Ser mujer en México sale caro y prueba de ello es el llamado impuesto rosa o ‘pink tax’. Te contamos de qué trata.
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El impuesto rosa existe y las mujeres lo sabemos. Cada vez que vamos al supermercado o hacemos las compras es clara la diferencia de precios entre productos que están dirigidos a los hombres y aquellos que son para nosotras.
Desde artículos de higiene íntima hasta seguros médicos, las mujeres, por lo general, terminan pagando más por bienes y servicios que son iguales o similares para los hombres. Y, a veces, la única diferencia es tan solo el color.
Esta desigualdad económica, que no es exclusiva de México, ha sido nombrada pink tax o impuesto rosa, y además de ser un desventaja sustancial como consumidoras, también es considerada una forma de discriminación basada en el género.
¿Qué es el impuesto rosa y cómo perjudica a las mujeres?
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) define el impuesto rosa como “un aumento en el precio de productos dirigidos al sector femenino, a diferencia de los enfocados al público masculino.”
Al respecto, la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (BCN) explica que el pink tax debe entenderse no propiamente como un impuesto, sino más bien como un sobreprecio aplicado por estrategias de marketing.
De acuerdo con un estudio realizado por el OCEPP (Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas), las mujeres representan aproximadamente el 70 por ciento de las decisiones de compra a escala mundial, lo que las hace un blanco ideal para las tácticas de consumo
También se suele creer que este sobreprecio se debe a que las marcas invierten más dinero en la presentación de sus productos (empaques, diseño y publicidad) para así llamar la atención del público femenino. Seguramente has notado que los artículos de mujeres son mucho más coloridos (en su mayoría rosas), mientras que los que son para hombres tienen tonos más sobrios.
Sin embargo, esta justificación, basada en roles y estereotipos de género, sigue estigmatizando a las mujeres y a sus hábitos de consumo.
Uno de los ejemplos más cotidianos del impuesto rosa lo podemos encontrar en los productos básicos de higiene femenina y salud menstrual: toallas sanitarias, tampones, rastrillos, desodorantes, jabones íntimos, champú y acondicionadores. Pero, más allá de estos productos, el pink tax también está presente en servicios financieros y de salud.
Por ejemplo, las mujeres pagan 42 por ciento más en la prima de un seguro de gastos médicos mayores frente a lo que destinan los hombres, de acuerdo con la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). Esto se debe a que las mujeres suelen vivir más tiempo que los hombres, pero también porque corren mayor riesgo de perder sus activos y sus ingresos debido a un embarazo, separación o divorcio, según explica el organismo.
Por si esto fuera poco, esta cuestión también responde un tema de salud, cuidados y prevención, pues se considera que las mujeres tienen mayor interés por legar bienes a sus beneficiarios, además de tener necesidades específicas como la cobertura para partos y tratamientos para combatir el cáncer de mama y útero.
El costo de ser mujer: estos son los artículos más caros para ellas por el impuesto rosa
A partir de un análisis realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en 2019, se confirmó que los artículos con ‘enfoque femenino’ normalmente tienen costos más elevados en comparación con los mismos productos para hombres. De esta manera, las mujeres terminan pagando en promedio hasta un 17.22 por ciento más que ellos.
La dependencia recabó precios de algunos productos similares para mujeres y hombres en diferentes establecimientos incluidos en el programa Quién es Quién en los Precios (QQP), con el objetivo de encontrar diferencias en los precios, y esto fue lo que encontraron:
La CONDUSEF realizó un ejercicio similar para mostrar el comparativo del costo total de algunos seguros, tanto para hombre como para mujer, bajo el supuesto de que ambos tienen la misma edad, el mismo deducible y la misma suma asegurada, concluyendo que estos servicios también suelen ser más caros para las mujeres.
Las mujeres ganan menos y pagan más
El impuesto rosa implica una carga económica a las mujeres de todo el mundo, especialmente porque siguen ganando menos que los hombres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares Estacional del INEGI, publicado en diciembre de 2023, los ingresos de los hombres superan a los de las mujeres en todos los rangos de edad, generando una brecha salarial de 14 mil 628 pesos al trimestre.
Entre los 40 y 49 años, la brecha fue de 15 mil 97 pesos al trimestre; de 30 a 39 años, de 13 mil 481 pesos, y de 50 a 59 años, de 13 mil 90 pesos. En tanto, en el rango de los 20 a 29 años, los hombres obtienen ingresos promedio por 26 mil 151 pesos, mientras que las mujeres perciben 17 mil 617 pesos, lo que equivalente a una brecha de 8 mil 534 pesos.
El camino hacia la menstruación digna
En 2022, la colectiva Menstruación Digna consiguió eliminar el IVA de los productos de gestión menstrual, luego de llevar su discusión al Congreso mexicano. Desde entonces estados como Michoacán, Tamaulipas, Oaxaca, Aguascalientes, Puebla, Jalisco, Colima, Yucatán y Morelos han promovido programas de gratuidad para combatir la pobreza menstrual entre mujeres y niñas.
Sin embargo, aún queda un largo camino que recorrer. De acuerdo con el Programa Higiene Menstrual de UNICEF, en México el 43 por ciento de las niñas y adolescentes prefieren quedarse en casa durante su periodo menstrual, mientras que el 30 por ciento utiliza papel higiénico en lugar de toallas, tampones o copas, principalmente porque no cuentan con los recursos para costear este tipo de insumos.