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Washington. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó el miércoles «consternación» por lo que sugiere fueron fallas en las medidas de protección para Miriam Rodríguez, una activista mexicana asesinada después de que su hija fue secuestrada y también ultimada.
«La CIDH condena este crimen y expresa su consternación por los hechos ocurridos en las semanas anteriores a este crimen», señaló la CIDH en un comunicado.
Rodríguez, dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas desde el secuestro y muerte de su hija en 2012, murió tras ser atacada por un grupo de hombres armados en el violento estado de Tamaulipas, en el noreste del país, el 10 de mayo.
Según el relato de la Comisión, la activista solicitó medidas de protección a instituciones de Tamaulipas tras una fuga de reos de un penal estatal a finales de marzo, entre los cuales se encontraría el asesino de su hija, y desde entonces contaba con vigilancia de tres patrullajes diarios.
Pero Rodríguez habría denunciado que el agente de seguridad encargado para su protección no respondía a sus llamadas de emergencia y que no era atendida por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, un órgano federal.
«El hecho de que tantas instancias estatales hayan tenido conocimiento de la situación especial de riesgo que corría Miriam Rodríguez, y que aún así haya sido asesinada en su domicilio, nos causa profunda preocupación», indicó la comisionada Esmeralda Arosemena de Troitiño, relatora para México.
«Este asesinato no puede ni debe quedar en la impunidad», agregó.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Secretaría de Gobernación de México habían condenado el asesinato.
Las mujeres defensoras de derechos humanos enfrentan una especial situación de vulnerabilidad en México y América Latina, y con frecuencia son víctimas de asesinatos y otros hechos de violencia, apuntó la CIDH, un órgano autónomo de la Organización de Estados Americanos.
La Comisión también alertó sobre el aumento en el número de casos de desapariciones en Tamaulipas, escenario de sangrientas pugnas entre dos bandas de narcotraficantes, los Zetas y sus antiguos aliados del cártel del Golfo.
Ese estado fronterizo con Estados Unidos concentra el mayor número de casos de personas desparecidas en México, con 5.563 reportes hasta octubre de 2016, según cifras de la autónoma Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH).
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