El día que Morena le abrió su corazón a la prensa rosa

elpais.com

La crítica a la opulencia de la clase política de México ha sido, durante años, una de las armas más potentes en el discurso de Andrés Manuel López Obrador. Un argumento que le sirvió para ganar simpatizantes en diferentes estratos sociales, pero que esta semana ha mostrado ser muy frágil. La mañana del jueves en los kioskos de todo México ha aparecido el último número de la revista ¡Hola! con unos particulares y sonrientes novios en portada: César Yáñez, la mano derecha —durante 23 años— del presidente electo, y la empresaria Dulce Silva. En sus páginas interiores se cuentan los detalles de una fastuosa boda en Puebla, en la que departieron miembros de la nueva y la vieja clase política. ¿Cómo fue que la promesa de prudencia y austeridad terminó arrollada por el deseo de figurar al estilo de sus antecesores?

El discurso es precisamente el campo de trabajo de Yáñez. Ha estado años construyéndolo al lado de López Obrador. Su seguidor más fiel, incluso en sus horas más bajas, siempre ha mantenido un perfil bajo. Fue él quien le acompañó sin dudar en un salto al vacío para fundar un partido político de la nada. Morena, esa fuerza política que juró que no repetiría los vicios de los otros partidos, llega ahora a ocupar los huecos sociales que, por ejemplo, llenaban los colaboradores de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, los mexicanos ya no ven en el cambio de Gobierno la sustitución de un funcionario público por otro sino un relevo en el sistema donde el servicio público sea una prioridad y donde se eviten la opulencia y los excesos.

Ese fue el argumento que guió a López Obrador y a sus colaboradores durante la campaña. Por eso sorprende que uno de sus hombres más cercanos no haya dudado en exhibir su boda en la prensa del corazón. Que Yáñez, el próximo coordinador general de Política y Gobierno de la presidencia, pase por alto una de las banderas de Morena cuestiona el discurso que empujó a López Obrador a una victoria histórica. Los resultados de las elecciones en México mostraron la demanda de un viraje diametral en la forma de Gobierno, así como un mensaje a la clase política para dejar un estilo de vida al que solo han tenido acceso por ocupar un cargo público.

La publicación trajo a la memoria de los mexicanos aquella de noviembre de 2010 cuando Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera se casaron en Toluca. A esa revista le siguieron otras tantas portadas mostrando el estilo de vida de los hijos de la pareja. La última de ellas se publicó hace tan solo dos semanas: Paulina Peña, la hija del presidente, también en la portada de ¡Hola! El punto más crítico en esta relación entre la política y la prensa rosa fue cuando Rivera mostró a la revista su mansión en un lujoso barrio de Ciudad de México. Paradójicamente, la actriz destapó con ello uno de los casos más emblemáticos de la corrupción del Gobierno que llega a su fin: la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto. El episodio fue una lección de la que muy pocos políticos tomaron nota. Está por verse si el corazón de la nueva clase política se acercará a la realidad mexicana o si está condenado a decantarse por las portadas de revista.

                                                         
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