Jornada.com.mx/ En una ceremonia en la que por primera vez se rompió la tradición de jurar sobre la Biblia y ante un crucifijo, el socialista Pedro Sánchez asumió el cargo de presidente del gobierno de España.
Frente al rey Felipe VI, su predecesor en el cargo, el derechista Mariano Rajoy –quien le deseó suerte–, y las principales autoridades del país, Sánchez se convirtió en el séptimo mandatario desde la restauración de la democracia y en el primero en acceder al poder después de una moción de censura.
Hace sólo nueve días Rajoy logró la aprobación de los presupuestos generales del Estado, con los cuales, según sus cálculos, se garantizaba mantenerse en el poder hasta 2020, cuando se convocará a nuevas elecciones. Todo cambió cuando el ex tesorero del gobernante Partido Popular (PP), Luis Bárcenas, fue condenado a 33 años de cárcel y a pagar 44 millones de euros por llevar una contabilidad paralela del partido, que resultó implicado en una trama de corrupción político-empresarial.
Sánchez, líder del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), entendió que Rajoy y su gobierno se encontraban en su momento más débil y que además se hacía aún más vulnerable por la ruptura del diálogo con las fuerzas independentistas catalanas, y con sólo 134 diputados de los 350 del Congreso de los Diputados, por lo que promovió una moción de censura.
Así fue cómo en menos de 10 días Sánchez defenestró a Rajoy.
Al juramentar como nuevo presidente español, el líder del PSOE expresó: Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del gobierno, con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros.
El próximo paso de Sánchez como mandatario será dar a conocer su gabinete, en el que, insistió, no habrá ningún representante de otros partidos políticos, incluida la formación Podemos, a pesar de que sus 67 escaños fueron cruciales para darle el poder.
Toma posesión nuevo gobierno Catalán
El nuevo gobierno autonómico de Cataluña, presidido por el independentista Quim Torra, comenzó ayer tras la toma de posesión de sus nuevos consejeros, con lo que se da por finalizada la intervención de sus instituciones por la vía del artículo 155 de la Constitución. Después de los comicios del pasado 21 de diciembre y tras un largo proceso para la formación de la nueva administración, finalmente se recupera cierta normalidad institucional en Cataluña, si bien todavía está abierto el enfrentamiento con el Estado español y la fractura social en la región entre separatistas y unionistas catalanes.
Torra, quien fue designado por el ex presidente Carles Puigdemont –en libertad bajo fianza en Alemania y en espera de que se resuelva su petición de extradición por los delitos de rebelión y malversación–, ya funge de mandatario. Y como tal, su primer acto oficial fue desplegar una pancarta en la fachada de la sede de la presidencia catalana con un alegato en favor de los presos políticos y los refugiados.
Los nuevos consejeros, quienes en este caso mantuvieron la tradición medieval y juraron o prometieron el cargo frente a dos efigies de madera de un santo –Sant Jordi– del siglo XVI, se comprometieron a avanzar hacia la construcción de un Estado independiente.
Torra aprovechó su discurso de formación del nuevo gobierno para instar a Pedro Sánchez a hablar y tomar riesgos para negociar de gobierno a gobierno el desbloqueo de la crisis bilateral.