Un personaje que emigró de Hong Kong al estado de Sinaloa habría sido una de las piezas clave para la siembra masiva de amapola, pero la actividad se salió de control y se convirtió en el lucrativo y sanguinario negocio que es hoy en día
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Tratar de explicar el origen del narcotráfico en México generalmente es remitirse al nombre de Pablo González, un capo de los años treinta apodado “El rey de la morfina”, y su esposa Ignacia Jasso “La Nacha”, quienes controlaban el tráfico de drogas en la zona fronteriza de Ciudad Juárez.
Pero la historia se remite a varias décadas atrás y lleva al estado de Sinaloa y más en específico a Badiraguato, la tierra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, fundador del Cártel de Sinaloa.
El historiador Froylán Enciso Higuera y el ex alcalde de Badiraguato Humberto Valenzuela Álvarez reconstruyeron en distintos momentos cómo se inició esta actividad hacia principios del siglo pasado con la migración china al noroeste del país.
“En términos de producción masiva hay antecedentes de chinos que entraron en ese negocio, pero no articularon grandes organizaciones, era para consumo, no había un cártel. Como los británicos los habían hecho adictos tuvieron la necesidad de seguir consumiendo opio”, dijo en su momento Enciso a Infobae México.
Las versiones populares llevan a un nombre: Lai Chang Wong, un inmigrante chino nacido en Hong Kong que habría emigrado a México en 1911.
A este personaje se le atribuye el haber formado parte de un plan del gobierno de Estados Unidos a principios de los años cuarenta para sembrar masivamente amapola en la sierra de Sinaloa ante la urgencia de tener los medicamentos suficientes que los soldados norteamericanos necesitarían si el país entraba a la II Guerra Mundial.
“Se habla mucho de este supuesto trato entre los gobiernos de México y Estados Unidos porque la goma de opio servía para los medicamentos que necesitaban para los soldados que estaban en el frente en la Segunda Guerra Mundial y en parte de Sinaloa, Chihuahua y Durango (conocida como el “Triángulo Dorado” por al abundacia de sembradíos de marhuana y amapola), encontraron condiciones para que creciera pronto”, señala a Infobae Juan Carlos Ayala, investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Lai Chang Wong, cuenta la historia, nació alrededor de 1869 en Hong Kong y se vio obligado a abandonar su tierra natal porque había embarazado a su tía política.
Después de huir de su hogar se empleó en San Francisco, EEUU, como cocinero, posteriormente trabajó en una botica gracias a que siempre le gustaron las lecturas sobre medicina. Después de que en México estalló la Revolución de 1910 cruzó la frontera y se enroló con los revolucionarios del noroeste a quienes curaba sus heridas hasta que un tiro en una pierna lo dejó sin posibilidades de mantenerse en constante movimiento.
Un sacerdote de nombre José Amarillas, en el pueblo de El Dorado, municipio de Badiraguato, lo convirtió al cristianismo y le puso su nombre, sin embargo, Enciso afirma en una investigación que realizó para la Universidad de California en San Diego que no se encontraron registros de algún religioso con ese nombre.
De Chang Wong era aficionado al juego, tenía muchos amigos y en un día de suerte en el que ganó mucho dinero se mudó a otro pueblo llamado San José de la Puerta también en Badiraguato donde puso su consultorio.
Además de sembrar la amapola, él mismo recolectaba la goma de los bulbos para preparar la mezcla que daba a sus pacientes en úlceras, llagaras y heridas. También preparaba gotas y soluciones.
La migración china empezó a ser víctima de persecuciones por los gobiernos revolucionarios, lo que llevó a muchos, entre ellos Amarillas, a refugiarse en el estado vecino de Chihuahua, donde siguió ejerciendo la medicina alternativa.
Cuando terminó la persecución regresó a Badiraguato donde no sólo tenía pacientes locales sino también cientos de personas que desde Chihuahua lo iban a buscar para comprar sus remedios a base de amapola.
A su regresó es cuando se habría involucrado en un plan junto con Estados Unidos para convertir a Sinaloa en un gigante sembradío de amapola, publicó en 2001 el ex alcalde Badiraguato, Humberto Valenzuela Álvarez en una revista local llamada Tribuna de Los Mochis.
“La comisión encargada de buscar el lugar apropiado para la siembra del enervante, se hizo acompañar de un señor de apellido Amarillas, de ascendencia China que tenía su domicilio en Jesús María, cerca de la presa El Varejonal (hoy López Mateos) y los llevó hasta las montañas en busca de clima y tierras apropiadas”, señala la publicación.
«Estas circunstancias fueron determinantes para que en esta región, les gustara al gobierno de Estados Unidos para la siembra de amapola, una preciosa, pero maligna flor», agrega.
Para 1946, ya finalizada la guerra, la zona de Badiraguato estaba repleta de amapola. “La gente peleaba por obtener semilla para vender el producto a intermediarios que trabajaban para el Ejército y el gobierno federal”, señala Enciso.
“El gobierno mexicano perdió el control de esta producción con el tiempo. Llegó el momento en que la comercialización de goma de opio era masiva”, menciona.
Aclara que la migración china trajo a México conocimientos sobre el manejo del opio. “Pero los chinos no pudieron iniciar solos ni fueron los grandes beneficiarios de las primeras redes de contrabando de opiáceos. Quedan muchas dudas sobre cómo se establecieron estas primeras redes, cuál fue el papel del gobierno y quiénes fueron los personajes que mayores beneficios obtuvieron de estos contrabandos”, agregó Enciso.
Los chinos en México perdieron el negocio porque “un buen narco debe tener conocimiento de cómo articular pactos de corrupción e impunidad con el gobierno y ser temerario para saber enfrentar la muerte y la aprehensión. Les faltó esa cercanía con el poder”, añadió.
En 2007, la periodista sinaloense Judith Valenzuela Ortiz, entrevistó para la revista Contralínea a uno de los hijos de Amarillas, de nombre Alonso, entonces de 97 años quien le relató que en los años cuarenta había empezado a sembrar amapola enseñado por su padre.
“Mi padre fue el primer hombre que trajo la semilla, sembró y procesó la goma de opio por aquel tratado que hubo entre México y los Estados Unidos, y enseñó a muchos a trabajarla. Se ganaba buen dinero en aquellos años, y a eso nos dedicábamos los que vivíamos aquí en la sierra. En esos tiempos, muchas familias completas se dedicaban a sembrar la amapola, pues cada quien tenía su pedazo de tierra en la sierra para eso. Luego le sacábamos la goma, la hacíamos bola y luego la vendíamos a quien nos la comprara”, expresó.
“Grandes fortunas se amasaron a finales de la década de los 30 y principios de los 40. Ricas y conocidas familias que actualmente manejan comercios importantes en el Estado, o son dueñas de grandes superficies de tierras, tuvieron el origen de su riqueza en el cultivo y el tráfico de drogas”, le confesó.