Un día después del asalto al recinto, los manifestantes dejaron el lugar y quitaron sus casas de campaña
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BAGDAD.
Un día después de la toma de la embajada de Estados Unidos en Irak, manifestantes respaldados por Irán comenzaron a retirarse de la sede diplomática después de que las tropas de Estados Unidos arrojaron gas lacrimógeno contra los rebeldes.
Las Fuerzas de Movilización Popular (PMF), organización de milicias chiitas anunció su retiro y agregó: “mensaje de los manifestantes ha sido escuchado”.
La retirada se produjo tras los llamados del gobierno y de los líderes de las milicias.
Los rebeldes quitaron sus tiendas de campaña y se trasladaron al lado opuesto del río Tigris, fuera de la Zona Verde que alberga oficinas gubernamentales y embajadas.
En tanto, helicópteros Apache de Washington volaron sobre la zona.
Después de lograr el objetivo previsto, nos retiramos de este lugar triunfantes. Hicimos que Estados Unidos cayera de bruces en la tierra”, dijo Fadhil al-Gezzi, un partidario de la milicia.
Con esto, terminó una crisis de dos días marcada por la brecha de seguridad en la mayor y más fortificada de las misiones diplomáticas estadunidenses en el mundo.
El ataque provocó que el Pentágono enviara más tropas a países vecinos.
El pasado martes, cientos de milicianos irrumpieron la embajada, rompieron ventanas y pintaron grafitis en las paredes.
Esa operación fue en respuesta a un ataque con cohetes contra una base militar iraquí de Kirkuk la semana pasada, en la cual murió un contratista estadounidense.
La embajada, ubicada a orillas del Río Tigris en un distrito gubernamental conocido como Zona Verde, es la misión diplomática de la Casa Blanca más grande del mundo y una de las más protegidas. En el pasado fue objeto de ataques con cohetes, pero las bajas son escasas.