Sus descubrimientos sobre cómo se comportaban los chimpancés en la naturaleza abrieron nuevos caminos de estudio y representaron lo que se denominó “uno de los grandes logros científicos del mundo occidental”.
nytimes.com
Jane Goodall, una de las conservacionistas más admiradas del mundo, quien se dio a conocer en la comunidad científica y alcanzó un estatus de celebridad mundial al describir el comportamiento característico de los chimpancés salvajes de la África Oriental, que fabricaban y utilizaban herramientas, comían carne, celebraban danzas de la lluvia y participaban en guerras organizadas, ha muerto en California. Tenía 91 años.
Su muerte, mientras participaba en una gira de conferencias, fue confirmada el miércoles en una publicación en las redes sociales por el Instituto Jane Goodall, con sede en Washington. No especificó en qué lugar de California murió.
Goodall, quien nació en Inglaterra, tenía 29 años en el verano de 1963, cuando la National Geographic Society, que financiaba sus estudios de campo en la Reserva de Chimpancés del Arroyo Gombe, en la actual Tanzania, publicó su registro de 7500 palabras y 37 páginas sobre la vida de Flo, David Greybeard, Fifi y otros miembros de la manada o tropa de primates que había observado.
El artículo, con fotografías de Hugo van Lawick, el fotógrafo neerlandés de fauna salvaje con el que se casó más adelante, también describía sus propias hazañas para superar enfermedades, depredadores y frustraciones en sus esfuerzos por acercarse a los chimpancés mientras estaba instalada en una estación de investigación rudimentaria en la orilla oriental del lago Tanganica.
Desde el punto de vista puramente científico, los descubrimientos de Goodall sobre cómo los chimpancés salvajes criaban a sus pequeños, establecían jerarquías, socializaban y se comunicaban abrieron nuevos caminos de estudio y atrajeron una inmensa atención y respeto entre los investigadores. Stephen Jay Gould, biólogo evolucionista e historiador de la ciencia, dijo que su trabajo con los chimpancés “representa uno de los grandes logros científicos del mundo occidental”.
Como una de las científicas más famosas del siglo XX, Goodall abrió la puerta a más mujeres en su campo, principalmente dominado por hombres, y en toda la ciencia. Las mujeres —entre ellas Dian Fossey, Biruté Galdikas, Cheryl Knott y Penny Patterson— llegaron a dominar el campo de la investigación del comportamiento de los primates.

Al conocer las pruebas documentadas de Goodall de que los humanos no eran las únicas criaturas capaces de fabricar y utilizar herramientas, Louis Leakey, paleoantropólogo y mentor de Goodall, hizo la famosa observación: “Ahora debemos redefinir ‘herramienta’, redefinir ‘hombre’ o aceptar a los chimpancés como humanos”.
La voluntad de Goodall de desafiar las convenciones científicas y plasmar los pormenores de su ardua investigación en una fascinante narración de aventuras sobre dos temas principales —los chimpancés y ella misma— la convirtieron en una persona muy conocida en Estados Unidos y en el extranjero.
