El nuevo testigo colaborador de la fiscalía estadounidense forma parte de un grupo de personas relevantes del narcotráfico que podrían ayudar al jurado a crear un mayor contexto sobre las redes de corrupción de las que el “súper policía”, presuntamente, formaba parte
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Harold Mauricio Poveda Ortega, alias El Conejo, considerado uno de los mayores proveedores de cocaína del Cártel de los Beltrán Leyva, testificó en el juicio contra Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública, revelando información sobre los lazos que tenían los narcotraficantes de México y Colombia.
El Conejo, que trabajaba de manera independiente, fue un enlace entre el Cártel del Norte del Valle -Colombia- y el Cártel de Sinaloa, mismo que negociaba la compra y entrega de cargamentos, logrando introducir mensualmente a México alrededor de dos toneladas de cocaína, la cual que era trasladada por la organización de los Beltrán Leyva a los Estados Unidos.
El narcotraficante colombiano usaba lanchas rápidas y submarinos para transportar la droga por el océano del pacífico, teniendo como destino las costas de los estados de Chiapas y Guerrero.
De acuerdo con el periódico Noroeste, Ortega llegó a México en 1993 con la intención de cruzar a los EEUU, pero tras unos años en el país, el colombiano comenzó con el negocio de la compra y venta de droga en los centros de baile de la Ciudad de México. Años después, El Conejo conoció a Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas.
Poveda Ortega se convirtió en el principal colaborador de El Barbas tras introducir más de 20 toneladas al año. Sin embargo, El Conejo contó al jurado en la Corte de Brooklyn, EEUU -en donde se lleva a cabo el juicio en contra de García Luna-, que Arturo Beltrán Leyva se enojó con él luego de que el traficante colombiano ganara 15 millones de dólares por un cargamento que ingresó a Acapulco, motivo por el cual, El Barbas lo mandó a matar.
Durante la audiencia, Poveda dijo que a través de un amigo buscó a Ismael El Mayo Zambada, el otro líder del Cártel de Sinaloa, para que lo protegiera de Arturo, quien en ese entonces tenía una fuerte alianza con el Cártel del Pacífico. El encargado de protegerlo fue el hermano de El Mayo, Jesús Zamabada García, mejor conocido como El Rey Zambada.
Según contó el narcotraficante, el hermano de El Mayo hizo un buen trabajo para cuidarlo y sacarlo del país. El Conejo relató que a su regreso a Colombia, El Rey lo llevó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) donde fue resguardado por agentes policíacos que le dieron un buen trato, pues no hubo necesidad de pasar por filtros de seguridad.
Poveda Ortega señaló que tras su regreso a México, y con ayuda de El Mayo, logró formar un vínculo estrecho con Arturo Beltrán Leyva, a tal grado de describir la relación como de “padre e hijo”.
Durante el juicio, el fiscal estadounidense le mostró una foto de Arturo Beltrán y le preguntó al narco colombiano si lo conocía, por lo que éste respondió de manera afirmativa y agregó que debido a su cercanía entre ambos, comenzó a llamarlo “tío Arturo”, del cual aseguró que en una ocasión lo escuchó decir que habían “secuestrado” a Genaro García Luna.
El Conejo también dijo que ofreció un pago de 500 mil dólares a dos comandantes de la Policía Federal para que liberaran a miembros de su familia luego de un cateo en su mansión del Desierto de los Leones, al surponiente de la Ciudad de México.
El nuevo testigo colaborador de la fiscalía estadounidense forma parte de un grupo de personas relevantes del narcotráfico, como ex líderes de grupos criminales, agentes de la DEA, operadores financieros, ex fiscales mexicanos, entre otros, que podrían ayudar a los doce miembros del jurado a crear un mayor contexto sobre las redes de corrupción de las que el súper policía de Felipe Calderón, presuntamente, formaba parte.