“Patroncito, ordene qué necesita”: cómo el Rey Zambada y el Mayo infiltraron a la policía y la pusieron a las órdenes del narco

La serie Word´s Most Wanted de Netflix, que dedica su primer capítulo al líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, revela detalles de los vínculos de la policía con el crimen organizado

infobae.com

“Jefecito, patroncito, ordene qué necesita. Señor estoy yendo para allá, ya estoy pronto, no se preocupe ya voy para allá, ya voy para allá”, relata el ex comisionado de la División Antidrogas de la extinta Policía Federal, Víctor Gerardo Garay Cadena, en la serie Word´s Most Wanted que Netflix estrenó hace unas semanas y la cual dedica su primer capítulo al líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada.

A quien le llamaban “jefecito”, “patroncito”, era nada menos que Jesús Reynaldo Zambada Reyes, “El Rey Zambada”, hermano del Mayo. Y quienes le solicitaban que ordenara lo que necesitaba, eran policías que trabajaban para el servicio del cártel más poderoso del mundo, según cuenta el ex comisionado.

El 20 de octubre de 2008 autoridades mexicanas realizaron un operativo en la colonia Lindavista en donde detuvieron al Rey Zambada, y a otras 15 personas sospechosas de estar implicadas en la organización criminal.

El Rey Zambada era el lugar teniente de su hermano en el Valle de México, se ocupaba de la importación de cocaína y precursores para producir metanfetaminas llegadas de Sudamérica a través del aeropuerto de la Ciudad de México, además de que controlaba las operaciones de los estados costeros del Pacifico, en el centro y sur del país.

Ese día las autoridades mexicanas detuvieron a Jesús Reynaldo Zambada García que era considerado uno de los cabecillas del Cártel de Sinaloa.

Según informó la Procuraduría General de la República (PGR), hoy desaparecida, en ese entonces encabezada por Eduardo Medina Mora, “manejaba un perfil bajo que aumentó con el “desprendimiento” de los hermanos Beltrán Leyva de la organización.

Medina Mora, quien dejó la procuraduría en 2009 para ser embajador en el Reino Unido y luego en Estados Unidos, y regresó a México para el cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia hasta el 2019, cuando renunció después de ser investigado por recibir transferencias financieras que no correspondían con sus declaraciones patrimoniales; explicó en aquel tiempo que la detención del Rey Zambada fue gracias a una denuncia anónima.

Quien llamó a la PGR dijo que en la calle Wilfrido Massieu número 430, esquina con calle de Santa Bárbara, de la colonia Lindavista, había “movimientos extraños de sujetos armados que entraban y salían constantemente en vehículos lujosos”, según explicó Medina Mora.

Garay Cadena cuenta que en julio de 2008 representantes de una agencia estadounidense lo contactaron para entregarle información de un hombre y un domicilio.

“En julio de 2008, representantes de una agencia de Estados Unidos me contactan para entregar información de un hombre, el Rey Zambada y un domicilio ubicado en la colonia Lindavista.

El Rey Zambada, hermano de Ismael Zambada García era quien manejaba y controlaba en el aeropuerto de la Ciudad de México todo el trasiego de drogas.

Recibo la información, (y les digo), claro con todo gusto lo corroboramos. Teníamos la certeza de que algo sucedía en ese domicilio”, narra el ex comisionado antidrogas.

Meses después, el 20 de octubre, agentes federales y de la policía metropolitana se desplazaron al domicilio donde fueron recibidos a balazos. Se desató un fuerte enfrentamiento entre la gente del Rey Zambada y las fuerzas de Seguridad. Fue durante el tiroteo que el hermano del Mayo llamó a quien era director de investigaciones antidrogas de la policía para que acudiera a ayudarlo y evitar su arresto.

Sin embargo, el enfrentamiento se prolongó más de lo que esperaba el Rey Zambda, y ya desesperado, cuenta el ex comisionado que marcó nuevamente al director antidrogas para decirle: “qué carajos o porque chingados no llegaba”, a lo que le contestó “que no se preocupara, que ya iba en camino”.

“Resulta que el director de investigación estaba trabajando para el Rey Zambada, para los hermanos Zambada”, dice Garay Cadena.

En la operación, las fuerzas de seguridad incautaron diverso armamento, entre el que había fusiles de asalto decorados con ricos ornamentos en oro, plata y piedras preciosas.

Al Rey Zambada lo sacaron de un tinaco donde se había estado resguardando durante el enfrentamiento con los policías. También fue capturado Jesús Zambada Reyes, hijo de El Rey, y tres elementos policiacos, uno de la Policía Federal Preventiva, otro de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y uno más de la Policía Ministerial mexiquense.

“Estaba muy protegido y hoy entendemos por qué. Porque estaba rodeado de policías, porque pagan, recuerden que hay un viejo dicho, el que paga manda y aun cuando el Estado le paga a los policías , paga más el narcotraficante y son los patrones, que les llaman jefes patrones”, asegura Garay.

Para Jack Riley, ex agente de la DEA, dice que comprar a policías y autoridades es parte de la estrategia de terror de los cárteles.

“Es parte de su estrategia de terror, primero intentan convencerte para que trabajes para nosotros y si eso no funciona o tienes dudas sobre eso, intentaremos sobornarte, y si sentimos que eres vital para nuestra operación, podrían ser cientos de miles de dólares repetidamente, sin embargo, después de eso nos rechazas, puede que te disparemos en la cabeza.

Édgar Enrique Bayardo del Villar, comandante de la Policía Federal en 2008, colaboró con Jesús El Rey Zambada y a la par era informante de la DEA. Era familiar del líder de la banda de secuestradores denominada Los Bayardo.

Luego de que fue detenido por vínculos con el narcotráfico, Bayardo se acogió al programa de testigos colaboradores de la PGR y se le dio el nombre clave Tigre, tras confesar estar involucrado con El Rey Zambada.

El comandante fue ejecutado por dos sicarios en diciembre de 2009, en una cafetería de la colonia del Valle, en el entonces Distrito Federal, cuando estaba almorzando con uno de sus amigos.

El hijo del Rey Zambada, Jesús Zambada Reyes, después de la detención se convirtió en un testigo protegido de la PGR y declaró en varias averiguaciones previas relacionadas con la captura de su padre. Zambada Reyes se suicidó en el domicilio donde se encontraba resguardado, según dijeron las autoridades.

                                                         
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