Durante la gala, Alejandro González Iñárritu celebró la trayectoria de Tom Cruise con humor y orgullo latino, al otorgarle el primer Oscar de su carrera y destacar su impacto en la industria cinematográfica.
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La noche del domingo se vivió un momento histórico y profundamente simbólico en la industria del cine. Tom Cruise, uno de los actores más taquilleros y persistentes de Hollywood, recibió su primer Oscar —un reconocimiento honorario— de manos del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu durante una ceremonia privada y exclusiva en el Salón Dolby de Hollywood. El gesto no sólo marcó un nuevo capítulo en la carrera del actor de 63 años, sino que también celebró la creciente influencia del talento mexicano en la meca del cine.
La entrega del Oscar, como parte de los tradicionalmente no televisados Governors Awards, estuvo empañada de humor, cariño y admiración mutua. Iñárritu, encargado de abrir la ceremonia y presentar la estatuilla al protagonista de Top Gun y Misión imposible, bromeó desde el escenario: “Escribir un discurso de cuatro minutos para celebrar los 45 años de carrera es lo que en esta ciudad se conoce como una misión imposible”. El auditorio, repleto de figuras como Steven Spielberg, Colin Farrell, Emilio Estévez, Guillermo del Toro y Leonardo DiCaprio, recibió a Cruise con una ovación de pie y la inconfundible música de Misión imposible de fondo.
Durante su emotiva introducción, Iñárritu no sólo hizo gala de ingenio sino que recordó un episodio reciente de convivencia durante una filmación juntos en Londres —la película Judy, a estrenarse en 2026—: “Este hombre comió más chile que cualquier mexicano. Comió serranos verdes crudos como si fueran palomitas de maíz… Ni Guillermo del Toro come tantos. Yo lo llamo Tomás Cruz, es mexicano, lo conozco. Pero no lo dice porque los agentes de ICE están afuera, cuidado”.
Rompiendo la solemnidad, pero con profundo respeto, el director mexicano continuó: “No es lo lejos que corre o lo alto que salta. Es la precisión con la que decide moverse, esas pequeñas calibraciones”, subrayando así la madurez y maestría de Cruise no solo como actor de acción, sino como artista integral. “Esta noche no sólo celebramos una filmografía, celebramos una vida de trabajo”.
Conmovido y agradecido, Tom Cruise tomó el micrófono y, por un momento, dejó ver emoción en su voz: “Mi amor por el cine comenzó desde muy joven”, confesó. “La gran pantalla fue el espacio que me despertó hambre por la aventura, por el conocimiento, por entender a la humanidad, por crear personajes, contar historias, ver el mundo. Me abrió los ojos”. El actor, conocido también por sus arriesgadas escenas de riesgo ejecutadas sin dobles, dedicó palabras especiales a los otros homenajeados de la noche, incluidos la legendaria Dolly Parton, quien recibió el premio Jean Hersholt al mérito humanitario.
Uno de los aspectos más comentados de la velada fue el repaso de la trayectoria fílmica de Cruise: nominaciones al Oscar por Nacido el 4 de julio, Jerry Maguire, Magnolia y como productor de Top Gun: Maverick, acrobacias al borde del peligro en Taps y, por supuesto, la saga interminable de Misión imposible. Sin embargo, nunca antes había logrado obtener la codiciada estatuilla —hasta ahora—, pese a ser una de las grandes estrellas en la historia reciente de la industria.
El propio Iñárritu anticipó que este galardón podría no ser el único: “Éste puede ser su primer Oscar, pero por lo que he visto y experimentado, éste no será el último”.
A lo largo de la noche, las palabras de Cruise tomaron fuerza cuando reafirmó su compromiso con la experiencia del cine y con la evolución del arte: “Siempre haré todo lo que pueda para ayudar a esta forma de arte. Para apoyar y defender nuevas voces, para proteger lo que hace al cine poderoso. Con suerte, sin muchos más huesos rotos”.
Añadió que “el cine me lleva por todo el mundo. Me ayuda a apreciar y respetar las diferencias. También me muestra nuestra humanidad compartida. Y sin importar de dónde vengamos, en ese cine reímos juntos, sentimos juntos, esperamos juntos, y ese es el poder de esta forma de arte. Y por eso es importante, por eso es importante para mí. Así que hacer películas no es lo que hago, es lo que soy”.
La noche, marcada por las anécdotas, el humor y el orgullo mexicano, fue acompañada del tradicional desfile de grandes figuras nominadas y un espectacular montaje audiovisual que reunió los mejores momentos de la carrera de Cruise.
El Oscar honorario, otorgado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, reconoce no sólo los logros como actor y productor, sino su innegable aporte a la preservación de la experiencia de ir al cine en pantalla grande.
Esta noche, más allá de los galardones formales, quedó claro que la unión del talento internacional como el de Iñárritu y Cruise, y su pasión por el arte, seguirá inspirando y renovando el séptimo arte a nivel global.


