La monarca británica está en pláticas con la familia real y los consortes de esta para hallar nuevas funciones a la pareja.
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La reina Isabel II ha tomado rápidamente medidas para controlar la crisis provocada por la decisión del príncipe Harry y Meghan, duquesa de Sussex, de distanciarse de la familia real, al ordenar a los cortesanos reales que encuentren una función para la pareja en los próximos días.
Funcionarios en representación de los miembros de mayor jerarquía de la familia real, la monarca, su hijo el príncipe Carlos, su nieto el príncipe William y Harry y Meghan, se reunían para buscar una solución viable para la pareja.
En tanto, Meghan ha regresado a Canadá, donde ella y Harry pasaron las fiestas de Navidad en lugar de hacerlo con el resto de la familia real en la finca de la reina en Sandringham, Inglaterra.
La exactriz tiene vínculos con ese país, ya que vivió en Toronto durante la filmación de la serie de TV Suits.
La pareja anunció esta semana en un “mensaje personal” que dejaban de ser miembros jerárquicos de la familia real británica, aspiraban a su independencia financiera y “dividirían” su tiempo entre Reino Unido y el país norteamericano.
Meghan y Harry se quejan del carácter inquisitorial de la cobertura mediática y acusa a ciertos comentaristas de racismo. Al fustigar a la prensa por la manera de cubrir a la familia real, indicaron que prefieren comunicarse con el público en forma directa, a través de las redes sociales.
Se señaló que la monarca y otros miembros de la familia estaban “ofendidos” porque el anuncio apareció sin que se les informara previamente.
Los hechos más recientes ponen al descubierto nuevas divisiones en la monarquía, remecida en noviembre por la desastrosa entrevista televisada del príncipe Andrés sobre su relación con el difunto Jeffrey Epstein, condenado por abusos sexuales.
El segundo hijo de la reina se ha alejado de los deberes reales desde que una mujer, que dijo ser víctima de los tráficos sexuales de Epstein, tuvo relaciones sexuales con el príncipe.
Harry, de 35 años, es nieto de Isabel y sexto en la línea de sucesión al trono después de su padre, su hermano y los tres hijos de este. Oficial retirado del Ejército, es uno de los miembros más populares de la realeza y ha pasado toda su vida bajo la luz pública.
Antes de casarse con el príncipe en una boda vista en todo el mundo en 2018, Meghan, de 38 años, estelarizó el drama legal Suits. La pareja tuvo un hijo, Archie, en mayo de 2019.
La declaración de la pareja dejó muchas preguntas sin responder: entre otras, qué piensan hacer y cómo obtendrán sus ingresos sin perjudicar la imagen real. Por el momento los mantiene el príncipe Carlos, padre de Enrique, mediante ingresos de su enorme propiedad del Ducado de Cornwall.
Precisaron que planean dejar de recibir la parte del dinero de los contribuyentes que se da a la reina para funciones oficiales.
Harry y Meghan tienen importantes bienes propios. Él heredó unos 7 millones de libras (9.1 millones de dólares) de su difunta madre, la princesa Diana, y fondos de su bisabuela. Meghan tiene dinero de su exitosa carrera como actriz.
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