Científicos continúan cría de totoaba sin que se haya resuelto el tráfico ilegal

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ENSENADA, B.C., (apro).- Pese a que la banda internacional que captura y exporta ilegalmente totoaba en el Alto Golfo de California sigue operando en la región, la comunidad científica de Ensenada continúa depositando miles de juveniles del pez en el Mar de Cortés y usa fondos públicos para desarrollar tecnología de producción de la especie en estanques que beneficiará a empresas acuícolas privadas.

La Facultad de Ciencias Marinas (FCM) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) por un lado, y el Departamento de Acuacultura del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), por otro, comunicaron por separado dos actividades relativas a la totoaba.

El doctor Conal David True, responsable técnico de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de la FCM, manifestó el 25 de junio que, a esa fecha, la institución educativa ha liberado en el Alto Golfo de California cerca de 133 mil peces.

Líder mundial en el desarrollo de la biotecnología que permite la reproducción de la Totoaba macdonaldi, la UABC liberó ese día, en aguas del puerto de San Felipe, Mexicali, 4 mil 200 juveniles del pez que se criaron en el nuevo Laboratorio de Reproducción y Crianza de Totoaba en Cautiverio que la universidad inauguró en enero con una capacidad para producir hasta un millón de crías.

Al hablar en la ceremonia de liberación, el rector Daniel Octavio Valdez Delgadillo, dijo: “El trabajo de investigación en torno a la totoaba representa un ejemplo de tenacidad y claro interés de aplicar las ciencias del mar para resolver problemas que nos unen como universitarios a la sociedad de Baja California.”

Y presumió que el liderazgo mundial de la UABC ya echó raíces a otros centros de reproducción en Sonora y Baja California Sur, estados de la república en donde operan seis Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs) de totoaba, avaladas por la Semarnat, de las cuales tres pertenecen a empresas privadas.

Las tres compañías, entre las que destacanCygnus Ocean Farms S.A. de C.V. y Earth Ocean Farms (EOF), poseen concesiones para llevar a cabo la engorda, comercialización, repoblamiento y acciones de conservación del pez.

Según los permisos que poseen, sólo están obligadas a utilizar el 20% de la producción de juveniles con fines de repoblamiento. El resto lo pueden comercializar en el país o el extranjero, por lo que el enorme valor comercial que los buches tienen en el mercado asiático es lo que está detrás del despunte de la acuacultura del pez en México.

Por ejemplo, otra empresa del ramo –Biodiversidad Acuícola S.A. de C.V., que en Sinaloa cultiva camarón- se alió a investigadores del CICESE y con recursos públicos del hoy cancelado Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), terminó la primera fase de un experimento: usar una novedosa tecnología denominada biofloc, para cultivar totoaba en estanques bajo condiciones de menor calidad ambiental.

El 28 de junio, el doctor Benjamín Barón, investigador del Departamento de Acuicultura del mayor Centro de Investigación del Conacyt, explicó que la tecnología de biofloc se caracteriza por el desarrollo de comunidades microbianas que utilizan los desechos nitrogenados y la materia orgánica del medio para transformarlos en biomasa microbiana.

Esto reduce el uso de grandes volúmenes de agua y minimiza el impacto ambiental, promoviendo el desarrollo sustentable en la acuicultura.

El investigador recordó que la totoaba es una especie carnívora que, en principio, no puede aprovechar el biofloc porque se alimenta de peces pequeños, no de bacterias. Sin embargo, esta técnica permite depurar la calidad del agua por lo que el objetivo inicial del proyecto era mantener la calidad del agua y esa meta se logró con éxito.

Ahora, lo que sigue de acuerdo con el doctor Barón es tratar de controlar la concentración de partículas en el agua porque, aunque las bacterias tienen un efecto benéfico en algunos parámetros de la calidad del agua, al ser tan abundantes también tienen un efecto negativo en estos peces.

Mientras ambas instituciones educativas alcanzan sus objetivos de experimentación y producción acuícola de Totoaba en beneficio del sector empresarial, la operatividad del tráfico ilegal de las vejigas natatorias (buches) del pez sigue intocable.

Ocasionalmente, la Fiscalía General de la República (FGR) logra decomisar buches de totaba a la mafia china que opera en Tijuana y que en septiembre del 2018 la organización ambientalista Elephant Action League (EAL) identificó como “Los Viejos Chinos”, que encabeza un empresario que apodan “P9” y cuya ficha el grupo entregó al gobierno deEnrique Peña Nieto.

Los dos últimos golpes ocurrieron en junio: el día 1, en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, elementos de la FGR detuvieron a una mujer china –Peiyi “H”– que trasportaba 47 buches. Y el día 23, en Puertecitos, Ensenada, localizaron una bolsa con 43 vejigas.

De acuerdo con la fiscalía, las 90 piezas pesaron a 122.4 kilogramos con un valor mínimo en San Felipe de 428 mil 400 dólares (7.7 millones de pesos), y en China de 9.8 millones de dólares (176.2 millones de pesos).

Destacó un hecho sin precedente en México: el Ministerio Público Especializado en Investigación de Delitos contra el Ambiente acordó la suspensión condicional del proceso a Peiyi “H” por un término de seis meses, imponiéndole diversas condicionantes.

Entre las condiciones está la de pagar a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) 203 mil 989 pesos por concepto de reparación del daño, algo que sólo había hecho la Corte Federal en San Diego, California, cuando en marzo de 2014 sentenció a un ciudadano estadounidense a pagar 500 mil dólares a México por concepto de reparación del daño causado por el tráfico ilegal de totoaba.

                                                         
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