Durante el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sentenciado a cadena perpetua en EEUU, se escucharon todo tipo de detalles y anécdotas que dieron cuenta del funcionamiento interno del Cártel de Sinaloa
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En los cuatro meses que duró el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sentenciado a cadena perpetua por 10 delitos relacionados con el tráfico de drogas y lavado de dinero, se escucharon todo tipo de detalles y anécdotas que dieron cuenta del funcionamiento interno del Cártel de Sinaloa.
Uno de los testigos cooperantes, y cuyos testimonios fueron de los más reveladores, fue Jesús Reynaldo Zambada, alias “El Rey”, hermano de Ismael “Mayo” Zambada, el co-fundador del Cártel de Sinaloa que jamás ha pisado una cárcel.
Aquel miércoles 14 de noviembre de 2018, durante varias horas, “El Rey” relató al jurado el sofisticado funcionamiento del Cártel de Sinaloa, incluidas sus “inversiones de capital” en Colombia, que hacían en pequeños grupos y a medias con los colombianos.
Zambada contó que recibían la droga en lanchas rápidas, barcos pesqueros, aviones o incluso contenedores comerciales, y enviaban luego “el 100%” a los Estados Unidos. Esos envíos generaban “miles de millones de dólares” que los narcos colombianos y mexicanos se repartían a medias, dijo Zambada.
El precio de la droga, detalló “El Rey”, iba subiendo conforme se iba acercando al norte. En Colombia, por ejemplo, un kilo de cocaína costaba unos USD 3.000, en México de USD 10.000 a USD 13.000, en California USD 20.000, y en Chicago más de USD 25.000 y en Nueva York hasta USD 35.000. Un consumidor final en Nueva York va terminar pagando los gastos que requirió sobornar a policías locales y agentes aduanales para que la droga llegara hasta él.
Por una inversión de USD 45 millones entre cinco narcos, restando los costos operativos del envío, las ganancias aproximadas eran de USD 195 millones en Los Ángeles, 240 millones en Chicago y 390 millones en Nueva York, calculó Zambada durante su declaración. Él mismo confesó haber invertido hasta en tres toneladas.
Sin embargo, una historia que llamó particular atención de su relato fue la vez que su hermano mayor tuvo que intervenir en la logística de un barco cargado de cocaína que los traficantes a cargo tuvieron que hundir por el riesgo de que fueran descubiertos por las autoridades.
Ocurrió en 1994, cuando “la tripulación se imaginó que los iban a interceptar y hundieron el barco”, detalló Zambada. Su hermano, Ismael “El Mayo” Zambada, para no perder la mercancía, y con ello millones de dólares en ganancias, contrató entonces a buzos de aguas profundas, quienes tuvieron que trabajar arduamente por algunos días para recuperar todo el contrabando.
“El Rey” contó que su socio Joaquín “El Chapo” Guzmán comenzó a utilizar barcos para llevar la droga a México desde Colombia después de que el policía Guillermo González Calderoni, un comandante de la Fiscalía Federal, le había advertido que Estados Unidos había instalado en Yucatán una base de interceptación de aviones procedentes de Colombia.
Mientras tanto, “El Chapo”, vestido de traje oscuro y corbata, lo escuchó atento y a veces tomaba notas que pasaba a uno de sus abogados. Otras veces, fijaba la mirada en su joven esposa Emma Coronel, sentada en la sala