jornada.unam.mx
Existen dos puntos dentro de Ciudad Universitaria (CU) que son considerados de ‘‘alto riesgo’’ tanto por la administración central como por la comunidad de la casa de estudios. Grupos de narcomenudistas han aprovechado que los entornos cercanos a los llamados Bigotes –cerca del Metro Universidad– y los frontones –en la zona deportiva– les permiten operar con facilidad para la venta de estupefacientes.
Esta situación ha preocupado desde hace varios meses a la administración del rector Enrique Graue Wiechers, por lo que personal de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha trabajado de manera conjunta con funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) a fin de combatir este delito al interior de los campus universitarios.
De acuerdo con el Expediente Ministerial Gillette, al que tuvo acceso este diario, entre marzo y mayo de este año han sido detenidos ocho sujetos que son sospechosos de vender drogas en estas dos áreas de CU.
Entre marzo y mayo han sido detenidas ocho personas
La investigación, de la que La Jornada posee copia, revela las fechas de las aprehensiones y los nombres de los presuntos traficantes, quienes están bajo proceso por su probable responsabilidad en la comisión de delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo y posesión con fines de comercio.
La carpeta asienta que el 24 de marzo de este año fueron detenidos Héctor Yrag Chávez Silva, Miguel Mateos Chávez e Isac Rojas Ávila; seis días después, se logró la captura de Édgar David Luis Lara; el 27 de mayo se aprehendió a Leonardo Ismael Malvaez Rosas, y finalmente hace tres días cayeron David Israel Salinas Flores, Raúl Genaro Cervera Domínguez y Rolando Osorio Bermúez. Todos presuntos integrantes de grupos de narcomenudeo que operan en CU.
Al momento de la detención los ocho llevaban consigo paquetes con diferentes tipos de sustancias ilegales –sobre todo mariguana y cocaína–, varios teléfonos celulares y dinero; algunos incluso portaban armas.
Fuentes de la PGR indicaron que ya no se opera bajo el esquema de denuncias para evitar que la información pueda filtrarse y los acusados evadan a la autoridad. Desde hace tiempo, personal de la UNAM y elementos ministeriales cambiaron la forma de colaboración y se hace un ‘‘trabajo coordinado de inteligencia’’, que consiste en que trabajadores de la universidad identifican, ubican y reportan a los sospechosos, pasan el reporte a la dependencia federal y los agentes actúan para detenerlos; siempre fuera del campus de CU.
Además, se tiene información que algunos elementos del personal de vigilancia de la casa de estudios, afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (Stunam), colaboran con esas redes, ‘‘pues los protegen y les permiten que actúen libremente; incluso les ayudan a introducir los paquetes de droga al campus dentro de las cajuelas de los vehículos de Auxilio UNAM’’.
Integrantes del sindicato, que pidieron el anonimato por seguridad, se dijeron sorprendidos de que la dirigencia del gremio no tenga conocimiento de esto, y ‘‘si lo tiene es más sorprendente que no se sancione a esos trabajadores’’.
Desde hace varios años Ciudad Universitaria ha sido tomada por estos grupos. La droga más vendida es la mariguana, seguida de la cocaína. Pero también se pueden encontrar LSD, cristal, tachas, éxtasis, crack, entre otras.
La comunidad universitaria conoce que Los Bigotes y los frontones son los lugares donde desde hace ya muchos meses se da la venta de drogas, pero no sólo eso, sino también se han dado asaltos y agresiones físicas, sobre todo a mujeres que transitan en horas de poca afluencia de peatones y vehículos.
Se trata de dos espacios donde es sencillo delinquir. Los Bigotes son las áreas verdes cercanas a la estación del Metro Universidad. Se les conoce así porque hay un par de esculturas verticales que en su punta tienen un extensiones que semejan bigotes. Quienes operan aquí están protegidos por la densidad de los árboles y porque es un amplio terreno que muchos universitarios usan para recostarse, leer, terminar algún trabajo, estudiar, jugar futbol, prácticar algún otro deporte, pasear en pareja o convivir con varios compañeros.
Los frontones están en la zona deportiva, cerca del llamado Camino Verde, que es el trayecto que hay entre el anexo de la Facultad de Ingeniería y el instituto de esa disciplina –lugar donde el pasado 3 de mayo se encontró el cuerpo sin vida de Lesvy Berlín Osorio Martínez. Es un lugar de poco tránsito en ciertas horas del día.
Otros puntos peligrosos
Pero no son los únicos lugares donde se vende droga o se cometen delitos. Académicos, alumnos, consejeros universitarios y autoridades han señalado otros ‘‘puntos de riesgo’’ donde se dan asaltos, agresiones, venta y consumo de drogas y alcohol, además de hostigamiento a las universitarias, aunque no en el nivel de los frontones y Los Bigotes.
Se trata de las Islas, paso entre la entrada norte de Rectoría y el estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras; los alrededores del Jardín Botánico; los bajo puentes de Insurgentes Sur; los accesos al campus por Cerro del Agua y la avenida del Imán; el área conocida como Los Pitufos –que va de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales hasta los institutos de investigación en Humanidades–, entre otros.
Varios universitarios describieron la forma en que operan los narcomenudistas. ‘‘La mayoría viste ropa holgada, usan gorras y siempre traen mochilas. Se reúnen en grupos de cuatro a siete y por horas no se mueven del lugar en el que se ubican. Constantemente hablan por celular y están al pendiente de lo que pasa en su entorno. De repente, alguno se separa del grupo para concretar la venta con los clientes. Estos sujetos llegan en bicicletas o motos’’.