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Protagonista de escándalos relacionados con enriquecimiento ilícito y con el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, Raúl Salinas de Gortari habló en La Silla Roja sobre su experiencia en la cárcel, las instituciones políticas, así como del exprocurador Antonio Lozano Gracia.
Acusado de tráfico de influencias, negocios ilícitos y del desvío de la partida secreta de la Presidencia de la República durante el gobierno de su hermano Carlos Salinas de Gortari, cuando ocupó diversos cargos en la la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo).
Raúl Salinas fue señalado, en una frase de la portada de Proceso, dirigida por Julio Scherer, como ‘El hermano incómodo’.
“Todo el que haya tenido una función pública o acceso al manejo de algún recurso público, como fue mi caso, estamos obligados a ser llamados a rendir cuentas de una manera administrativa o legal”, dijo Salinas de Gortari.
El caso de Raúl Salinas fue uno de los más polémicos de la década de los noventa y se quedó grabado en la sociedad al igual que lo harán, en los siguientes años, los nombres de Javier Duarte o Humberto Moreira.
“El enojo de la sociedad nunca va a quedar satisfecho con una pulcra contabilidad, por buena que sea”, aseguró el ingeniero Salinas de Gortari, “empeñé 20 años en rendir cuentas, me estuve enfrentando a todos los cuestionamientos que la sociedad tenía todo el derecho de hacer”.
En 17 años de reclusión, el expolítico vivió el cambio del sistema penal inquisitorio, en el que el acusado debía probar su inocencia, a uno que ahora se basa en la presunción de inocencia desde la detención.
“Probar hechos negativos es una tarea titánica, tan desgastante no sólo para mí, sino para mi familia. Esos procesos tan largos, que importan a la sociedad, no la satisfacen y desgastan a las instituciones.
“No debemos estar satisfechos con esos procesos ni quedarnos con señalar que es una injusticia”, señaló, “debemos de proteger a nuestras instituciones de justicia, son malas, pero son las que tenemos y las debemos mejorar, pero destruirlas sería gravísimo”.
Salinas de Gortari dijo que el juicio se enfocó en la figura que él representa, lo que llevó a un revuelo mediático.
“Duele, lloré muchas veces, con mis hijos lloramos juntos, pero nosotros teníamos una verdad que defender y teníamos además la obligación de aclarar”, recordó, “nosotros no somos recién llegados a la vida política ni nuestro compromiso es de un momento con nuestro país”.
FAMILIA DE INSTITUCIONES
Tras su salida de la cárcel, Raúl Salinas no buscó revancha contra el exprocurador Antonio Lozano Gracia.
“Le dije ‘Don Antonio, yo lo quería saludar para decirle que vengo de una familia de instituciones y sé lo que sucede dentro de las instituciones y que muchas de las decisiones que se toman no son personales’”, recordó.
Fuera de la política y la militancia de partidos, Raúl Salinas se ha dedicado a la investigación y recientemente presentó el libro ‘Empoderamiento ciudadano a través de la tecnología’.
“México es de los contadísimos países que durante los últimos cien años, con todos los defectos, ha celebrado el cambio de poderes en los tres niveles de gobierno y en los tres órdenes regular y religiosamente.
“La sociedad debe ser más participativa para presionar a los cambios de corrupción o políticos; participar no es poner un tuit o pintar una barda”, comentó, “participar es, a mi juicio, tener la capacidad de organizarme para actuar de tal suerte que algo en mi vida cambie”.
La reforma electoral de 1996 ha tenido sus consecuencias en la actualidad con la baja representación de los partidos en la sociedad y el desencanto de la población por la oferta política, de acuerdo con Raúl Salinas.
“Se trastocó la esencia de la relación de los partidos con la sociedad al incorporarlos al presupuesto, es una deformación el financiamiento público de los partidos”, agregó, “en el momento que se incorporaron los partidos al presupuesto, se olvidaron de la sociedad”.