Se niega a soltar la mano de su hija de 15 años fallecida bajo los escombros

El fotógrafo de AFP, Adem Altan, capturó la conmovedora imagen de un hombre, Mesut Hancer, esperando a que los equipos de rescate sacaran el cuerpo de su hija

abc.es

El terremoto que golpeó a Turquía y Siria, se ha cobrado miles de vidas y ha causado daños inimaginables. Según datos facilitados por las autoridades de ambos países y los ‘cascos blancos‘, que atienden a los perjudicados en zonas opositoras en Siria, la cifra de muertos por la sucesión de terremotos registrados ya supera los 8.300. Asimismo, el desastre nos ha dejado una gran cantidad de imágenes en las que se puede ver el drama acontecido. Una de estas fotografías desgarradoras es la de un padre sosteniendo la mano de su hija fallecida atrapada debajo de una losa.

La imagen, tomada en Kahramanmaras (Turquía), surge cuando los esfuerzos de rescate se convirtieron en una operación de recuperación en gran parte de las áreas afectadas. En ese momento, un camarógrafo de AFP, Adem Altan, capturó la conmovedora imagen de un padre turco, Mesut Hancer, negándose a dejar la mano de su hija de 15 años muerta bajo los escombros.

«Nunca dejó la mano de su hija Irmak, quien murió en Değem», ha publicado el fotógrafo en su cuenta de Twitter.

Captura de pantalla del tuit de Adem Altan TWITTER

El afligido padre se encontraba en un estado de gran dolor, esperando que los equipos de rescate sacaran el cuerpo de su hija, Irmakleyla Hancer, de debajo de los escombros. Vestido con un abrigo naranja con rayas reflectantes, Mesut se encontraba sentado sobre un montón de escombros y sosteniendo la mano sin vida de su hija que sobresalía de debajo de un enorme bloque de hormigón que se había derrumbado sobre la cama de la pequeña, aplastándola hasta la muerte.

El comentarista de Sky News, Piers Morgan, publicó la trágica imagen en las redes sociales y comentó: «Dios mío, esta imagen es absolutamente desgarradora».

La imagen, tomada en Kahramanmaras (Turquía), surge cuando los esfuerzos de rescate se convirtieron en una operación de recuperación en gran parte de las áreas afectadas. En ese momento, un camarógrafo de AFP, Adem Altan, capturó la conmovedora imagen de un padre turco, Mesut Hancer, negándose a dejar la mano de su hija de 15 años muerta bajo los escombros.

«Nunca dejó la mano de su hija Irmak, quien murió en Değem», ha publicado el fotógrafo en su cuenta de Twitter.

Captura de pantalla del tuit de Adem Altan TWITTER

El afligido padre se encontraba en un estado de gran dolor, esperando que los equipos de rescate sacaran el cuerpo de su hija, Irmakleyla Hancer, de debajo de los escombros. Vestido con un abrigo naranja con rayas reflectantes, Mesut se encontraba sentado sobre un montón de escombros y sosteniendo la mano sin vida de su hija que sobresalía de debajo de un enorme bloque de hormigón que se había derrumbado sobre la cama de la pequeña, aplastándola hasta la muerte.

El comentarista de Sky News, Piers Morgan, publicó la trágica imagen en las redes sociales y comentó: «Dios mío, esta imagen es absolutamente desgarradora».

Millones de afectados por el terremoto

Desde que se produjera la tragedia el pasado lunes, los equipos de rescate de ambos países han luchado contra el gélido frío en una carrera contra el tiempo para encontrar supervivientes debajo de los edificios derribados por el terremoto.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo el martes que el número de personas afectadas por el terremoto puede ascender a 23 millones. Una funcionaria de la organización, Adelheid Marchang, explicó al comité ejecutivo de la agencia de las Naciones Unidas que el mapa de eventos mostró que el número de afectados por el terremoto asciende a 23 millones, entre los que se encuentran unos 5 millones en estado grave. «La OMS reconoce la fuerte capacidad de respuesta de Turquía y que Siria puede sufrir las principales necesidades insatisfechas a corto y medio plazo», expresó Marchang.

La cifra de fallecidos no deja de crecer

Por último, cabe señalar que el terremoto, al que siguieron varias réplicas, ha matado a más de 8.300 personas en Turquía y Siria, hiriendo y desplazando a miles de personas bajo el frío invierno, pero, desgraciadamente, las cifras aún son preliminares.

                                                         
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