La pugna del excanciller Marcelo Ebrard no es la única amenaza contra la unidad en Morena; además, el criterio de paridad impuesto por el INE complica los procesos donde las mediciones internas benefician a hombres.
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CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Irresuelta aún su impugnación sobre el resultado para elegir al coordinador de Defensa de la Cuarta Transformación –eufemismo para la candidatura presidencial de 2024–, la ruptura y eventual postulación del excanciller Marcelo Ebrard vía Movimiento Ciudadano amaga con impactar negativamente la unidad en Morena rumbo a la sucesión en Palacio Nacional.
El episodio más reciente y sonoro de la inconformidad se expresó el martes 24 de octubre último, con la malograda concentración en el Estadio Azul que la virtual candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo, optó por cancelar, y con el “Acuerdo de Unidad” que hasta ese día había logrado firmar en 23 entidades federativas, en las que, superando las disputas internas por candidaturas a diferentes cargos de elección popular, los aspirantes han llenado con sus estructuras.
El partido creado por Andrés Manuel López Obrador en 2015, como un trampolín para su postulación presidencial, enfrenta la primera operación cicatriz de su proceso de selección de candidata para Palacio Nacional, encubierta bajo la mencionada Coordinación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, que el 7 de septiembre pasado la dirigencia nacional, con sus órganos de decisión interna, resolvió al anunciar como ganadora del polémico método de encuestas a Sheinbaum, exjefa del Gobierno de la Ciudad de México.
Hasta ahora el rechazo de Ebrard Casaubon a la manera con la cual se aplicó el método y selección de Sheinbaum mantiene al partido en cierta tensión por el caso que, a más tardar el 3 de noviembre próximo, debe resolver la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena.
Desde el 7 de septiembre último los llamados a la unidad y una gira de reconciliación han marcado el discurso de Sheinbaum y del dirigente nacional, Mario Delgado Carrillo, quienes más allá del marcelismo logran breves treguas en las luchas políticas locales por candidaturas a las presidencias municipales, diputaciones locales y federales, senadurías y, destacadamente, entre los aspirantes de los nueve estados que renovarán gubernaturas el próximo año.
Los enredos morenistas locales se plantean como un desafío ante una elección que tiene en juego 300 distritos federales, más 200 postulaciones plurinominales, 64 senadurías a elección y 32 de lista, además de 19 mil cargos locales, incluidas las mencionadas nueve gobernaturas de las cuales seis pretenden conservarse y tres arrebatársele a la oposición.
Tras la elección de Sheinbaum como nueva “líder del movimiento” y el aval de López Obrador –quien de inmediato, el 7 de septiembre, un día después de anunciar el resultado de las encuestas morenistas le otorgó “el bastón de mando del movimiento”–, la competencia por las gobernaturas se inició 20 días después, el 27 de septiembre pasado, fecha en la que Morena había recibido los registros de 285 personas que se apuntaban en listas para contender por el abanderamiento en Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Los registros fueron más abundantes en Jalisco (49 personas), Veracruz (48) y Ciudad de México (32), seguidos de Chiapas y Morelos (31 en cada estado).
En mayor o menor medida, la militancia de dichos estados enfrentó, primero, la reducción de la lista de los 285 aspirantes a 54, causando las primeras inconformidades por exclusión de cuadros que se sentían merecedores de mantenerse en la fase final; también por la inclusión de personajes con escasa militancia en Morena o sus aliados, el PT y el PVEM, y con un preámbulo inevitable que perfila nuevas exclusiones, como lo es la llamada cuota de género.
En ese contexto, el partido que dirige Mario Delgado perfiló postular a cuatro mujeres y cinco hombres, pero la aplicación de un criterio de paridad, que debe privilegiar a mujeres cuando la cantidad de candidaturas es número impar –como las nueve gubernaturas a renovarse en 2024–, ha metido presión a todos los partidos y Morena no es la excepción, por lo que más allá de quién gane la encuesta, el criterio paritario forma parte de la ecuación y de eventuales fisuras.
El 10 de noviembre próximo Morena debe dictaminar los registros de sus aspirantes y emitir una lista definitiva, en tanto ya hay impugnaciones e inconformidades públicas por la primera reducción.
Grupo Tabasco
Poderoso como pocos en el actual sexenio, el llamado Grupo Tabasco es la facción morenista que agrupa a los antiguos compañeros de batalla de Andrés Manuel López Obrador, aquellos que en algunos casos lo siguieron desde las primeras luchas en su estado natal, como el “Éxodo por la democracia” de los noventa.
Hoy detentadores de las gobernaturas de Chiapas y Tabasco en 2018, los cuñados Rutilio Escandón y Adán Augusto López Hernández –quien dejó el cargo para ser secretario de Gobernación y luego aspirante presidencial– se han convertido en los factores de poder que intentan influenciar la sucesión.
Chiapas, con el poder local del Grupo Tabasco, se mantiene en tensión por la senadora Sasil de León, figura próxima al exgobernador Manuel Velasco; ella es la mejor posicionada de las mujeres en las encuestas locales.
Durante el gobierno de Manuel Velasco, Sasil relevó a Eduardo Ramírez como titular de Desarrollo Social, mientras que este último se convirtió en líder del Congreso. Por entonces, el actual gobernador Rutilio Escandón era presidente del Poder Judicial. Ambos, Eduardo Ramírez y Sasil de León, hicieron fórmula en 2018, aunque ahora se encuentran disputando la postulación.
El exsecretario de Salud en la entidad José Manuel Cruz Castellanos, miembro del equipo del actual gobernador, enfrenta a Ramírez en empate técnico en encuestas. La banquera y diputada Patricia Armendáriz también aspira a la nominación, como en su caso lo hace Rosa Irene Urbina, alcaldesa con licencia de Tapachula.
Alcalde también con licencia, pero de Tuxtla Gutiérrez, otro aspirante finalista es Carlos Morales Vázquez.
Dicha entidad, donde el presidente López Obrador tiene su famosa y referencial finca de retiro en Palenque, frenó públicamente las aspiraciones de su prima Manuelita Obrador días antes del registro, dejando la decisión entre las facciones de Adán Augusto-Rutilio y la de Manuel Velasco.
El Grupo Tabasco se plantea también conflicto en el terruño. El marcelismo, encausado ahí nada más y nada menos que por Pío López Obrador, hermano del presidente, tuvo como promotor en su etapa previa a la encuesta al alcalde de Centro, Evaristo Hernández Cruz, quien acusó la exclusión de la lista en el Comité Nacional.
El 23 de octubre último Hernández Cruz presentó una queja ante la Comisión de Honestidad y Justicia del partido, a imagen y semejanza de lo hecho por Marcelo Ebrard: acusó violaciones al procedimiento interno.
Ahí en Tabasco lleva mano un lopezobradorista histórico, hombre clave en el grupo local y del gabinete del sexenio que agoniza, como lo es Javier May, quien junto con Raúl Oejda Zubieta, Mónica Fernández Balboa y Yolanda Osuna aparecieron en la propuesta del consejo estatal que, de entrada, excluyó provocando inconformidad del editor y político Óscar Cantón Zetina, aunque ya en el anuncio nacional apareció listado.
Otro inconforme fue el expresidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, Plácido Morales Vázquez. El magistrado también expresó su rechazo por la exclusión.
Sin embargo, hasta ahora, las listas de Morena, preámbulo de la selección de coordinadores de defensa de la 4T, han sido irreversibles, por lo que, pese a los litigios y expresiones de malestar, el Comité Nacional se mantiene con sus siete aspirantes en Chiapas a encuestar, como con los cinco de Tabasco anunciados.
Del género y otros malestares
La inclusión de Jorge Carlos Ramírez Marín, quien apenas hace unas semanas renunció a su larga militancia en el PRI, provocó inconformidad en Yucatán, donde seis morenistas buscan la nominación, entre ellos el expanista y excandidato Huacho Díaz, favorito en las encuestas y quien encausó algunos de los actos más emblemáticos de López Obrador en dicha entidad en 2018.
Además, el método de encuesta se torna complejo con una lista que en mediciones internas tiene en primeros lugares sólo a hombres para los nueve estados en disputa, pero que el partido deberá postular cinco mujeres al proceso.
Por ejemplo, en Puebla dos aspirantes hombres con la suficiente presencia nacional como para hacer que se olviden sus pasados prisitas, Alejandro Armenta e Ignacio Mier, se enfrentan contra el primo del fallecido gobernador Miguel Barbosa, Julio Huerta.
Armenta, quien presidió el Senado; Mier, quien ha sido líder de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, y Huerta, heredero del barbosismo que le permitió mantener la política interna del estado tras la muerte de su primo y en calidad de secretario de Gobernación estatal, se encuentran en lucha encarnizada y, no obstante, podrían enfrentar una decisión por género que favorezca a Claudia Rivera Vivanco, exalcaldesa de Puebla capital y antagonista del barbosismo.
Una decisión similar podría darse en Guanajuato, donde el aspirante más conocido es Ricardo Sheffield Padilla, expanista que fue alcalde de León y que en el sexenio de López Obrador se desempeñó como titular de la Procuraduría Federal del Consumidor. Ahí, la mujer mejor posicionada es Antares Vázquez.
En Morelos ocurrió la primera inconformidad con la exclusión de la senadora Lucy Meza, quien prácticamente se encuentra en vías de construir su candidatura por la oposición. En medio de una profunda descomposición política generada desde el sexenio del futbolista–gobernador Cuauhtémoc Blanco, la entidad se encamina a una postulación que empata género y preferencias con la exdirectora de la Lotería Nacional, Margarita González Saravia. La disputa en Morelos es con otro miembro del gobierno lopezobradorista, Rabindranath Salazar.
De manera similar Veracruz tiene en Rocío Nahle, exsecretaria de Energía, el perfil puntero que, sin embargo, es disputado con ahínco por Sergio Gutiérrez Luna, expresidente de la Cámara de Diputados.
En Jalisco el empresario Carlos Lomelí vuelve a contender por la postulación llevando a cuestas el riesgo de género, pues la nominación se la disputan Claudia Delgadillo, Clara Cárdenas y Cecilia Márquez.
Y, naturalmente, persiste la duda en la Ciudad de México, donde una percepción generalizada es que el apoyo de Claudia Sheinbaum es para quien ocupó en su gobierno la Secretaría de Seguridad, Omar García Harfuch.
El malogrado acto político en el Estadio Azul se inscribe en la disputa entre el policía de carrera y la veterana de izquierdas, Clara Brugada, en una ciudad donde los grupos lopezobradoristas y de izquierdas históricas no terminan por ponerse de acuerdo.
La situación ha sido tensa especialmente en la capital del país y, sobre el Estadio Azul el dirigente nacional de Morena calificó el fracaso en la convocatoria a un problema de organización, lo que el miércoles 26 reiteró Sheinbaum de gira por Chihuahua.
Proceso buscó a Mario Delgado para conocer su balance de la situación, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta.
Los llamados a redoblar esfuerzos del dirigente nacional coinciden con los mensajes de calma emitidos por la exjefa de Gobierno, quien, cuestionada sobre impugnaciones al reparto de candidaturas, el pasado 16 de octubre, dijo: “Confiamos en nuestros compañeros”.
Ese día, todos los aspirantes a candidato a gobernador firmaron un compromiso consistente en aceptar los resultados de las encuestas y los mecanismos de asignación por género, en un intento para que los procesos no se desborden el próximo 10 de noviembre, cuando se den a conocer los nombres de quienes serán candidatos.