Martha Sigala relata que el 7 de agosto fue la última vez que vio a su nieto y a su hija Claudia Lizbeth, quien padece de sus facultades mentales. Ésta le avisó que iría al centro junto con Pepito y Miguel Martín “N”, a quien conoció tres días antes cuando hacía labores de construcción, al otro lado de su casa, en la colonia Oblatos.
Como no regresaron, al día siguiente Martha presentó una denuncia por desaparición, por lo que las autoridades emitieron una Alerta Amber para localizar a madre e hijo.
Una vez que fueron ubicados, Miguel Martín habló con Héctor Gutiérrez, “un conocido suyo que trabaja en la Comisión de Búsqueda, para decir que Claudia estaba ahí (con él) por voluntad propia, era mayor de edad, y entonces se desactivó la Alerta porque supuestamente ya los habían localizado”, menciona la mujer.
Insiste que necesitaba hablar con su hija, pero la autoridad no “me hizo caso”, ni siquiera el “oficial Carrillo que también me pidió fotos de ellos”, y ella le subrayó que Claudia estaba mal de sus facultades mentales.
Miguel Martin incomunicó a Claudia, quien no sabe leer ni escribir. Y vía WhatsApp el sujeto envió mensajes a Martha para amenazarla y le pidió que los dejara en paz.
En pocas ocasiones Miguel permitió que Claudia mandara mensajes de voz por WhatsApp a su mamá, pero él le dictaba al oído lo que tenía que decir, según se aprecia en los audios que dio a conocer la señora a este medio.
Miguel realizaba la misma acción con el niño, quien en el audio se escuchaba angustiado, e incluso mandó una imagen a Martha en la que aparecen Claudia y Pepito sosteniendo una cartulina con un mensaje supuestamente escrito por ella para decir que se encontraban bien.
“Claudia no sabe leer ni escribir y mucho menos usa esas palabras”, dice la madre.
El pasado martes recibió una llamada de la fiscalía de Chapala para preguntarle si era Martha, la abuela del niño. Ella se sorprendió con la noticia de su muerte, y cuando fue a identificar el cuerpo observó que el menor estaba extremadamente delgado y con el rostro destrozado.
Martha también vio a su hija, ya detenida, quien le pidió perdón y le aseguró que el niño se había caído de la bicicleta.
Martha pide justicia para Pepito “porque era un niño inocente”, y que Miguel pague con cárcel porque no alimentó a su hija ni a su nieto, y mató a golpes al menor.