Gutiérrez Müller: De testigo de honor a negociadora diplomática

La reciente gira de Beatriz Gutiérrez Müller a Europa causó controversia entre la clase política y en redes sociales por las gestiones que realizó a nombre del gobierno federal, las peticiones de piezas arqueológicas –como el penacho de Moctezuma–, para actos oficiales del próximo año, y la invitación al Vaticano para que se sume a la disculpa pública en favor de los pueblos originarios de México. En entrevista, el filósofo Eduardo Villegas, coordinador del Consejo Honorario de Memoria Nacional Histórica y Cultural de México, defiende el papel de la enviada presidencial.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- La historiadora Beatriz Gutiérrez Müller viajó a Europa el jueves 8 con doble cachucha: como integrante del Consejo Honorario de Memoria Nacional Histórica y Cultural de México (CHMNHCM) y como la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador para transmitir el mensaje del mandatario a gobiernos anfitriones.

Cuando el político tabasqueño asumió la Presidencia en diciembre de 2018, su esposa confirmó el rechazo al título de “primera dama”, una figura protocolaria sin funciones precisas que ella misma tachó de “clasista”; su crítica se debe a que dicho título está vinculado –ha expuesto–  a la idea de que el poder presidencial se ejerce en familia en México.

Sin embargo, Gutiérrez Müller ha asumido durante los últimos 10 días un papel central en la diplomacia mexicana que encabeza el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard Casaubon.

Formalmente hablando, el presidente es el jefe de la política exterior, pero desde que comenzó su mandato ha demostrado desinterés por viajar al extranjero; oficialmente sólo ha salido una vez del país en lo que va de su sexenio, y fue a Washington a reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Así, la gira de la esposa del mandatario mexicano comprende desde la asistencia a actos culturales, como presidenta del Consejo Honorario, a encuentros con representantes de gobiernos europeos, en su calidad de enviada especial.

Entre los mensajes que entregó figuran las cartas de López Obrador al Papa Francisco, solicitando al Vaticano sumarse a la disculpa pública en favor de los pueblos originarios de México; al presidente de Italia, Sergio Mattarella, y al gobierno de Austria, en este último caso para traer el penacho de Moctezuma II a México el próximo año.

En sus redes sociales, López Obrador reconoció que recuperar la pieza es “una misión casi imposible, dado que (los austriacos) se lo han apropiado por completo, al extremo de que ni a Maximiliano de Habsburgo se lo prestaron cuando nos invadieron e impusieron al llamado Segundo Imperio Mexicano”.

Esta declaración causó un ruido mediático que el curador del Museo Antropológico de Viena, Gerard van Bussel, se prestó a apagar diciendo el martes 13 que el penacho es “demasiado frágil” para viajar.

El gobierno mexicano, en voz de Gutiérrez Müller, pretende negociar con autoridades europeas y museos el préstamo de piezas arqueológicas relevantes para exponerlas en 2021, cuando la 4T realice actos oficiales para conmemorar el 700 aniversario de la fundación de Tenochtitlán, el 500 aniversario de la caída del imperio azteca y el bicentenario de la consumación de la independencia de México.

El filósofo Eduardo Villegas, coordinador del CHMNHCM, dice que Beatriz Gutiérrez Müller realizó la gira por Europa “para ampliar información porque conoce de lo que habla su marido, resolver dudas y buscar convencer” en el traslado de piezas arqueológicas a nuestro país.

                                                         
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