Según los expertos, estas características habrían influido en los niveles de impacto de la pandemia en distintos países.
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Un equipo de científicos italianos del Instituto Nacional de Astrofísica de Roma ha desarrollado un modelo sobre cómo los rayos ultravioleta generados por el Sol podrían ayudar a matar el coronavirus. La versión preimpresa del estudio fue publicada recientemente el sitio MedRxiv.
Los expertos señalan que las radiaciones UV-A y UV-B son capaces de romper el material genético de los virus y están dotadas de propiedades germicidas. Sobre esta premisa, calcularon cuánto tiempo necesitaría el nuevo coronavirus para ser destruido bajo la exposición de los rayos solares.
Los investigadores estudiaron las características de más de cien países, obteniendo diferentes resultados. En términos generales, estimaron que desde enero a abril, aquellos países que se encuentran en latitudes de entre 40 y 60 grados al norte de la línea ecuatorial, se requirió una exposición a la luz ultravioleta de entre 30 minutos y 14 horas al día para matar el 63 % del patógeno.
Este grupo abarcó los territorios de China, Italia, España, Reino Unido y EE.UU., entre otros. «En los países del norte, los brotes se produjeron a tasas elevadas durante decenas de días a pesar de las severas medidas de distanciamiento social adoptadas por la mayoría de estas naciones», agregan los autores.
Según los expertos, los niveles de exposición ante los rayos ultravioleta en varios países habrían influido en el impacto de la pandemia, tanto en su evolución como en su virulencia, durante los meses de enero y mayo de 2020.
Asimismo, el estudio encontró que en las zonas meridionales del mundo, en las regiones ubicadas entre 40 y 60 grados al sur de la línea equinoccial, la luz solar tardaba entre 4 y 35 minutos en matar el 63 % del virus. En este caso se incluyeron países como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile, Argentina y Zimbabue.
No obstante, los resultados de la investigación aún no han sido revisados por pares. Es decir, que el estudio todavía no ha sido evaluado y, por lo tanto, no debe usarse como guía de práctica clínica.