De acuerdo con el recuento proporcionado por el Eric Samson, alguacil del condado de Adroscoggin, el sospechoso del asesinato masivo entró a un boliche en la población de Lewiston y asesinó a ahí a 7 personas para después dirigirse a un bar cercano donde mató al resto.
proceso.com.mx
WASHINGTON (apro).- Un hombre identificado como Robert Card, de 40 años, instructor certificado de uso de armas de fuego e integrante de la reserva de la Guardia Nacional de Estados Unidos, asesino a sangre fría a por lo menos 16 personas en el estado de Maine.
Las autoridades médicas y forenses del estado informaron que el número de fatalidades y de heridos no es precisa por ahora, aunque confirmó el fallecimiento de 16 víctimas del ataque masivo.
De acuerdo con el recuento proporcionado por el Eric Samson, alguacil del condado de Adroscoggin, el sospechoso del asesinato masivo entró a un boliche en la población de Lewiston y asesinó a ahí a 7 personas para después dirigirse a un bar cercano donde mató al resto de las personas.
Las autoridades del estado de Maine informaron que por ahora es impreciso el número de personas heridas en la masacre masiva registrada al sur del estado, y alertó a la población de mantener resguardada porque el asesino no ha sido ubicado y está armado.
Imágenes de video y fotografías dadas a conocer por la policía de Lewiston, muestran al sospechoso armado con un rifle semiautomático de alto poder al momento de ingresar a los lugares donde masacró a las 16 personas para después darse a la fuga.
Las zonas del sur de Maine han sido acordonadas por cientos de policías y agentes de seguridad que buscan a Card, de quien también se ha dado a conocer que padece problemas mentales, entre estos el que escucha voces de personas inexistentes.
Como parte de las medidas de seguridad y búsqueda del asesino masivo, las autoridades de Adroscoggin y condados aledaños, ordenaron el cierre de escuelas, centros comerciales, supermercados y otros negocios como medida preventiva ante cualquier eventualidad.
Los asesinatos masivos en Estados Unidos se han vuelto una norma y de manera constante se registran y relacionan con personas que legal o ilegalmente poseen armas de alto poder, las cuales se venden con mucha facilidad en casi todo el país.
Pese a la constancia de los asesinatos masivos en Estados Unidos, en el Congreso federal del país desde septiembre de 2004; cuando expiró la ley para la prohibición de armas semiautomáticas, han fracasado todos los intentos para restringir la comercialización de rifles y pistolas.