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CIUDAD DE MÉXICO
El Centro Histórico de la Ciudad de México tuvo una severa sacudida que hizo que los robustos edificios y las viejas casonas fueran sometidas a un castigo importante en sus estructuras.
El edificio gemelo del Ayuntamiento de la Ciudad de México, en el Zócalo, fue sometido a la prueba más grande incluso que la del pasado 7 de septiembre.
Las brigadas contuvieron a la gente que buscaba lanzarse a la Plaza de La Constitución ante la sacudida.
Irónicamente, por la mañana el Zócalo fue sede de una de las ceremonias de conmemoración de los sismos de 1985, y a las 11:00 del macro simulacro.
Con el terremoto real, el Zócalo se llenó de gente que desalojó edificios de oficinas, hoteles, comercios, restaurantes y templos.
Tras el movimiento telúrico calles del Centro de abarrotaron de oficinistas, locatarios, comerciantes, que fueron sacados por las brigadas de seguridad de los edificios.
Las escenas de angustia fueron frecuentes debido al momentáneo colapso de las líneas telefónicas y de los sistemas de mensajería vía electrónica.
El aislamiento fue una experiencia tan dura como el propio movimiento de la tierra.
Centros joyeros, tiendas departamentales, boutiques, restaurantes, tiendas de todo tipo cerraron, y paulatinamente el primer cuadro experimentó un éxodo.
Los grandes edificios del Centro de la Ciudad de México que durante un siglo o más parecían inconmovibles, sufrieron daños inusuales, aunque menores durante el sismo.
Caída de mampostería en el Banco de México de la calle Madero y Callejón de La Condesa; en el Museo Nacional de Arte, en Tacuba; en el Palacio de Correos, también en Tacuba; en el edificio La Nacional, en Juárez y Eje Central, la acera se fracturó; la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores de La Educación, en Venezuela, tuvo caídos de su fachada; el edificio del Teatro del Pueblo tuvo fracturas en uno de sus arcos.
Alrededor de 50 edificios que se encontraban en alto riesgo de caer sufrieron pequeñas caídas de mampostería y el colapso de los techos que ya estaban lastimados.
