La captura del “Pitt” –operador de confianza del “Mayo” Zambada en Colombia– evidenció el nuevo modo de operar del narcotráfico: como si se tratara de ejecutivos de una compañía internacional, los enviados de los capos tienen poder de decisión y manejan el comercio trasnacional de estupefacientes.
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La captura, a principios de abril, del “Pitt” –operador de confianza del “Mayo” Zambada en Colombia– no sólo fue un golpe brutal para el Cártel de Sinaloa, sino que hizo evidente el nuevo modo de operar del narcotráfico, en el que, como si se tratara de ejecutivos de cualquier compañía internacional, los enviados de los capos tienen poder de decisión y manejan magistralmente el comercio trasnacional de estupefacientes.
BOGOTÁ (proceso).- El mexicano Brian Donaciano Holguín Verdugo es un operador de confianza del jefe de la facción histórica del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, y la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA) lo sabía.
Por eso, cuando la estación de la DEA en México se enteró de que Holguín Verdugo había viajado de la capital mexicana a la ciudad colombiana de Medellín, el pasado 17 de febrero, alertó a la policía antidrogas de Colombia.
A partir de ese momento, agentes colombianos y estadunidenses comenzaron a seguir el rastro del operador de El Mayo en Medellín, donde las cámaras del aeropuerto internacional José María Córdova lo mostraron en compañía de una mujer a la que trataba como su pareja, y lo siguieron por varias ciudades del suroccidente de Colombia.
Según una fuente judicial colombiana consultada por Proceso, lo más difícil no fue dar con su paradero –un lujoso condominio de la zona más exclusiva de Cali, unos 300 kilómetros al suroeste de Bogotá–, sino la “carrera contrarreloj” que debieron emprender funcionarios de la DEA para obtener en una corte federal en California una orden de captura y extradición de Holguín a Estados Unidos.
“Cuando lo ubicamos no estaba listo el papeleo. La orden internacional de captura (la circular roja de Interpol) salió a principios de este mes (el viernes 1, horas antes de su captura), pero esa espera permitió conocer detalles inéditos de las operaciones del Cártel de Sinaloa en Colombia”, dice la fuente.
Los investigadores descubrieron que además de hacer negocios con el Clan del Golfo, la mayor banda criminal colombiana, El Mayo ha estrechado sus relaciones con las llamadas disidencias de las FARC, que son los combatientes de esa exguerrilla que no se acogieron al acuerdo de paz con el gobierno en 2016.
Antes de ser capturado, Holguín, El Pitt, tuvo contactos con representantes de los principales jefes de las disidencias, Gentil Duarte y Néstor Gregorio Vera, Iván Mordisco, con quienes coordinó envíos de cocaína a México a través del Pacífico, acordó el precio de esa droga y las armas que enviaría al grupo criminal como parte del pago.
El Pitt, un sinaloense de 39 años, robusto, barbado y de 1.82 metros de estatura, viajó incluso custodiado por varios escoltas al suroccidental departamento de Nariño, donde los sembradíos de hoja de coca superan las 30 mil hectáreas y tienen un potencial de producción de unas 240 toneladas de cocaína cada año.
Varios policías antinarcóticos colombianos y personal de la DEA siguieron los pasos del Pitt en Nariño y en los colindantes departamentos de Valle y Cauca, donde las disidencias de Duarte e Iván Mordisco ejercen control territorial de enormes extensiones cocaleras a través de varios frentes y columnas agrupados en el Comando Coordinador de Occidente.