Quién es “El Karateca”, el traficante de fentanilo que busca la DEA, pero que la FGR no investiga

Liborio Núñez Aguirre, presunto operador de “Los Chapitos”, tramitó un amparo ante una eventual orden de detención con fines de extradición por parte de EEUU

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El nombre de Liborio Núñez Aguirre, alias “El Karateca”, destaca en la última actualización de la lista de los 10 delincuentes más buscados por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.

Y es que este sujeto de nacionalidad mexicana, que está en el lugar #5 de dicho ranking, fue señalado en abril pasado por un gran jurado federal en el Distrito Sur de Nueva York, de ser uno de los principales operadores de “Los Chapitos”, fracción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos del hoy recluso Joaquín “Chapo” Guzmán Loera.

Incluso, la DEA lo acusa de mover a EEUU en forma de pastillas y polvo “grandes cantidades de fentanilo”, opioide sintético que es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y que en 2022 mató a más de 100 mil consumidores en dicho país, según la misma agencia.

“Núñez Aguirre negoció la venta en EEUU de aproximadamente 70 mil pastillas de fentanilo […] A cambio de un total de 70 mil dólares. Las pastillas de ambas ventas de fentanilo fueron posteriormente incautadas”

(Foto: DEA)(Foto: DEA)

Además, es acusado por posesión de armas largas y dispositivos destructivos, así como de conspiración de lavado de dinero.

Por ello, el Departamento de Estado de los EEUU ofrece una recompensa de hasta un millón de dólares por información que conduzca a su arresto y/o condena.

En cuanto a su descripción física, la DEA señala que mide aproximadamente 1.77 metros, tiene el cabello gris y ojos color café. Además, se indica que su año de nacimiento en 1957, es decir, tiene 56 años.

Cabe mencionar que las autoridades estadounidenses sospechan que se encuentra en territorio mexicano. Y es que unos días después, “El Karateca” tramitó a través de sus abogados una demanda de amparo contra la Fiscalía General de la República (FGR) y otras autoridades ante una orden de detención con fines de extradición reclamada.

(Foto: DEA)(Foto: DEA)

Si bien en el amparo se admitió a trámite, el pasado 2 de mayo la juez Quinto de Distrito de Amparo, Patricia Marcela Diez Cerda, le negó la suspensión definitiva al quejoso porque la FGR y los jueces rechazaron que exista en estos momentos dicha orden en su contra.

Mientras tanto, su nombre aparece en la lista junto conel de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, El Chapito; Carlos Omar Félix Gutiérrez; Silvano Francisco Mariano, El Rayo; Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG); Ismael El Mayo Zambada García, dirigente del cártel de Sinaloa, y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, El Alfredillo, hijo de El Chapo Guzmán.

Los efectos del fentanilo

El viaje del fentanilo en el cuerpo humano comienza inmediatamente después de su aplicación. Mientras su versión farmacéutica suele administrarse a través de inyecciones, pastillas, tabletas o parches transdérmicos por médicos con permisos especiales para recetarlo, el fentanilo ilegal se comercializa en polvo, pastillas, en forma líquida dentro de goteros o en gotas aplicadas sobre papel.

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Como todos los opioides, el fentanilo se distribuye por el torrente sanguíneo y alcanza el sistema nervioso central en busca de su objetivo: los receptores opiáceos, elementos de las neuronas a los que se unen, ralentizando su actividad y disminuyendo las señales que transmiten el dolor.

“Al interactuar con el receptor opiáceo, (el fentanilo) modula el dolor. Entre otras cosas, produce desentendimiento, sedación, aletargamiento y una sensación de bienestar”, asegura Valentín Islas, químico de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) también caracteriza a la euforia, felicidad extrema y confusión como efectos propios del fentanilo. Sin embargo, la misma potencia que supone una ventaja sobre otros opioides para su uso médico, se traduce en un riesgo mortal para los consumidores del mercado ilegal.

                                                         
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