Kaitlin Burge de Princeton (Texas, Estados Unidos) ha comentado que si decidió compartir públicamente una imagen tan íntima y personal como la de su hija mayor consolando a su hijo pequeño, enfermo, fue para mostrar la importancia que tiene la familia cuando se atraviesan momento complicados.
A Beckett le diagnosticaron leucemia linfoblástica en abril de 2018, cuando solo tenía dos años. “Su situación comenzó de la noche a la mañana con una infección de oído. No hubo nada que pudiera sugerir cáncer “, ha recordado esta madre de tres niños en declaraciones al Daily Mail. Sin embargo, era cáncer y desde entonces, durante más de tres años, el pequeño ha tenido que someterse a distintos tratamientos para frenar su avance y que la enfermedad remitiese.
Han sido momentos duros para toda la familia y en todo el tiempo que ha durado el tratamiento contra el cáncer del pequeño, su hermana mayor Aubrey ha estado ahí a su lado, intentando consolarlo y ayudarlo como buenamente podía una niña solo un año mayor que él. Su madre cuenta que en el momento en el que les sacó la foto viral ella le acariciaba la espalda y le hablaba para tranquilizarlo. Después lo acompañó al salón para que descansase en el sofá y se ofreció a su madre para limpiar ella el baño.
Ahora la dinámica de la familia y de estos dos hermanos ha cambiado tras las buenas noticias. Beckett tocaba a finales de septiembre la campana en el hospital (el gesto que se hace en algunos hospitales por parte de los enfermos de cáncer cuando reciben el alta y están limpios) y ha vuelto al colegio al que tanto ha faltado por sus circunstancias.
Mientras duró el tratamiento el niño tuvo algunos problemas de aprendizaje debido al mismo. “Ahora es interesante de ver. Estábamos sentados a la mesa el otro día y él estaba leyendo. Pensé ‘¿sabes leer? ¿Que está pasando aqui?’ Le di una palabra y él la deletreó”, ha contado su madre sobre la mejoría de su hijo. “Estamos viendo más a un niño normal, cosas que nunca pensamos que haría. Es realmente genial y aumenta su confianza”, confiesa al diario británico.
Pero no solo la calidad de Beckett ha mejorado, también la de su hermana. Se ha apuntado a un grupo de animadoras y hace las cosas habituales para su edad. A sus siete años, su madre cuenta que sigue siendo protectora con su hermano y que ambos tiene un “vínculo insustituible”, pero ahora su relación es distinta.
Cuando intenta ayudar a Beckett este le pide que le deje solo, que él puede hacerlo sin ayuda. Y su madre hasta agradece las peleas normales entre hermanos en las que ve una señal de que están recuperando la normalidad en la familia.
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