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En el informe “Perspectivas de Negocios y Financieras 2017” de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el organismo estima la corrupción en cerca de dos billones de dólares al año, en un monto “conservador”.
Para situar el tamaño de esta mala asignación de recursos, según identificó la OCDE, los importes anuales de los sobornos pagados representan más de la mitad de las necesidades de la economía global para aumentar la productividad mejorando la inversión en infraestructura al año 2030, señala el documento.
Expuso que las causas de la corrupción son complejas, aunque pueden ser debido a la riqueza de un país, su cultura, el que los ciudadanos tengan voz en un proceso democrático, o existan buenas estructuras de gobernancia como es la libertad de prensa.
Caso mundial. Uno de los casos más recientes de este tipo de prácticas fue el de la constructora brasileña Odebrecht en varios países de Latinoamérica.
Los motivos. De acuerdo con la OCDE, las causas de esta práctica son complejas pero están relacionadas con la riqueza del país, además de ser parte de su cultura.
A fondo. Los “Papeles de Panamá” es uno de los casos que citó el organismo como referencia del modus operandi de empresarios y también políticos.
En este sentido, explicó que la evidencia muestra que la corrupción se involucra en inversiones en países donde la gobernabilidad y los derechos de propiedad son débiles, y como lo exhibió la investigación titulada “Los Papeles de Panamá”, los grandes centros bancarios a distancia, offshore, son los que actúan como centros de transferencia para la inversión en otros lugares.
Según la OCDE, esta práctica reduce la inversión extranjera directa a un país y frena su crecimiento, una vez que los países que invierten son los principales beneficiarios de la productividad, puesto que las empresas con mayores niveles de desempeño lo hacen a través de economías de escala y despliegue tecnológico.
En cambio, los flujos que llegan a entrar se comparten con intereses privados en lugar de intereses nacionales como puede ser la asignación para programas sociales; mientras que el dinero desaparece en las cuentas de políticos y funcionarios en bancos extranjeros.