El virólogo Klaus Stohr, quien tuvo un papel clave en la OMS para enfrentar la pandemia del SARS, remarcó que pueden pasar hasta tres años para que la gran mayoría de la población contraiga la enfermedad.
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Klaus Stohr ha instado a los gobiernos durante muchos años a prepararse para la sombría posibilidad de una pandemia.
En 2003, desempeñó un papel clave en una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que rápidamente identificó un coronavirus como la causa del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave).
Stohr también hizo sonar la alarma sobre el potencial pandémico de la gripe aviar, llevando a países y empresas a aumentar la producción de vacunas en caso de que el padecimiento comenzara a extenderse ampliamente en las personas.
En la pandemia del COVID-19, que ha matado casi a 600 mil personas, el mundo enfrenta la crisis que este virólogo siempre temió. Stohr, quien dejó la OMS para unirse al fabricante de medicamentos Novartis en 2007 y se retiró hace un par de años, pinta un cuadro aleccionador.
El especialista habló con Bloomberg por teléfono, y sus comentarios han sido editados para mayor claridad y legibilidad:
Bloomberg: ¿Cómo ve el avance de la pandemia antes de que una vacuna esté potencialmente disponible?
Stohr: El comportamiento epidemiológico de este virus no será muy diferente al de otras enfermedades respiratorias. Durante el invierno, regresan.
Habrá otra ola de contagios y será una muy grave. Más de 90 por ciento de la población es susceptible a contagiarse. Si no regresamos nuevamente a bloqueos estrictos o medidas similares, el virus SARS-CoV-2 causará un brote significativo. El invierno llegará antes que la vacuna y habrá un aumento en los casos, y habrá problemas para contenerlos porque las personas no parecen muy susceptibles a más restricciones en su movimiento y libertad.
B: ¿Cuándo pronostica que pueden llegar las vacunas?
S: Países como Alemania pueden tener una cantidad significativa de vacunas a principios del próximo año y una implementación que puede llevar cuatro, cinco, seis meses para que lleguen a los ancianos. La estrategia puede ser diferente para un país como Brasil, Argentina o Chile, que tal vez nunca reciban una sola dosis de una vacuna y aún tengan que hacer frente a la pandemia.
El mundo se dividirá en dos grupos: aquellos con vacunas y los que no las tengan.
B: ¿Cómo ve que aumenta la inmunidad mundial a medida que se introducen las vacunas y se propaga la enfermedad?
S: Supongo que a mediados del próximo año, una parte significativa del mundo contará con anticuerpos. Eso aumentará gradualmente con el tiempo. Luego habrá una tercera ola, y cuando esa termine, pienso que 80 por ciento del mundo puede tener anticuerpos si las cuarentenas no son instituidas, lo cual dudo.
B: ¿Qué significa eso para las vacunas en desarrollo?
S: Estamos en un gran, gran dilema. Tenemos que destinar todos los recursos que podemos permitirnos al desarrollo de una vacuna, pero por otra parte, creo que el sentido común nos dice que las vacunas no estarán disponibles para la mayoría del mundo.
Puede haber, para fines de este año o principios de 2021, 500 millones de dosis disponibles. La población mundial es de 7 mil 500 millones de personas. Aquellos países que tienen una infraestructura insuficiente y luchan con sus sistemas de salud y tienen grandes poblaciones, ¿qué vacuna van a tener?
B: Varios grupos, incluida la OMS, se están centrando en garantizar el acceso equitativo a las vacunas. ¿Eso no ayudará a abordar esas preocupaciones?
S: Sería irresponsable no hacer nada. Sin embargo, la mayoría de la población mundial no recibirá una vacuna. El virus continuará propagándose, y podrían pasar de dos a tres años antes de que el virus haya afectado a una gran mayoría de la población.
No es la vacuna la que va a terminar con la pandemia. El virus terminará con la pandemia que provocó quemando cada ‘pieza de madera seca’ que encuentre. El ‘fuego’ no se apagará antes de que la última persona susceptible haya sido afectada.
Entonces la pregunta es qué papel desempeñará después cualquier vacuna.
B: Se muestra optimista respecto a que los investigadores lograrán crear vacunas. ¿Cómo evalúa las perspectivas y los riesgos potenciales?
S: El coronavirus no es un virus particularmente difícil de manejar. Incluso las vacunas convencionales podrían marcar la diferencia, y tenemos diferentes enfoques: vacunas vectoriales, ARNm. Eso es muy prometedor.
En el pasado, cuando se introduce una vacuna, tienes un aumenta gradual en su uso y en el número de personas inmunizadas. Si surge algo, incluso eventos muy raros, se notará con bastante anticipación.
Con el COVID-19, la vacuna se usará en grandes cantidades, posiblemente cientos de millones de dosis, en un período relativamente corto, de seis meses a un año. Entonces, la pregunta es si hay algo posiblemente persistente en la vacuna que no pueda detectarse en las pruebas de seguridad a gran escala durante el proceso de aprobación.
B: Comentó que los países necesitan ajustar sus estrategias. ¿Cuál es el mejor enfoque que pueden adoptar los gobiernos?
S: Tenemos que encontrar una manera de abrir nuestras comunidades de una manera que respalde nuestro objetivo médico a largo plazo, que es la menor cantidad de víctimas a lo largo del tiempo, aceptando que no se puede evitar la propagación de la infección, no hay una herramienta disponible para ello.
Tenemos que vivir con este virus y tenemos que encontrar una manera adecuada de asegurarnos de que cuando terminemos con esto, miremos hacia atrás y digamos que hicimos lo mejor que pudimos para prevenir la muerte y la enfermedad. Pero no podemos esperar a que ocurra alguna especie de milagro y el virus desaparezca. La estrategia perfecta no está disponible.
B: Has abordado varios virus, desde el SARS hasta la gripe aviar, ¿hay alguna lección del pasado que sea relevante hoy?
S: Desde 2003 hemos estado hablando sobre la planificación contra una pandemia. Algunos países desarrollaron estos planes y los usaron. Creo que aquellos que tenían un plan pandémico decente estaban un par de pasos por delante, pero todavía hay países sin ningún plan. El aprendizaje es preparar su plan contra pandemias.
Puede parecer claro que solo aquellos que tendrán la producción de vacunas en su territorio tendrán acceso a las vacunas durante la pandemia. Espero que no resulte de esta manera, pero me temo que sí. Con suerte, esto dará como resultado una mayor inversión en preparación contra pandemias y preparación para vacunas en los próximos años, de modo que la próxima pandemia se aborde mejor que esta.