Crece el número de denuncias en EU por agresiones sexuales

Periódico La Jornada/ Sábado 18 de noviembre de 2017/ Nueva York/ El presidente y varios legisladores federales de ambos partidos, así como directores, productores y actores de Hollywood, jefes editoriales de medios, técnicos de equipos olímpicos, fotógrafos, banqueros y empresarios tienen dos cosas en común: son hombres y están acusados de agresiones sexuales por un creciente ejército de mujeres.

Durante las últimas semanas se ha agigantado la ola de denuncias contra hombres con poder, provocando la caída inmediata y dramática de algunos, pero no de todos.

Donald Trump, antes de llegar a la Casa Blanca, fue acusado públicamente por 20, de 24 mujeres que han afirmado hasta la fecha, de haber sido agredidas sexualmente. Pero a pesar de las denuncias y de sus declaraciones grabadas autoelogiándose por poder tocar a cualquier mujer en donde quisiera porque era famoso y rico, tomó la presidencia. Y no ha sido investigado por el Poder Legislativo ni por las autoridades de seguridad pública. Trump ha insistido en que todas las mujeres que lo acusan son mentirosas, algo que reiteró el mes pasado (un video con 16 acusadoras de Trump: https://www.facebook.com/bravenewfilms/videos/10154818486542016/).

Aún más raro: Trump no tiene pena de acusar a otros de lo mismo que le imputan.

El jueves pasado el senador liberal Al Franken, defensor de los derechos de las mujeres, fue obligado a reconocer que actuó de manera indebida después de que una ex presentadora de radio lo acusó de tocarla y besarla sin permiso durante una gira para entretener tropas. Ella circuló una foto con Franken, quien aparentaba que estaba por tocarle los senos mientras ella dormía. Franken se ha disculpado y aceptó la sugerencia de líderes republicanos del Senado de abrir una pesquisa.

Los comentarios de Trump

Trump tuiteó anoche: la foto de Al Frankenstien (sic) está muy mal, habla mil palabras. ¿A dónde irán sus manos en las fotos 2, 3, 4, 5 y 6 mientras ella duerme? Éste, seguido de otro que agrega: Y pensar que sólo la semana pasada él estaba declarando a cualquiera que escuchara sobre el hostigamiento sexual y el respeto a las mujeres.

La actual ola de denuncias contra figuras poderosas fue inicialmente detonada por reportajes –el mes pasado– de The New York Times y The New Yorker sobre varias mujeres (el número ya ha alcanzado más de 100) que acusaban al poderoso productor de cine Harvey Weinstein de todo tipo de agresiones sexuales, empleando su enorme poder en Hollywood para degradarlas e intimidarlas –algunas con violencia. Las denuncias fueron el fin de Weinstein en la industria de las estrellas y está bajo investigación.

Después ha seguido todo un elenco de figuras de Hollywood acusadas de abuso sexual. La lista de acusados y acusadores llevó el tema a la estratósfera de la atención pública. Entre los implicados más famosos están los actores Kevin Spacey, Richard Dreyfuss, Dustin Hoffman y Jeremy Piven. Directores y productores como Brett Ratner, James Toback (acusado por más de 200 mujeres), el cómico Louis CK y el chef celebridad John Besh.

Y casi cada día aparece una nueva acusación en el mundo de los espectáculos –hoy, por ejemplo, le tocó a Jeffrey Tambor, de Transparent; ayer a Sylvester Stallone, famoso por las películas Rocky.

Alguien envió un tuit lamentando todo esto escribiendo algo así: En 2016 todas nuestra estrellas favoritas murieron. En 2017 todas nuestras estrellas favoritas se convirtieron en depredadores sexuales.

En el mundo de los medios, ante este tipo de denuncias en semanas recientes, NBC News fue obligada a echar al veterano periodista político Mark Halperin. Renunció el director de New Republic, Hamilton Fish; fue cesado el jefe de noticias de National Public Radio, Michael Oreskes, por hostigamiento sexual cuando estaba en New York Times y Ap, y un editor veterano de DC Comics fue echado, entre otros. Ayer, Vice Media fue acusado de permitir un ambiente hostil contra mujeres (están investigando).

Esto brincó de Hollywood y los medios masivos a otro mundo de espectáculos: Washington. El hostigamiento sexual en la capital no es nada nuevo, pero las cosas han llegado a tal nivel que esta semana ambas cámaras, por separado, se autorecetaron programas de capacitación obligatorios para todo legislador, asesor y asistente legislativo sobre el comportamiento sexual. Se reveló que el Congreso ha tenido que hacer pagos por más de 17 millones de dólares, en parte, para resolver disputas por denuncias de comportamiento sexual indebido (los pecados son pagados por los tributarios). Por lo menos dos legisladores –uno de cada partido– están acusados ahora de comportamiento sexual indebido.

Esto después de que la contienda en una elección especial para una curul en el Senado federal por Alabama fue descarrilado por acusaciones de ahora siete mujeres por acoso sexual –dos de ellas menores de edad durante los hechos– contra el candidato republicano ultraconservador cristiano Roy Moore. Trump personalmente no ha mencionado el escándalo, aunque el liderazgo republicano del Congreso y el partido han llamado a que Moore abandone su campaña.

Cada día aparecen nuevos (y viejos) nombres en la lista de políticos acusados de algún tipo de conducta sexual inaceptable, incluyendo ahora, por lo menos, siete contra el ex presidente republicano George H. W. Bush. Entre ellas, algunas a quienes tocaba por atrás desde su silla de ruedas mientras se tomaban fotos con él en años recientes.

Y con ello se han resucitado recuerdos del comportamiento sexual de otro ex presidente, el demócrata Bill Clinton. Vale recordar que Trump usaba los escándalos contra Bill Clinton no sólo para atacar a su esposa, Hillary, durante la contienda de 2016, sino para defenderse ante acusaciones contra él (llegó hasta invitar a tres de las acusadoras de Clinton a sentarse entre el público en el segundo debate presidencial).

Todo esto no incluye las denuncias dentro del mundo de los deportes, universidades y grandes empresas.

Miles de mujeres más se han sumado a campañas para difundir sus testimonios (por ejemplo, a través del lema #MeToo – YoTambien) en redes sociales y en las calles –miles marcharon en Los Ángeles bajo esa bandera el pasado domingo.

Todo esto también ha generado algo novedoso entre los clubes de hombres poderosos: se reporta una creciente paranoia en los estudios de Hollywood, los pasillos del poder en Washington y oficinas de grandes empresas, con un temor: ¿quién sigue?

Hemos guardado silencio demasiado tiempo, repiten una y otra vez tanto famosas como no, generando el inicio de lo que muchos esperan sea el fin de una cultura que permite la violencia y abuso sexual con impunidad de hombres poderosos.

                                                         
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