“Las personas que presencian violencia en su entorno familiar, en la escuela, en la comunidad y en las redes sociales, tienen una mayor probabilidad de involucrarse en actos violentos, tanto dentro como fuera de su hogar. Además, aquellos que han sido víctimas de violencia en el pasado son más propensos a perpetuarla y reproducir los patrones que experimentaron anteriormente.
“La violencia se convierte en un fenómeno que se transmite, similar a una enfermedad. La exposición a la violencia o estar rodeado de personas que han vivido experiencias violentas y tienen comportamientos agresivos nos puede llevar a forjar un aprendizaje basado en formas de interacción negativas y transgresoras”, señala Aurea Hernández, maestra en psicología de la Universidad de Guadalajara.
De acuerdo con datos aportados por la investigadora, esta problemática es especialmente preocupante entre adolescentes y niños, quienes suelen ser un blanco aún más fácil para las interacciones violentas en redes sociales.
“Según las teorías del aprendizaje social, las personas adquieren comportamientos agresivos y violentos al observar e imitar a los demás. Esto puede llevar a la repetición de patrones de violencia y actitudes de intolerancia, que a menudo se asumen como parte normal de la vida diaria”, detalla.
Los datos son demoledores. El Inegi señala que, solo en 2021, alrededor de 17.7 millones de cibernautas mexicanos sufrieron algún tipo de acoso o violencia en redes sociales, las cuales pueden incluir desde comentarios ofensivos hasta la exposición de imágenes privadas, el linchamiento mediático o la difamación.
“Es un gran desafío tanto para los individuos como para las instituciones asumir la responsabilidad y las consecuencias de la violencia y el poder de la influencia social tanto colectivo como individual, que requiere de la atención desde el ámbito político, educativo, social y de salud”, concluye la experta.
¿Cómo proteger a los niños en redes sociales?
Una supervisión no invasiva y una educación con empatía son las claves para que los más jóvenes no sean víctimas de la violencia digital o la practiquen hacia los demás, sin estar plenamente conscientes de ello.
De acuerdo con el Centro Nacional para los Niños Perdidos de Estados Unidos, existen cuatro claves para fortalecer los vínculos con los más pequeños y así hacerlos más conscientes sobre el riesgo que puede existir en redes sociales.
La primera de ellas es marcar reglas sobre cuándo y cuánto pueden usar teléfonos celulares, tabletas y otros dispositivos, así como determinar con claridad cuáles son las aplicaciones que pueden descargar y los sitios que pueden visitar.
Para ello, es importante que los padres se adelanten e investiguen sobre las aplicaciones, los usuarios hacia los que están dirigidas y la configuración de privacidad que tiene, para poder proteger la intimidad del menor.
Otra recomendación es la de enseñar a los pequeños cómo acceder a los permisos de su teléfono, y evitar que incurran en actividades que les sean incómodas en cualquier aspecto. También hacerlos conscientes sobre el daño que pueden ocasionar las palabras o compartir contenido sin consentimiento.