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En su actividad cotidiana cualquier persona puede generar residuos peligrosos: al cocinar o al arrojar el teléfono celular o el foco ahorrador a la basura. Pero el sector industrial es el que más desecha sustancias peligrosas, en particular las que tienen que ver con los hidrocarburos. Basta un dato: entre 2010 y 2014 hubo 3 mil 82 emergencias ambientales, es decir, casi 13 a la semana, y el petróleo estuvo involucrado en poco menos de 80 por ciento de los casos.
En el territorio nacional hay 4 mil 78 sitios contaminados, y Pemex es responsable de 67 por ciento. Del sector industrial en general, sólo de enero de 2013 a enero de 2017 se inspeccionaron 2 mil 182 plantas en el país, de las cuales dos de cada tres presentaron alguna irregularidad, informó la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Las sustancias químicas se usan en la industria, en servicios, hospitales y otras instalaciones, y tras un tiempo se eliminan. Pueden ser grasas, solventes, desechos biológicos, infecciosos, metales pesados y muchos más. El problema es cuando son expuestas al medio ambiente, pues dañan los ecosistemas y a las personas.
En el mundo se han diseñado 6 millones de sustancias químicas y cada minuto se crean nuevas. De ellas, 350 mil tienen uso comercial importante, pero en México se utilizan unas 10 mil, explicó Arturo Gavilán, director de investigación para el manejo sustentable de sustancias químicas, productos y residuos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc).
Daños
Explica que los desechos peligrosos pueden generar daños al medio ambiente si no hay trato adecuado de ellos. También están los de manejo especial, como los aparatos electrónicos, que pueden ser riesgosos en contacto con el agua, pero en el uso cotidiano no son dañinos para la salud.
Cada día convivimos con productos que contienen sustancias como plomo, cadmio, mercurio, aceites y otros químicos, que al ser desechados inadecuadamente pueden ser peligrosos. Podrían ser dañinos para la salud y el medio ambiente el aceite usado de la cocina, los focos ahorradores que contienen mercurio o los aparatos celulares que contienen metales pesados, que son tóxicos al contacto con el humano.
La ausencia de orientación sobre el manejo de productos cotidianos puede ocasionar problemas ambientales y de salud.
Cuando los medicamentos caducan y se envían al bote de basura pueden convertirse en desechos peligrosos, pese a que en centros comerciales o farmacias hay contenedores en los que pueden depositarse. Algo similar sucede con las llantas que terminan en el camión de la basura, señaló Georgina Fernández, investigadora en prevención y mitigación de riesgos químicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La cantidad de residuos peligrosos que se generan es alta: de 2004 a 2015 se desecharon en el país 2 millones 273 mil toneladas. La industria generó la mayor cantidad (un millón 559 mil), y se estima que hay 7 mil grandes empresas, aunque en total hay 198 mil generadores, sumando los pequeños y medianos, indican datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
En la zona metropolitana del valle de México se generaron 559 mil toneladas, en mil 39 locales. En cuanto a los residuos biológico patológicos, en el país se desecharon unas 30 mil toneladas, 86 mil toneladas fueron desechos anatómicos y 5 mil 940 toneladas de sangre, indica la dependencia.
Para que un residuo sea catalogado peligroso por la normatividad es necesario que cumpla varias características: debe ser corrosivo, reactivo, explosivo, tóxico, inflamable y biológicos (cretib). De todas estas potencialidades, la toxicidad puede generar efectos crónicos, ya que puede afectar a la genética, explicó Arturo Rodríguez Abitia, subprocurador de Inspección Industrial de la Profepa.
Bajo índice de clausuras
Agregó que de enero de 2013 a enero de 2017 la Profepa inspeccionó 2 mil 182 plantas y se encontraron irregularidades en mil 457, pero sólo 42 fueron clausuradas, es decir, 1.5 por ciento del total. De esos cierres, 15 fueron parciales y 27 totales, porque se encontraron irregularidades graves que no permitían su operación.
En las dos terceras partes de las plantas se encontraron irregularidades menores que no ameritaban la clausura, pero se abrieron procedimientos administrativos, y en la mayoría se impusieron sanciones. En cuatro años las multas ascendieron a 36 millones 549 mil pesos, sobre todo en industrias medianas y pequeñas.
Hay tres sitios de disposición final de residuos peligrosos que se ubican en Mina, Nuevo León, y en Ramos Arizpe y General Zepeda, en Coahuila. Debería haber más, porque en esa medida se reducirían los costos de confinamiento y se inhibirían prácticas ilegales de disposición de residuos, consideró Rodríguez Abitia. Estos sitios han generado conflictos sociales donde se han instalado.