Un pornógrafo operó en las narices de las autoridades mexiquenses. Gracias a una alerta del gobierno estadounidense fue posible encarcelarlo
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Marco Antonio González Ramírez es un hombre que ronda los 30 años, tiene tez morena, complexión robusta, nariz ancha, orejas largas, con ojos pequeños y una boca diminuta. Un hombre común y corriente, pero con una filia oscura.
Entre sus pasatiempos se encontraba la colección de pornografía infantil. Comenzó con unas cuantas imágenes y videos, al poco tiempo su acervo ya sumaba miles repartidas entre celulares, tabletas, computadoras, laptops, memorias USB, SD e incluso viejos disquetes
La colección de pornografía infantil de Marco Antonio era tan variada que había menores de distintos países, incluso algunas imágenes eran protagonizada por niñas reportadas como desaparecidas, algunos casos eran tan viejos que para ese entonces ya había pasado mucho tiempo desde la niñez de las víctimas.
Para Marco Antonio no fue suficiente consumir y almacenar pornografía infantil, también la quería producir, convertirse en pornógrafo. Fue entonces cuando puso los ojos en una víctima: su vecina, una niña de 11 años de edad.
Lentamente, el sujeto comenzó a acercarse a la menor para ganarse su confianza y cuando vio la oportunidad la raptó, posteriormente la violó y tomó imágenes del abuso que subió a internet. Su deseo de ser pornógrafo infantil se había realizado. Lo que no sabía era que su rastro había sido detectado por el gobierno de Estados Unidos.
Una llamada del gobierno de EEUU
Un mensaje alertó a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM). Era la Embajada de Estados Unidos con información sensible proveniente de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (ICE, por sus siglas en inglés). Agentes estadounidenses habían recibido el reporte de un posible caso de pornografía infantil cuyo origen geográfico era Coacalco, un municipio ubicado en la entidad mexiquense que colinda hacía el sur con la capital del país.
Distintas imágenes de “exhibicionismo corporal y sexual” protagonizadas por menores de edad habían sido difundidas entre los meses de abril del 2018 y abril del 2019 a través de dos “plataformas sociales”: Google y Facebook, los cuales detectaron el contenido mediante un programa que revisa lo que circula en sus plataformas, al encontrar un desnudo analizan si se trata de un menor de edad y, de ser así, informan a las autoridades.
Cuando el gobierno de Estados Unidos contactó a las autoridades mexiquenses, la Fiscalía Especializada de Trata de Personas inició una carpeta de investigación y se puso en contacto con la Dirección General Científica de la Guardia Nacional. Con la información de Google y Facebook, se confirmó que se trataba de pornografía infantil.
La preocupación de las autoridades aumentó cuando se percataron de dos cosas:
Primero, que entre las imágenes que poseía el victimario se encontraban fotografías de menores de varios países que años atrás habían sido reportadas desaparecidas, incluido Estados Unidos, lo que significó la intervención del Centro Nacional de Menores Desaparecidos y Explotados (NCMEC, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro creada por el Congreso estadounidense.
Segundo, que el sujeto no solo almacenaba pornografía infantil, sino que también la generaba, lo que significaba que había una víctima que rescatar.
Fue entonces cuando el Centro de Delitos Electrónicos Contra Menores (Cenadem) de la Dirección General de Investigación de la Guardia Nacional, asesorados por el mismo Departamento de Justicia de Estados Unidos, comenzó a investigar más a fondo, y con precisión, el origen de la pornografía infantil detectada ubicando la posición geográfica del pornógrafo, a la víctima menor de edad y a dos inmuebles.
Las guaridas del pornógrafo infantil
El centro de Coacalco parece que está blindado, al caminar por las calles de la cabecera municipal te encuentras con todo tipo de policías. Ya sea municipales custodiando la alcaldía, estatales en las afueras de las oficinas de la Secretaría de Seguridad o judiciales entrando y saliendo del Centro de Justicia de la fiscalía.
A unos pasos de ahí, sobre la avenida Carlos Hank González, por donde a diario pasan innumerables uniformados, se encontraban al menos dos de las guaridas de un pornógrafo infantil, mismas que se mantuvieron en el anonimato durante al menos un año y que las autoridades mexicanas no vieron hasta el inesperado mensaje del gobierno estadounidense.
El calendario marcaba el mes de septiembre del 2019 cuando elementos de la Guardia Nacional y de la FGJEM acudieron a las direcciones que sus investigaciones les arrojaron, consiguieron las órdenes de cateo y aprehensión para hacer caer al pornógrafo infantil y rescatar a la víctima.
El primer inmueble allanado fue encontrado en el Conjunto Habitacional El Laurel, una pequeña zona al inicio de la avenida Carlos Hank González, entre las calles Emiliano Zapata y Camino a Veracruz. De color naranja y casi en la esquina, se encontraba la guarida del pornógrafo infantil, en ella las autoridades detuvieron a Marco Antonio y le aseguraron distintos dispositivos electrónicos con imágenes y videos de pornografía infantil, varios que él había realizado.
Frente a éste, cruzando la avenida, pero ya en la colonia El Gigante, se encontró el segundo inmueble, una casa de dos pisos con una fachada gris que simula estar construida por ladrillos y un portón negro que delimita el pequeño patio, donde se podían ver juguetes para niños, una casita morada con techo blanco y un carrito color pastel. De esta propiedad fue rescatada la víctima, una niña de 11 años, y se decomisaron más dispositivos electrónicos y de almacenamiento con pornografía infantil.
En el comunicado 975/2020 publicado el 3 de agosto del 2020, la fiscalía mexiquense informó sobre la detención y vinculación a proceso de Marco Antonio.
Pasaron 10 meses para que el pornógrafo infantil fuera sentenciado con una pena de 82 años de prisión, la condena más alta a nivel nacional por pornografía infantil, más una multa de 7,7 millones de pesos como reparación del daño, según consta en el comunicado 788/2021 dado a conocer por la FGJEM el 14 de junio del 2021.
A casi un año de la sentencia, el escenario de terror para una niña de 11 años y la guarida para un pornógrafo infantil viven un presente diferente.
En el departamento donde detuvieron a Marco Antonio parece que el tiempo no ha pasado, prácticamente se mantiene igual, en ella hay gente que sigue con su vida, así lo muestra la ropa colgando y las ventanas abiertas, aunque da la impresión que nadie sale de ella.
En la segunda casa, donde rescataron a la menor, la fachada fue modificada y los juguetes de niña desaparecieron, ahora te recibe una barra con bebidas alcohólicas, mesas y sillas. Lo que fue el calabozo para una niña de 11 años, ahora es una chelería.
Coacalco, un municipio de contrastes
Coacalco es un pequeño municipio en la entidad mexiquense de poco más de 300 mil habitantes que colinda hacía el sur con la Ciudad de México y que está rodeado por “monstruos” urbanos como Ecatepec, Tlalnepantla y Tultitlán.
Regularmente, palidece en el contexto estatal y nacional, ante sus vecinos. Sin embargo, Coacalco es un municipio de contrastes, mientras registra buenos índices sociales, los crímenes que afectan principalmente a mujeres han ido en aumento en los últimos años.
Por ejemplo, Coacalco es el municipio con menor rezago social en el Estado de México y el tercero a nivel nacional, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Además, la pobreza alcanza a 26% de los coacalquenses, cuando a nivel estatal es del 48.9%.
Sólo el 0.1% de la población tiene carencias de servicios básicos en la vivienda y únicamente el 5,2% sufre de rezago educativo. Las principales carencias sociales son: seguridad social (36%) salud (18%) y alimentación (14.8%), aunque sus índices están muy por debajo del promedio estatal.
Por otra parte, los crímenes sexuales se han triplicado en los últimos siete años, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Coacalco pasó de 42 delitos sexuales denunciados en 2015 a 136 el año pasado.
Durante el 2021 se registraron récords de denuncias de varios delitos como violencia de género, con 44 casos; y trata de personas, con cinco.
Los feminicidios, por su parte, también han ido en aumento en Coacalco en los últimos tres años. Luego de no registrarse ninguno entre 2016 y 2018, se tipificaron cinco entre 2019 y 2021.
Los casos de desaparecidos también han ido en aumento en los últimos años en Coacalco, particularmente cuando la víctima es una mujer menor de edad, esto de acuerdo con los datos recabados por la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
En el municipio hay 98 personas desaparecidas de las cuales 44 son mujeres, 32 son menores de edad y 21 son mujeres menores de edad.
En el caso de las mujeres menores de edad desaparecidas, más de la mitad de los casos ocurrieron en los últimos cinco años. El resto no tiene año de referencia en cuanto a fecha de desaparición.
Con los datos del CNB se puede decir que en Coacalco tres de cada cinco menores desaparecidos son mujeres; una de cada dos mujeres desaparecidas son menores y dos de cada 10 desaparecidos son mujeres menores de edad.