Moreira, el eslabón entre Peña y el general Cienfuegos

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El expresidente de México Enrique Peña Nieto y el general Salvador Cienfuegos Zepeda entablaron una relación de amistad 13 años atrás. La confianza del primero en el segundo fue tal que lo llevó a encabezar la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)… y a estar hermanados en los operativos contra el crimen organizado.

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En su sexenio, Peña Nieto convirtió a su amigo en el encargado de presionar a los legisladores federales para aprobar la entonces llamada Ley de Seguridad Nacional, mediante la cual ambos obtendrían impunidad ante posibles acusaciones de violación de los derechos humanos durante la lucha contra el narcotráfico y evitarían pasar por un litigo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como sí le ocurrió a Felipe Calderón.

El engarce entre Peña y Cienfuegos fue el exgobernador de Coahuila Humberto Moreira, promovido como dirigente nacional del PRI cuando el mexiquense era precandidato presidencial.

La intervención de Moreira fue clave para Peña Nieto en el sector castrense, círculo del cual conocía poco.

El 2 de julio de 2012, día de la jornada electoral, Proceso publicó el reportaje Una ruta llena de fango, en el cual se da cuenta de la relación de Moreira con Peña Nieto y otros personajes cuestionados públicamente por su inesperado enriquecimiento; entre ellos también figuraba Carlos Castillo.

En octubre de 2011, un año antes de obtener la nominación oficial de su partido a Los Pinos, gobernadores y exgobernadores acudieron a un encuentro en McAllen, Texas, en la casa de Castillo –alías El Dragón–, para refrendar su apoyo a Peña Nieto.

En la cita estuvieron el entonces gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, y el de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, así como el exgobernador de Coahuila que para ese entonces ya era el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira.

El 15 de junio de 2009, Castillo, quien a la postre fue detenido por el gobierno estadunidense por presuntos vínculos con el crimen organizado, realizó una fiesta en su residencia de McAllen. Al encuentro acudieron, según el blog de noticias Signos de Tamaulipas, Peña Nieto, Humberto Moreira y el entonces gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, actualmente preso por presuntos vínculos con el narcotráfico.

Debido a sus relaciones políticas y empresariales, Humberto Moreira se convirtió en marzo de 2011 en el personaje idóneo de Peña Nieto para dirigir el PRI.

Además del partido, el entonces dirigente nacional también fue el pasaporte de Peña a los círculos castrenses. Así, ese año resultó clave para el expresidente de México y los generales vinculados a Moreira, entre quienes figuran Jorge Juárez Loera, Roberto Miranda Sánchez y el propio Salvador Cienfuegos.

Los dos primeros eran viejos conocidos de Moreira, pues cada uno de ellos había estado al frente de la XI Región Militar, que abarca los estados de Coahuila, Chihuahua, Durango y Nuevo León.

Círculo militar

En el mismo año que Moreira ascendió a la dirigencia nacional priista, el general de división Jorge Juárez Loera logró escalar a la Oficialía Mayor de la Sedena.

En el primer semestre de 2011 el general de división Diplomado de Estado Mayor (DEM) Roberto Miranda Sánchez fue nombrado inspector y contralor general del Ejército y la Fuerza Aérea.

Mediante Humberto Moreira, el peñanietismo logró sumar voluntades en el sector castrense. Sin embargo, la inesperada muerte del general Juárez Loera, el 21 de mayo de 2011, fue lo que benefició más a Peña Nieto.

De acuerdo con un comunicado de la Sedena, el deceso del general fue causado por un accidente de tránsito, un par de días después de que fuera enviado a retiro.

El lugar de Juárez Loera en la Oficialía Mayor fue ocupado por Miranda Sánchez, y el hueco que éste dejó como inspector y contralor general del Ejército y Fuerza Aérea fue ocupado por un hombre aún más cercano a Peña Nieto: Salvador Cienfuegos Zepeda.

La génesis de la relación entre Peña y Cienfuegos se ubica cuando el primero gobernaba el Estado de México y el segundo era el responsable de la Región Militar I, que comprende la Ciudad de México y la entidad mexiquense.

Durante su mandato estatal, Peña Nieto fue benévolo con los militares. El 29 de abril de 2009 firmó dos convenios con la Sedena en los cuales les transfería, vía permuta, dos grandes predios.

De esa manera, la 22/a Zona Militar abandonó el centro de Toluca –donde estaba desde hace 60 años–, para ocupar un predio de 70 hectáreas en el municipio de Rayón.

La nueva sede integra “un cuartel general, instalaciones para un batallón de infantería, otro para un cuerpo de defensa rural, una unidad habitacional militar con 118 viviendas, enfermería, jardín de niños y escuela primaria. “Además, una planta de tratamiento de aguas residuales y un pozo para el abastecimiento de agua potable, así como un auditorio, áreas deportivas y helipuerto”, detalló el entonces gobierno estatal de Peña en un boletín de prensa.

Sobre el segundo terreno se dio a conocer que se establecería en San Miguel Ixtapa, municipio de Tejupilco. “Una corporación militar con un efectivo de 654 hombres, lo cual constituye un hecho de gran significado y trascendencia para los habitantes del sur del estado, quienes se han visto amenazados por la presencia de grupos delictivos organizados”.

Al inicio de 2012 el general Miranda Sánchez pasó a retiro y, de nuevo, los movimientos favorecieron al entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República: el lugar de Miranda en la Oficialía Mayor fue ocupado por el general Cienfuegos.

En tanto, el espacio que dejó Cienfuegos como inspector y contralor general del Ejército y Fuerza Aérea pasó a manos de otro cercano a Moreira: Mario Marco Antonio González Barreda.

Hasta el 17 de enero último, González Barreda fue el comandante de la XI Región Militar con sede en Torreón, Coahuila, cargo en el que antes estuvo el general Juárez Loera y anteriormente Miranda Sánchez, dos viejos conocidos de Moreira.

La cercanía del exgobernador de Coahuila con el sector castrense y las posiciones clave de sus amigos en la Sedena impulsaron a Cienfuegos para que, de manera inesperada, entrara en la carrera por la Secretaría de la Defensa Nacional.

Cienfuegos desplazó a Demetrio Gaytán Ochoa y a Luis Arturo Oliver Cen, quienes también ocupaban posiciones importantes en la Sedena.

                                                         
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