Ese sabroso gusto de reventar la yema del huevo en el plato podría encerrar riesgos para tu salud, te contamos la razón.
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Los huevos estrellados se aman o se odian: mientras hay quienes los prefieren bien cocidos, hay otras personas gustosas del placer de reventar la yema tierna en el plato, donde ya la esperan unos frijoles refritos, y tampoco faltan los que echan un huevo crudo a los licuados; sin embargo, estas prácticas tienen sus riesgos para la salud.
El huevo es uno de los productos que nunca faltan en las cocinas, de acuerdo con información del Instituto Nacional Avícola, cada persona mexicana consumen un promedio de 23 kilogramos anuales y este ingrediente tan popular tiene muchos beneficios.
Según José Antonio Quintana López, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria (FMVZ) de la UNAM y coautor del libro Mitos, realidades y beneficios del huevo, este producto es uno de los alimentos más completos y una fuente de nutrición para las personas de todas las edades, por ello quienes se encuentran en un buen estado de salud pueden consumir hasta dos huevos diarios.
No obstante, aunque son sabrosos y de alto valor nutrimental, no consumirlos de forma correcta puede tener consecuencias.
¿Por qué no comer huevo crudo?
La salmonella puede estar presente en varios alimentos: los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) explican que esta bacteria que se puede encontrar en carne de pollo, res, cerdo, frutas, germinados, atún crudo, hongos, quesos, vegetales e incluso en alimentos procesados y uno de los principales es el huevo.
Dicha instancia detalla que los pollos y otras aves de corral vivas pueden ser portadores de la salmonella y los microbios se pueden propagar de varias maneras: de las aves a sus huevos mientras se forman dentro o cuando los huevos entran en contacto con los excrementos en los criaderos.
Por tanto, si consumes huevos crudos o poco cocidos puedes enfermarte.
¿Cómo es mejor consumir huevo?
Para reducir los riesgos de enfermar, la CDC recomienda:
- No lavar los huevos antes de cocinarlos: “el lavado puede propagar los microbios a otros alimentos, utensilios y superficies”. Además, en otras fuentes se comenta que el agua afecta la permeabilidad del cascarón y permite que lo que se encuentra en la superficie llegue al interior.
- No mezclar carnes crudas y huevos con otros alimentos al hacer las compras o al almacenar en el refrigerador.
- Mantener los huevos refrigerados.
- Desechar los huevos rotos o sucios.
- Usar huevos pasteurizados para alimentos que contienen el alimento crudo o poco cocido, como aderezos y postres.
- Consumir de inmediato o refrigerar alimentos que contengan huevo después de cocinarlos.
- Lavar con jabón las manos y artículos que entren en contacto con huevos crudos.
- No pruebes masas ni mezclas hechas con huevos crudos, como la de galletas, pasteles o hot cakes.
- Cocinar bien los huevos y no consumir claras o yemas de consistencia líquida: “Cocine los huevos hasta que la yema y la clara estén firmes; esto sucede a una temperatura interna de 71 °C o mayor”.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) reafirma que la cocción es un factor importante, “este proceso es la única manera de eliminar patógenos peligrosos para la salud”.
Es decir, cuando consumas recetas con la yema tierna siempre va a existir el riesgo de consumir un alimento contaminado, puesto que los microorganismos presentes en el huevo solo se eliminan si se cocina a alrededor de 75°C, como referencia, si la yema no está cuajada sabrás que no alcanzó dicha temperatura.
Profeco agrega varias sugerencias:
- Compra huevos con la cáscara limpia.
- No los guardes en la puerta del refrigerador, sino en el interior donde haya temperatura fría y estable.
- No consumas huevos sobrepasen la fecha de caducidad o de consumo preferente.
- No separes la yema de la clara con la ayuda de la cáscara, en ella hay patógenos que pasan con facilidad a la parte comestible del huevo.