Según la columna de Carlos Loret de Mola, el hijo del expresidente busca posicionarse como el verdadero heredero del movimiento y operador político de Morena
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Lo que en redes sociales se viralizó como un berrinche fue, hacia dentro de Morena, un mensaje de poder directo a Palacio Nacional. Andrés Manuel López Beltrán, conocido popularmente como “Andy”, reclamó públicamente que se refieran a él con su nombre completo, desatando reacciones tanto en la cúpula morenista como en el círculo cercano de la presidenta.
“Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país. El llamarme Andy es demeritar eso, quitarme ese legado… ojalá dejen de llamarme con diminutivos”, declaró el hijo del expresidente en el podcast oficial del partido, La Moreniza.
Según expone el periodista Carlos Loret de Mola en su columna “Historias de reportero”, esta frase no fue inocente ni casual. “Andy” López Beltrán dejó claro que tiene el nombre, el apellido y el acceso directo al expresidente. Que él sí entra a la finca de Palenque, que sí conversa con “el líder”, y que por su boca habla quien todavía manda en la 4T.
En el mismo espacio, estaba presente Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena. Y aunque su presencia pasó desapercibida para la mayoría, fue, según Loret, la primera damnificada del mensaje. Con su frase, Andy buscó anularla políticamente: “el que manda soy yo, no quien ocupa la dirección formal del partido”.
Pero la afectada de mayor peso político es la presidenta Claudia Sheinbaum. Mientras ella insiste cada semana en las mañaneras que no habla con López Obrador, Andy presume exactamente lo contrario. Al hacerlo, se presenta como el verdadero depositario del legado del expresidente, el operador de las candidaturas, el negociador de alianzas, el heredero real del movimiento.
La lectura dentro de Palacio Nacional —según fuentes citadas por Loret— es clara: Andy quiere el bastón de mando político de Morena. Y ya empezó a ejercerlo.
Dirigentes locales y delegados del partido que se han reunido con él regresan a sus estados con un mensaje contundente: las decisiones clave de 2027 y 2030 pasarán por Andy. Y también el manejo de los recursos de campaña.
Frente a este escenario, ¿responderán Claudia Sheinbaum y Luisa Alcalde? Tal vez. Una gira nacional de la presidenta del partido suena como posible contraataque, pero el silencio de Sheinbaum empieza a pesar. Como señala Loret, ella tiene elementos para exhibir al hijo del expresidente, quien ha sido vinculado con redes de tráfico de influencias y corrupción, mediante las cuales sus amigos más cercanos han recibido contratos gubernamentales millonarios.