Los agentes patrullaban la zona como parte de un operativo para localizar restos humanos
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Poco antes de las siete de la noche de este 11 de julio, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Jalisco recibió un reporte sobre la presencia de restos humanos en un lote del municipio de Tlajomulco de Zúñiga.
Sin embargo, durante las diligencias, se presume que un vehículo de la institución circulaba por la calle Flaviano Ramos Norte cuando pasó por encima de una mina terrestre y explotó. De acuerdo con los primeros informes oficiales del gobernador Enrique Alfaro, el estallido causó la muerte de tres elementos de la FGE y la Policía Municipal, así como lesiones a 10 personas.
Aparentemente, el explosivo habría sido colocado por miembros de un grupo criminal, aunque las autoridades no han identificado a los presuntos responsables.
“Se trata de un hecho sin precedentes que pone de manifiesto de lo que son capaces estos grupos de la delincuencia organizada. Este ataque representa también un desafío contra el Estado mexicano en su conjunto”, mencionó el mandatario estatal mediante un breve comunicado a través de redes sociales.
La periodista Dalia Rojas informó para Milenio desde el lugar de los hechos que uno de los heridos fue trasladado al Hospital General Regional 180, en Tlajomulco, mientras que los demás fueron llevados a distintas unidades médicas de Guadalajara.
Por su parte, el alcalde de Tlajomulco, Salvador Zamora, detalló que el atentado ocurrió mientras los agentes inspeccionaban un terreno en la colonia Larios de la cabecera municipal. Además, externó su pésame a los seres cercanos de las víctimas.
“Envío mis condolencias a los familiares y compañeros de nuestros elementos que dieron su vida en el cumplimiento de su deber. A sus familias les digo que no los dejaremos solos, recibirán todo el apoyo por parte de su gobierno”, redactó en un mensaje en sus redes sociales.
Otro funcionario que se pronunció al respecto fue el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, quien también lamentó la muerte de los agentes de la Policía de Tlajomulco y de la Fiscalía estatal en el cumplimiento de su deber.
El ataque con artefactos explosivos provocó el despliegue de un intenso dispositivo de seguridad para resguardar la zona y trasladar a los agentes heridos a diversos nosocomios. Debido a las quemaduras que sufrieron los uniformados fue necesaria la utilización de vehículos de la Unidad de Terapia Intensiva Móvil (UTIM) para brindarles la atención desde los primeros instantes.
Este suceso ocurrió menos de un mes después de que un vehículo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) explotó en la localidad de Las Bateas de Apatzingán, Michoacán, a causa de una mina colocada en un camino de terracería.
Aquel día, los miembros del Ejército patrullaban la zona cuando se cruzaron con un campo lleno de explosivos, aparentemente fabricados y colocados por miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Como resultado de dicha agresión, ocho militares resultaron heridos, cuatro de los cuales se reportaron con lesiones graves. Los explosivos utilizados para dicho atentado fueron elaborados con envases desechables plásticos —como tubos de PVC— y esquirlas de metal que funcionan como metralla. Además, estaban envueltos en trozos de tela y tenían un peso de entre 1,32 y 1,48 kilogramos.