Por Mauricio Lira Camacho
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Falta mucho por hacer para erradicar indigencia y pobreza.
En Puerto Vallarta se viven los extremos, familias con opulencia y personas en extrema pobreza, los programas sociales insuficientes para atender todas las demandas.
Es por ello que la indiferencia de los gobiernos en sus tres niveles, propician que haya en este destino, muchas personas quienes se ganan la vida pidiendo dinero en los cruceros y principales avenidas.
La pobreza en su máxima expresión.
La falta de mayores programas, pero sobre todo de espacios de atención, para estas personas, es evidente.
Hombres y mujeres de todas las edades son vistos por automovilistas y ciudadanía en general, haciendo todo tipo de actividades, para recibir dinero de las personas.
Algunos debiles visuales vendiendo dulces y boletos para una rifa, otros con bata blanca esperando en la carretera estatal, donaciones para grupos de ayuda, algunos jóvenes haciendo maromas y bailes en los cruceros de avenida Grandes Lagos en el fraccionamiento de Fluvial Vallarta.
Mujeres vendiendo flores y a cuestas cargando un niño siempre dormido, en el crucero de las avenidas Prisciliano Sánchez y la México.
Vendedores de diarios en la avenida de ingreso, Francisco Medina, niños que ayudan a personas en sillas de ruedas para la venta de paletas y bolis en todo Fluvial Vallarta.
Señoras que invaden la avenida de ingreso, Francisco Medina a la altura de la Administración Portuaria Integral, API y minusválidos en la glorieta salida de la delegación Las Juntas.
También es sabido, el hecho de que son familiares quienes explotan a estas personas para obligarlas a llevar algo de dinero a la casa.
Sin embargo, cuando ocurre un accidente o la autoridad en turno, realiza operativos de ayuda, son estos familiares quienes se oponen rotundamente para que se los lleven y tengan mejores oportunidades.
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