En su nuevo informe anual, la DEA reveló que cárteles como el Cártel Jalisco y el Cártel de Sinaloa utilizan redes chinas de lavado de dinero para burlar a las autoridades
infobae.com
En la lucha contra el narcotráfico, el seguimiento del dinero ha sido históricamente más complejo que el decomiso de drogas o la captura de líderes criminales.
El más reciente informe de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), titulado National Drug Threat Assessment 2025, describe en detalle cómo los cárteles mexicanos han perfeccionado su maquinaria financiera a través de redes clandestinas de operadores chinos, criptomonedas y sistemas bancarios alternos que les permiten mover miles de millones de dólares fuera del radar de las autoridades.
Lejos de las cuentas bancarias tradicionales, el dinero procedente de la venta de drogas sintéticas como fentanilo y metanfetaminas se blanquea mediante estructuras paralelas que operan fuera del sistema financiero formal, conocidas como sistemas bancarios clandestinos chinos, o CUBS (por sus siglas en inglés: Chinese Underground Banking Systems).
Estos esquemas, utilizados principalmente por el Cártel de Sinaloa (CDS) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aprovechan vacíos regulatorios, redes migrantes y plataformas digitales para borrar el rastro del dinero ilícito.
Sin tocar un solo banco

Según la DEA, estos mecanismos permiten que el dinero generado en Estados Unidos por la venta de drogas llegue a los operadores en México o Asia sin cruzar físicamente la frontera ni aparecer en los registros bancarios.
Uno de los hallazgos clave del informe es que estas redes financieras operan dentro del territorio estadounidense, en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Atlanta, así como en zonas logísticas de alto volumen comercial como Seattle, Houston y Miami.
Los operadores actúan como intermediarios confiables, encargándose de comprar el efectivo con moneda local y realizar la transferencia a los destinos solicitados. Este modelo elimina la necesidad de mover físicamente grandes volúmenes de dinero en vehículos o maletas, reduciendo el riesgo logístico para los cárteles y las incautaciones fronterizas.
El proceso inicia con el ingreso en efectivo que obtienen los distribuidores en ciudades estadounidenses. Ese dinero es entregado a intermediarios que lo cambian por su equivalente en yuanes o pesos, utilizando redes clandestinas.
Sobre este sistema, la DEA explica que “las redes chinas de lavado de dinero facilitan el movimiento de fondos ilícitos usando sistemas bancarios subterráneos que operan por fuera del sector financiero regulado”.
Este mecanismo ofrece velocidad, anonimato y confiabilidad entre criminales. A menudo, quienes manejan estos fondos son empresarios o intermediarios chinos que también operan negocios legítimos, los famosos brokers, lo que permite disfrazar las transacciones mediante compras de bienes, exportaciones ficticias o depósitos fraccionados.
Además, la DEA advierte que estos operadores no trabajan exclusivamente para cárteles mexicanos, sino también para organizaciones criminales asiáticas, africanas y de Europa del Este, lo que refuerza el carácter global de estas redes.
Criptomonedas: cada vez más cárteles las prefieren

Junto con los sistemas CUBS, los cárteles han adoptado el uso de criptomonedas como un canal alternativo de lavado. Las monedas digitales —como Bitcoin, Ethereum y otras más difíciles de rastrear— se emplean para mover ganancias sin pasar por mecanismos convencionales de supervisión bancaria.
La DEA destaca que, entre 2020 y 2024, incautó más valor en criptomonedas vinculadas al narcotráfico que en efectivo físico:
- $2.5 mil millones en criptoactivos.
- $2.2 mil millones en billetes y monedas.
Esta tendencia refleja la creciente profesionalización financiera de los grupos criminales. El uso de criptodivisas también ha permitido una mayor descentralización: las transacciones se fragmentan, cruzan jurisdicciones y usan billeteras digitales anónimas, dificultando su rastreo por parte de agencias internacionales.
El informe también indica que los cárteles ya no se limitan a Bitcoin o Ethereum: han comenzado a utilizar monedas más opacas como Monero, así como plataformas de intercambio descentralizadas y servicios de mezcla de criptoactivos (mixers) que hacen aún más difícil rastrear el origen y destino de los fondos.
No olvidan las formas tradicionales

Tanto el CJNG como el Cártel de Sinaloa cuentan con estructuras propias de lavado de dinero, pero el informe de la DEA señala que ambos han profundizado sus vínculos con redes chinas de financiamiento ilícito.
“Las organizaciones criminales mexicanas, en particular el CJNG y el CDS, han recurrido a redes chinas para lavar grandes volúmenes de dinero, lo que reduce su necesidad de mover efectivo a través de la frontera”, advierte el informe.
Además de las transacciones electrónicas y los sistemas bancarios clandestinos, los cárteles continúan utilizando formas tradicionales de blanqueo, como el contrabando de valores, el uso de empresas fachada, el comercio internacional simulado (TBML, por sus siglas en inglés) y las transferencias estructuradas.
En muchos casos, el dinero pasa por empresas legales vinculadas al comercio de bienes electrónicos, automotrices o farmacéuticos, donde se mezcla con ingresos lícitos y es redirigido a México, Colombia o Asia. La DEA agrega que también se emplean facturación falsa y sobrevaloración de importaciones/exportaciones.
Una amenaza poco visible<b> </b>

Aunque los decomisos de drogas y las detenciones atraen más atención mediática, la DEA subraya que el sistema financiero clandestino es uno de los pilares menos visibles y más resistentes del crimen organizado. Su existencia permite que las organizaciones criminales:
- Reinviertan en producción, armas y sobornos.
- Expandan operaciones a otros países.
- Compren bienes raíces, empresas y vehículos para seguir operando bajo apariencia legal.
“Estas redes de lavado constituyen una amenaza seria para la integridad del sistema financiero global y continúan evolucionando para eludir la detección”, concluye la DEA.
Además, la agencia advierte que las organizaciones criminales han desplazado progresivamente métodos tradicionales de lavado, como el uso de casas de cambio, cuentas bancarias o remesadoras, debido al mayor escrutinio de los sistemas financieros formales. Ahora optan por mecanismos que no requieren documentación ni intermediación bancaria oficial.