Investigaciones recientes señalan que ambos exfuncionarios, con trayectoria en la DEA y la CIA, habrían construido relaciones políticas y de seguridad que hoy son analizadas por su posible cercanía con el grupo liderado por “El Mencho”.
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El gobierno de Estados Unidos destapó uno de los casos más graves de infiltración institucional en su lucha antidrogas en México y otros países: la imputación del exfuncionario de la agencia para la Administración y Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), Paul Campo, y un presunto socio identificado como Robert Sensi, pero ambos señalados de conspirar con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para lograr actividades de lavado de dinero, facilitar el tráfico de cocaína, asesorar sobre la producción de fentanilo y gestionar la posible compra de armas y drones comerciales para la organización criminal.
La acusación—presentada por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York—detalla un plan que, según el expediente, habría aprovechado la experiencia de Campo en finanzas y operaciones anti narco. A la par, se habría valido de la red de contactos de Sensi para ofrecer servicios clandestinos a una de las organizaciones criminales más violentas y expansivas del continente.
Paul Campo: el exoperador financiero de la DEA que “lavó” millones y compró criptomonedas para el CJNG
Paul Campo trabajó 25 años en la DEA, principalmente, en Nueva York. Durante su carrera ascendió hasta convertirse en subdirector de la Oficina de Operaciones Financieras, un área encargada de rastrear movimientos de capital vinculados a narcotráfico, redes criminales y blanqueo internacional.
De acuerdo con los documentos judiciales desde 1990 y citados por autoridades estadounidenses, Campo se retiró en enero de 2016 y posteriormente operó como consultor privado. Su conocimiento en investigaciones financieras y su acceso anterior a personal de alto nivel en la DEA fueron herramientas que—según la acusación—habría presumido ante quien creyó que era un operador real del grupo liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
Las autoridades y la propia Corte del Distrito Sur de Nueva York señalan lo siguiente sobre el exintegrante en la agencia antidrogas norteamericana:
- Acordó “lavar” hasta 12 millones de dólares para el grupo criminal.
- Participó en tres operaciones iniciales en las que se blanquearon unos 750 mil dólares convirtiendo efectivo en criptomonedas.
- Ofreció asesoría para producir fentanilo y para modificar operaciones del cártel con el fin de “desviar la atención” de las autoridades.
- Discutió sobre la posible adquisición de armas de uso militar —AR-15, M4, M16, lanzagranadas, granadas propulsadas por cohete— y drones.
- Presumió que su experiencia y contactos permitían ayudar al CJNG a evadir investigaciones en Estados Unidos.
Robert Sensi: el supuesto excolaborador que contactó con el narcotráfico en México
Por otro lado, el expediente identifica a Robert Sensi, de 75 años de edad, como el punto de enlace inicial. Fue él quien, aparentemente, estableció contacto en 2024 con una fuente confidencial encubierta, la cual fingía ser miembro del CJNG. Aunque no existen registros oficiales que confirmen un cargo formal dentro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA en inglés),
Sensi aparece citado en investigaciones periodísticas y en el libro America at Night, de Larry J. Kolb, donde se le describe como un “activo de campo” o colaborador externo con supuestos vínculos en Oriente Medio y círculos políticos del Partido Republicano de Estados Unidos.
En la acusación federal, Sensi es señalado por:
- Ofrecer al CJNG acceso a “un exjefe de operaciones financieras de la DEA” (refiriéndose a Campo).
- Prometer “información sensible” sobre investigaciones y fuentes de la agencia.
- Participar directamente en operaciones de lavado mediante criptomonedas y transferencias a supuestas carteras controladas por la DEA.
- Dialogar con la fuente encubierta sobre armas, drones y explosivos, e incluso discutir la capacidad de carga de C-4 en drones comerciales.
Sobre esa misma línea, también habría sido el operador clave para vender la idea de que Campo no solo tenía contactos, sino capacidad real para proteger al “Cártel de las Cuatro Letras” de investigaciones federales.
Los golpes legales y traiciones al servicio público y de seguridad en Estados Unidos
Los cuatro cargos que enfrentan —narcoterrorismo, terrorismo, tráfico de drogas y lavado de dinero— podrían derivar en penas de hasta cadena perpetua. Todo dependerá de la condena final, sin embargo, la acusación destaca evidencia contundente: grabaciones, vigilancia, correos electrónicos, intercambio de criptomonedas, transacciones y localización de llamadas telefónicas.
Finalmente, el fiscal federal del sur de Nueva York, Jay Clayton, declaró que “Campo traicionó la misión que se le había confiado por 25 años” y calificó al CJNG como “una organización criminal violenta y corrupta”. Por su parte, la DEA, a través de su director Terrance Cole, advirtió que esta acusación envía un mensaje claro: “No toleraremos traiciones a la confianza pública”.

