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Tres importantes políticos opositores mexicanos fueron espiados con un programa que opera en teléfonos celulares y se vende a gobiernos, revela una investigación llevada a cabo por expertos del laboratorio Citizen Lab de la Universidad de Toronto (Canadá) publicada este jueves.
La pesquisa, realizada a petición del conservador Partido Acción Nacional, determinó que los dispositivos del dirigente de la formación, Ricardo Anaya Cortés, el de su portavoz Fernando Rodríguez Doval, y el de su líder en el Senado, Roberto Gil Zuarth, habían recibido mensajes de texto con vínculos para activar el programa malicioso conocido como Pegasus.
Según el Citizen Lab, los intentos de ataque se produjeron el verano del año pasado, con al menos tres mensajes enviados al senador Gil Zuarth, mientras que los otros dos políticos recibieron uno.
Este producto fue creado por una firma israelí que asegura que solo lo vende a gobiernos para su uso contra delincuentes y terroristas. La semana pasada, el diario ‘The New York Times’ publicó la noticia de que periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos mexicanos habrían sido espiados —probablemente por el Gobierno del país— con este mismo software.
«Una de las peores etapas en la historia de México para la libertad de expresión»
RT conversó en exclusiva con el reportero Carlos Loret de Mola, uno de los afectados por el espionaje del Pegasus. El periodista conduce un noticiero televisivo por las mañanas y firma una columna en el periódico ‘El Universal’.
En palabras de este, en México siempre ha existido la noción de que se está siendo espiado. El reportero se lamenta de que, en lugar de detener el espionaje y defender a los periodistas, defensores de derechos humanos y activistas que fueron víctimas de él, el presidente Enrique Peña Nieto «nos investiga a nosotros por haber ‘difamado’ a su Gobierno».
Asimismo, se ha referido a los asesinatos de periodistas en México, comparando la situación que vive la prensa del país con una guerra. Según él, los periodistas mexicanos tienen «la sensación permanente de que estás expuesto, de que te quieren matar, de que hay poderes que o te espían, o te censuran, o te golpean, o te levantan, o te secuestran o te asesinan».
«Es un país en donde cada vez es más peligroso ser periodista y donde estás viviendo una de las peores etapas en la historia de México para el ejercicio de la libertad de la expresión», sentencia Loret de Mola.
