“El patrono de las causas desesperadas” ha sido una figura adoptada por miembros de la organización criminal
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Diversas imágenes religiosas son utilizadas por miembros del crimen organizado como símbolo de protección y cuidado para llevar a cabo sus actividades delictivas. La figura de San Judas Tadeo -que se conmemora cada 28 de octubre como “el santo de las causas difíciles-, el Santo Niño de Atocha y hasta la imagen del narcotraficante Jesús Malverde han sido adoptadas por organizaciones como el Cártel de Sinaloa para rendirles culto y encomendar su fe.
Pero los grupos delictivos no se han limitado a la devoción, sino que se han apropiado de las imágenes y las han manipulado para tratar de darles otro significado en el mundo criminal. El caso que resalta es el del cártel fundado por Joaquín “El Chapo” Guzmán, que adaptó el báculo de San Judas en la mano izquierda. Trascendió que la modificación se hizo ante la necesidad específica de buscar la protección de los delincuentes.
Desde luego, la Iglesia católica ha advertido que la figura del ‘patrono de las causas desesperadas’ no tiene relación con la delincuencia organizada.
Otra imagen que ha destacado entre los miembros del grupo criminal de “El Cártel de Sinaloa” es la del Santo Niño de Atocha, la cual portaba Ovidio Guzmán López en la fotografía de su primera detención en 2019. “El Ratón”-como también es conocido- fue capturado vistiendo una camisa azul y en el cuello llevaba dos escapularios. De acuerdo con la creencia, el Santo Niño de Atocha, además de interceder por peregrinos y mineros, también lo hace por los delincuentes.
No obstante, las figuras santificadas oficialmente por la iglesia no son las únicas a las que los criminales veneran, pues existe una que no ha sido aceptada por la religión católica, pero que también se asocia con los milagros y la protección en la esfera criminal. Se trata de Jesús Malverde, una imagen muy respetada en Culiacán, Sinaloa, en donde tiene una capilla que reúne a devotos para agradecerle y pedirle favores.
Resaltan otras formas de culto, como beber alcohol en su honor, cantarle corridos y hasta contratar una banda como muestra de gratitud por haberles apoyado en una actividad criminal difícil.
De Malverde se sabe que era un ladrón que le robaba a los ricos y lo repartía entre las personas más pobres. De acuerdo con un artículo titulado “El narcotráfico y la religión en América Latina”, es común encontrar la imagen de Malverde en cultivos de marihuana o en los cuellos de las mulas o narcotraficantes.