Hubo una explosión en el ARA San Juan; todos están muertos

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Buenos Aires.

Dolor y furia fue la reacción de los desesperados familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, que desapareció en el Atlántico sur el pasado 15 de noviembre, cuando un jefe de la Marina utilizando un lenguaje científico les comunicó sobre un evento violento, singular, anómalo, corto y no nuclear consistente con una explosión, lo que sonó a burla, ya que la tragedia se resumía en una corta frase: el sumergible explotó.

Por eso los gritos y los insultos que no dejaron que se acabara de leer el informe en la base naval de Mar del Plata revelaron un profundo descontento que iba mucho más allá de esta tragedia. Nos engañaron, lo sabían porque fue el mismo día 15 que esto sucedió, fueron perversos, mataron a los nuestros, gritaron. Jesica Gopar, esposa del tripulante Fernando Santilli, dijo que hablando con personal de la Armada les dijeron directamente que la nave podría haber estallado y nos aconsejaron llevar flores al mar. Añadió que cuando fue a la base a recibir apoyo sicológico sólo le ofrecieron un vaso de agua y una pastilla.

No había consuelo ni contención al saber que el informe marcaba el 15 de noviembre en la mañana cuando sucedió este hecho; nadie creyó que las autoridades no lo sabían desde hace días y denunciaron que fue un acto perverso haberlos mantenido con esperanza. El trágico anuncio cerraba las puertas a toda posibilidad de encontrar con vida a los 44 marinos del San Juan.

Están todos muertos, nos confirmaron que están todos muertos, dijo entre sollozos el padre de uno de los tripulantes, al referirse al informe de la Armada de que el ARA San Juan sufrió una explosión a las 10:31, justo tres horas después del último contacto.

Otro padre declaró a la estación de radio La Red: “no puedo hablar mucho. Me llamaron hace 15 minutos y me dijeron que hubo una explosión a 200 metros de profundidad y que todos están muertos (…) Es básico, no hay mucha vuelta qué darle. Explotó a 200 metros de profundidad y no hay humano que sobreviva a eso”.

Los familiares de los 44 marinos, entre quienes figuraba la teniente Eliana María Krawczyk, de 35 años, la única mujer submarinista en el país, estaban muy indignados por el hecho de que apenas ahora detectaron la señal (de la explosión).

Itatí Leguizamón, esposa de otro tripulante, replicó: ¿Quién es tan estúpido como para creer eso? Si antes habían dicho que hubo una falla leve –un incendio–, ¿por qué después dicen que fue una explosión?”

Otro familiar describió que tras el anuncio hubo destrozos, rompieron todo.

Al retirarse de la base naval, uno de los deudos gritó: Mataron a mi hermano porque los sacan a navegar con alambre, hijos de puta, al asegurar que la tragedia ocurrió porque los jefes se roban la plata y exigió al presidente Mauricio Macri: hacelos mierda.

La esposa de otro marino aseguró: mandaron una mierda a navegar, y atribuyó el desastre al abandono que tiene la Armada; desde la década de los 70 nadie invierte un peso.

En esta capital el parte lo dio el capitán Enrique Balbi, quien interrogado por la prensa debió resumir el científico comunicado ratificando que el informe entregado en Austria al embajador argentino en ese país, Rafael Grossi, coincidía con el de Estados Unidos. Mientras, se sigue operando ya en un radio mejor demarcado, la desconfianza y la falta de credibilidad de buena parte de la población y de analistas sobre la verdad, es hoy la segunda noticia.

Presencia estadunidense

En primer lugar el gobierno del presidente Macri deberá explicar a la población y al Congreso por qué estaban militares y científicos de la estadunidense Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) desde la segunda quincena de octubre y por qué llegaron a Ushuaia buques el 31 de ese mes, lo que es absolutamente ilegal.

También debe explicar si ya estaban haciendo maniobras naves estadunidenses de la Cuarta Flota y otras que habían participado recientemente en Chile de un simulacro de desaparición y hundimiento de un submarino. Si en función de la búsqueda del ARA San Juan, Estados Unidos, que envió aviones Galaxy, estaría instalando una base militar y otra de control de ensayos nucleares en Tierra del Fuego, la llamada isla del fin del mundo, despoblada ahora al cerrarse en los pasados dos años las fuentes de trabajo.

El dato trascendental acercado a la Armada por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares confirmó las peores presunciones: el ARA San Juan sufrió un evento cataclísmico en plena navegación hacia Mar del Plata, a unas 30 millas náuticas al nornoreste de su último punto de contacto radiofónico, a más de 400 kilómetros de la costa patagónica, frente al golfo San Jorge.

El vocero de la Armada, Enrique Balbi, sostuvo que las fuerzas internacionales que se unieron a las argentinas para la búsqueda y rescate del submarino argentino se concentrarán en tratar de ubicar dónde está el TR-1700 (modelo del submarino). En caso de que haya ido a fondo más allá del talud de la plataforma continental, no se puede descartar que el casco resistente del sumergible haya colapsado irremediablemente. Hasta que no haya una certeza y una evidencia, la búsqueda continúa con todos los medios, dijo.

Confirmó que científicamente se habla de una implosión, pero no se descarta que se puedan hallar materiales en la superficie, por eso aprovechamos las embarcaciones que están en la zona para seguir buscando rastros.

La desconfianza sobre estos hechos ha generado una fuerte tensión entre la sociedad civil, así como sectores políticos y científicos. Y se cruzan hipótesis de todo tipo. El analista Daniel do Campo Spada sostuvo que el régimen de Macri autorizó el ingreso de cientos de soldados y material bélico (incluidas naves y armamentos) estadunidenses a territorio argentino sin acuerdo del Congreso, como ordena la Constitución.

Esto aumentó con la excusa de colaborar en la búsqueda del submarino argentino, que desde su punto de vista habrían hundido por error en maniobras conjuntas que tampoco fueron autorizadas por el Congreso. En este caso recordó que la propia embajada estadunidense en Buenos Aires se ufanó de la presencia militar que están logrando por primera vez en la historia de nuestro país, en reciente entrevista con el diario Clarín.

Denunció que se están instalando también en la base de Comodoro Rivadavia. Aunque se denominan Comando de Rescate son unidades de ataque y ocupación que están ingresando con aviones de gran porte como se ha comprobado en días recientes, expuso. Recordó que el Congreso ni autorizó ni debatió esta ocupación de personal especializado usando como pretexto la desesperación en la búsqueda de sobrevivientes en el sumergible hundido. Resaltó que unidades submarinas de alta sofisticación no tripulada y aviones con conexión satelital de la NASA ya ocupan gran parte de la base de la marina en la zona.

Por su parte, el periodista y escritor Juan Salinas afirma que el gran dolor ante tamaña tragedia lo obliga a hacer preguntas porque se impone saber una verdad que “no reconocerá las barreras de una prensa amordazada.

“¿Cómo y por qué sucedió este grave hecho? ¿Cuál era la misión secreta del ARA San Juan como reconoce una juez federal? ¿Quiénes eran los tripulantes supernumerarios? ¿Tuvieron algo que ver Estados Unidos o Gran Bretaña? Si había una misión secreta, ¿la autorizó el presidente?”

Y añade: ¿aprovechará Macri para barrer con la cúpula militar consensuada en periodo kirchnerista para remplazarla por una aliada, estilo Corte Suprema? También comenta Salinas que si ocurrió una explosión desde hace una semana, esto era sabido y fue ocultado por el almirantazgo, y posiblemente también por altas instancias del poder político.

Dice tener conocimiento de que el ARA San Juan pudo haberse colado a la zona de exclusión dispuesta unilateralmente por Reino Unido en torno a las Malvinas, y según otros observadores estaba haciendo maniobras conjuntas con la Marina de Estados Unidos a espaldas del Congreso, lo que abre la posibilidad de que se haya producido un accidente. Además, se analiza que un corto circuito puede provocar un incendio, pero difícilmente deriva en una explosión. En este caso los expertos deben decir si un incendio puede hacer detonar los torpedos. De lo contrario se agigantará la sospecha de que pudo haber sido torpedeado por error. Este es el tenor de lo que surge en estos momentos en que la sombra de una tragedia de esta naturaleza invade el país y la incredulidad sigue creciendo.

                                                         
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