Los documentos tienen información militar real fechada hasta el 1 de marzo y, aunque no proveen planes específicos de batalla, sí podrían mostrarle al ejército ruso parte de la estrategia seguida por Ucrania y sus aliados en Estados Unidos y la OTAN.
Otros detalles sensibles incluyen datos sobre el sistema HIMARS, cuyas municiones han sido pedidas por el ejército ucraniano con frecuencia desde hace meses y de las cuales no se sabía cuándo serían entregadas por Estados Unidos.
Analistas del Pentágono señalan que los documentos pudieron ser alterados para rebajar el número de muertos y heridos sufridos por las tropas rusas: mientras en las diapositivas filtradas se habla de entre 16 mil a 17 mil 500 bajas, la mayoría de las estimaciones internacionales señalan más de 200 mil, solo en el bando invasor.
Sin embargo, el resto de información parece ser aún más sensible. Por ejemplo, los papeles detallan una lista de tropas ucranianas, su equipamiento y entrenamiento, con un calendario que va de enero a abril.
Los documentos señalan la creación de doce brigadas, integradas por entre 4 mil y 5 mil soldados, están siendo entrenadas y nueve de ellas contarían con armamento y entrenamiento de la OTAN y Estados Unidos. Para estas nueve brigadas se necesitarían más de 250 tanques y 350 vehículos artillados, de acuerdo con los informes.
Analistas militares norteamericanos temen que, si esta parte de la información está siendo usada como arma de desinformación por parte de Moscú entre su población, significa que tienen en su poder documentos militares aún más importantes, los cuales les permitirían orquestar ofensivas más detalladas.
Según el New York Times, los altos mandos militares ucranianos se mostraban renuentes a compartir información sobre las batallas y los planes a ejecutar con sus socios estadounidenses, debido a posibles fugas de información. Esta filtración les dio la razón.