El sueño americano que vivía la familia Pajón Loja se transformó en una espantosa pesadilla en un suburbio a unos 100 kilómetros de Nueva York
infobae.com
Pedro Pajón y Sonia Loja buscaban mejores oportunidades para formar una familia, como miles de migrantes alrededor del mundo, decidieron emprender un viaje hacia los Estados Unidos en busca de ese “sueño americano”. Llegaron en el 2006 y se asentaron en Danbury, Connecticut, donde empezaron su nueva vida y tuvieron a sus tres hijos. Lo que parecía una vida tranquila se convirtió en tragedia en el 2022, dieciséis años después de haber pisado suelo norteamericano.
Con apenas cerca de 87.000 habitantes Danbury es una ciudad ubicada en el condado de Fairfield en el estado estadounidense de Connecticut, a 109 kilómetros de New York, en el norte del país. Según las estimaciones locales, alrededor del 8% de pobladores de Danbury son ecuatorianos. La mayoría de los migrantes ecuatorianos llegaron en 1960, muchos de ellos originarios del Austro, al sur de país, del mismo lugar del que provenían Pedro y Sonia.
Desde el 2017, la familia Pajón Loja vivía en una casa en Whaley Street, en un barrio tranquilo de Danbury. Pedro Pajón se dedicaba a los trabajos manuales, como la carpintería y el landscaping, que implica plantar césped, cuidar jardines, plantar, podar, regar, fertilizar, instalar regadores e instalar segmentos de muros de concreto sin unirlos con mezcla de cemento. Por su parte, Sonia administraba el hogar y cuidaba a sus hijos: Jonael Panjón, que al momento de la tragedia tenía 5 años, Joselyn Panjón de 10 años y Junior Panjón de 12.
Las necesidades económicas del hogar llevaron a que Sonia iniciara una guardería clandestina en su casa. Sonia promocionó sus servicios de cuidado entre sus familiares y vecinos y llegó a tener hasta 10 niños bajo su responsabilidad. Los pequeños jugaban en el jardín trasero de la casa de la familia Pajón Loja, donde había varios juegos infantiles.
El emprendimiento de Sonia permitía que el hogar percibiera un ingreso extra para solventar sus necesidades.
Todo marchaba bien, hasta que las autoridades, alertadas por una llamada anónima, empezaron a inspeccionar el hogar de Sonia y a solicitarle que obtenga el permiso necesario para operar. La Oficina de la Primera Infancia de Connecticut requiere que los cuidadores, así como los espacios destinados al cuidado de niños estén adecuados para los pequeños, con el propósito de reducir cualquier tipo de riesgo.
Para obtener una licencia de funcionamiento, los solicitantes deben adecuar total o parcialmente la vivienda para el cuidado de niños de menos de cinco años. Entre las adecuaciones se deben cubrir tomacorrientes, habilitar salidas de emergencia, cercar piscinas, etc. También, de acuerdo al número de niños, se debe contratar personal calificado.
Las autoridades visitaron a Sonia en dos ocasiones, según reportó el New York Post (NY Post) en una nota sobre el caso. Ambas visitas sucedieron en junio de 2022, a un mes de la tragedia. Sonia había sido citada el 2 de junio después de un aviso anónimo, pero una visita de seguimiento cuatro días después encontró niños nuevamente en la casa, según la oficina.
En una segunda visita, Sonia aseguró a las autoridades que los niños eran sus parientes, pero la agencia regresó el 29 de junio y encontró que la guardería ilegal aún funcionaba. Durante esa visita se emitió una “Demanda de cese”, según dijo al NY Post la portavoz Maggie Adair. Una visita un día después no encontró niños bajo el cuidado de Loja, dijo Adair.
Sonia se encontraba en un dilema. Por una parte no podía costear las adecuaciones ni las tarifas para obtener los permisos de funcionamiento de la guardería, pero tampoco podía cerrarla pues su familia necesitaba ese dinero.
A dos días de la tragedia, el 25 de julio de 2022, Sonia llamó a su hermana y le contó sus preocupaciones sobre la guardería. Le dijo que no había dormido varias noches. La hermana intentó reconfortarla y prometió visitarla ese mismo fin de semana, pero para entonces ya era demasiado tarde.
Panjón contó a Univisión que su esposa llevaba varias semanas llorando porque le habían cerrado su guardería, pero no imaginó que se tratara de un cuadro que requería atención.
Algunos expertos que han analizado el caso de Sonia Loja han asegurado que ella padecía de psicosis y de un cuadro depresivo que no recibió la atención necesaria. Ya sea por falta de recursos o por falta de conocimiento, Sonia nunca acudió a un profesional y las personas de su entorno nunca detectaron ninguna sintomatología que disparara las alertas.
<b>El macabro día</b>
El 27 de julio de 2022, Pedro Pajón salió de su casa temprano para trabajar. Unas horas más tarde, el cuñado de Loja que también vivía con ellos salió del domicilio. Ninguno vio nada raro en Sonia.
El día anterior Sonia había llamado a los padres de los niños que cuidaba y les había alertado que no podría hacerse cargo de los pequeños ese miércoles. Incluso la mañana del 27 de julio, un papá llevó a su niño donde Sonia, pero ella le dijo que no podría cuidarlo.
Ese miércoles, Sonia se quedó sola en casa con sus tres hijos.
Por la tarde, mientras aún estaba en el trabajo, Pajón llamó a la Policía para pedirles que realizaran un chequeo en su casa, pues su esposa no le contestaba las llamadas y no se había comunicado con ella en todo el día. Pajón, preocupado, incluso pidió permiso para salir antes del trabajo y descubrir qué sucedió en su casa, según contó Elvis Espinal, vecino de Loja en Danbury, a la prensa.
Pedro Pajón llegó unos minutos antes que las autoridades a la vivienda. Todo estaba en silencio. Cuando ingresó en la cocina encontró una carta que Sonia había escrito para él.
En la carta, Sonia le pedía perdón a Pedro por llevarse a sus hijos. Según contó Pajón a Telemundo, su esposa le contaba que escuchaba voces que le decían que matara a sus hijos y que luego se quitara la vida: “Solté el papel y corrí a los cuartos. Encontré a mis dos hijos mayores muertos y corrí al otro cuarto y también lo encontré muerto a mi chiquito”, contó entre lágrimas Pajón a la televisora latina.
Los niños tenían una soga en sus cuellos. La muerte por estrangulamiento tarda hasta cinco minutos en concretarse. En la mayoría de casos, las víctimas están conscientes.
Espinal contó que cuando Pedro encontró la desgarradora escena salió al patio de la casa y llamó al 911. Luego se desmayó.
Cuando las autoridades llegaron, descubrieron el cadáver de Sonia colgado en el cobertizo de la casa. La policía dijo que todos los niños parecen haber muerto por estrangulamiento y que la supuesta causa de muerte de la madre es asfixia por ahorcamiento.
Los vecinos contaron que nunca vieron nada extraño en la familia Pajón Loja. Espinal, cuyo patio colinda con el de la casa de Pedro Pajón, dijo al NY Post que “tenían fiestas los fines de semana, picnics. Solo familia. Mantuvieron el patio agradable, construyeron ese cobertizo”.
Sobre Sonia y los niños de la guardería, Espinal aseguró que los pequeños jugaban y que ella nunca levantaba la voz. Incluso describió al hijo menor de Sonia como “el niño más agradable”, que lo saludaba mientras montaba en su bicicleta.
“Un hecho verdaderamente horrible ocurrió ayer en nuestra ciudad y lamentamos la trágica pérdida de vidas. En los próximos días, se brindarán servicios de salud mental y asesoramiento a través de la colaboración con las Escuelas Públicas de Danbury y la Ciudad de Danbury. Nuestra comunidad se aflige por las vidas inocentes que nos han quitado. Superaremos esto juntos”, dijo el alcalde Dean Esposito en un comunicado en 2022.
La atención en salud mental para salvar vidas
La historia de Sonia Loja y la tragedia que Pedro Pajón soporta son el reflejo de la necesidad de la sensibilización sobre los trastornos mentales y la atención profesional para superarlos.
El caso de la familia Pajón Loja se volvió viral en Ecuador la última semana, cuando David Revelo, un tuitero que arma hilos sobre crímenes, contó la historia. En declaraciones para Infobae, Revelo señaló que este caso demuestra que “la falta de entendimiento tanto a nivel global como personal sobre la salud mental osbtaculiza el acceso al tratamiento que miles de personas necesitan”. Además resaltó que “en Estados Unidos, la población migrante suele ser excluida de los servicios de salud por falta de recursos económicos, movilidad, lenguaje o discriminación”. En Danbury, por ejemplo, una hora de terapia privada puede costar USD 250.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental común que puede conducir al suicidio. Se estima que en todo el mundo el 5% de los adultos la padecen. Las mujeres son más afectadas por este trastorno que los hombres.
Pero la depresión no es el único trastorno mental que existe. De acuerdo con la OMS, una de cada ocho personas en el mundo padece un trastorno mental. Estos son alteraciones considerables del pensamiento, la regulación de las emociones o el comportamiento. La mayoría de personas que los padecen no han sido diagnosticadas o no tienen la atención que necesitan. La depresión, los trastornos de ansiedad, el trastorno bipolar, el trastorno de estrés postraumático, la esquizofrenia, los trastornos alimentarios entre otros necesitan tratamiento profesional.
Se cree que Sonia Loja tuvo un cuadro de psicosis cuando asesinó a sus hijos y se suicido.
La psicosis es una enfermedad mental grave que se caracteriza por una alteración global de la personalidad acompañada de un trastorno grave del sentido de la realidad. Los síntomas posibles son delirios, alucinaciones, hablar de forma incoherente y nerviosismo. La persona con el trastorno no suele ser consciente de su comportamiento.
Según la OMS, solo el 29% de las personas que padecen psicosis y solo un tercio de las que sufren depresión reciben atención sanitaria de la salud mental en el ámbito del sistema de salud formal.
* Si usted o una persona de su entorno requiere algún tipo de atención en salud mental o si está sufriendo algún tipo de crisis, contacte a los servicios de salud públicos más cercanos. Si está en Ecuador, llame al 171 del Ministerio de Salud para recibir atención. Si vive en los Estados Unidos, puede comunicarse con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 800-273-8255 o con la Línea de Texto de Crisis enviando un mensaje de texto con la palabra ‘Inicio’ al 741741.