrino.
Durante el segundo semestre de 2023 se pondrá en marcha un estudio más amplio, con cerca de 80 pacientes, para obtener el registro sanitario de la terapia, el cual podría obtenerse en un año.
Los investigadores señalaron que la terapia no es efectiva para leucemia y linfomas de células B. Es decir, no sirve para cualquier tipo de cáncer y se recomienda solo en casos donde las terapias tradicionales han fracasado, como las quimioterapias o trasplantes de médula.
El tratamiento celular cuesta unos 2 millones de reales (406 mil dólares), pero pacientes como Peregrino no pagaron nada porque el programa es público.